La Egiptología de rebajas (I)
Por Víctor Rivas
Creación: 22 febrero, 2007
Modificación: 3 noviembre, 2020
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Desde un tiempo a esta parte, vemos como los esfuerzos de egiptólogos e instituciones con años de experiencia docente en Egiptología, está chocando con una nueva corriente que se está poniendo de moda, y malogrando todos los esfuerzos que se realizan por hacernos llegar una formación seria y contrastada, a través de cursos, conferencias, seminarios y demás manifestaciones culturales relacionadas con el antiguo Egipto.

Resulta cuanto menos curioso y a la vez descorazonador, comprobar como nosotros, los ciudadanos de a pie, los que nos enfadamos si el tendero de la esquina nos devuelve un céntimo de menos, los que exigimos claridad en nuestras facturas, los que nos peleamos por una justicia equitativa, los que exigimos el cumplimiento de nuestros derechos, no demandemos con la misma intensidad, una claridad meridiana sobre quienes se erigen o autoproclaman personas válidas para conducir un evento de formación egiptológico.

¿A dónde ha ido a parar nuestro criterio?. Parece ser que nuestro nivel de exigencia en temas egiptológicos ha sufrido una caída en picado y de una manera preocupante, y no será por falta de oferta, ahora no, sino que cabe la posibilidad de que nuestra percepción esté siendo desviada hacia otros frentes, para ocultarnos lo que realmente importa. Siempre se ha dicho que el fútbol es el opio del pueblo, o mejor dicho, una forma que se utilizaba en décadas pasadas, para desviar la atención del pueblo sobre temas importantes que afectaban al país, y esta técnica poco novedosa vemos como se utiliza en asuntos varios relacionados con la Egiptología, casi siempre de manera bastante desairada y con la intención de hacerse con la razón a través de la fuerza, con la única intención de conseguir que nos “despistemos” y olvidemos nuestra objetividad y por desgracia, podemos encontrar ejemplos bastante cercanos. Todo ello produce una sectorización de nuestro criterio, o lo que es lo mismo, favorece la creación de “bandos” y solo por pertenecer a uno de ellos hipotecamos nuestro criterio sin preguntarnos si el “bando” en el que estamos, es el adecuado para conducir nuestra formación egiptológica, y con ello perdemos la perspectiva, obsequiamos nuestro derecho a la crítica y entregamos nuestra libertad de raciocinio.

El estudio de la Egiptología, como cualquier rama relacionada con el conocimiento, reclama y exige un respeto, y los conductores de nuestra formación son los primeros que deben ser respetables, y no meros prestidigitadores o vendedores de ilusión, y no debemos permitir que nuestra participación en “circos” egiptológicos ayude a su evolución, convirtiendo algo que amamos en una egiptología de oferta, en donde por la asistencia a un curso se nos obsequie con dos entradas para ir al cine, por informarnos se nos entregue un vale descuento para un “todo a 100”, o se nos ofrezca en exclusiva el último cotilleo conocido de la persona que toque en aquel momento.

El criterio, palabra muy utilizada y que significa; norma para juzgar una cosa, se está quedando solo en la palabra, que de tanto utilizarse, ha perdido su identidad.

Cuando emprendemos la dura tarea de enviar a nuestros hijos al colegio, antes de lanzarlos a cualquier “ruedo”, como padres, nos aseguramos de que ese colegio cumpla con unas mínimas normas educacionales que bajo nuestro criterio sean las correctas, nos aseguramos de hablar con el director de la institución para que nos informe de cómo tratarán la evolución de nuestros hijos, y comprobamos que el profesorado se ajusta a lo que demandamos a través de las habituales reuniones.

No obstante, sin saber el motivo exacto, no hacemos lo mismo cuando decidimos acudir a una institución egiptológica. El problema radica posiblemente, en que si un hospital, por poner un ejemplo, pusiera el cartel de hospital sin pasar las inspecciones adecuadas y sin contar con los profesionales necesarios, sería cerrado de inmediato y sus responsables multados o encarcelados, pero no pasa lo mismo con la egiptología y por este motivo cualquiera puede erigirse en difusor egiptológico sin contar con la preparación adecuada, por ello, debemos estar más atentos y ser mucho más críticos.

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