Jean-Baptiste Joseph Fourier
Por José Antonio A. Sancho y Gerardo Jofre
1 abril, 2007
Modificación: 4 junio, 2020
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Jean-Baptiste Joseph Fourier

Auxerre (Francia), 21-3-1768/ París (Francia), 16-5-1830

Hijo de Joseph Fourier y Edmée Germaine Lebègue

Joseph Fourier nació en la ciudad de Auxerre, en plena Borgoña francesa, producto de la unión de su padre, un humilde sastre, con la señorita Edmée Germaine Lebègue con quien contrajera matrimonio tras enviudar de una esposa anterior que le había dado tres hijos. Con ella llegaría a tener trece, siendo Fourier fue el 10º.

Poco se sabe de aquellos primeros años. Apenas de las dificultades que pasaron en su familia con los escasos beneficios que reportaba el oficio de su padre. Pero esas dificultades no acabarían en su más tierna infancia, sino que unido a la muerte paulatina de hasta seis de sus hermanos, la de su madre, y dos años después, la de su padre, lo hicieron huérfano a la edad de 10 años. En esas circunstancias, la piedad del municipio hizo que fuera adoptado por el entonces organista de Auxerre, un adepto de las teorías de Jean-Jacques Rousseau, Joseph Pallais, quien le enseñaría a leer y escribir, y parece lo formaría en sus mismos ideales, hasta que la escuela benedictina de Auxerre en la que estudiaba es elegida por el rey Luís XV para ser academia de formación militar, y Fourier, por entonces muy buen estudiante, es elegido y pasa a formar parte de su institución. Allí habría de permanecer hasta los 14 años, siendo instruido en una disciplina militar moderna en la que se le enseñarían materias tales como ciencias, música o idiomas, además de geometría, álgebra, retórica, y matemáticas dónde mostraría una especial preparación. Fueron años en los que perfeccionaría su pericia con soluciones algebraicas que harían de él un gran experto llegando a ser presentado en la « Académie des Sciences » del « Institute de France » de París.

Pero la agitación social por la que atravesaba Francia en aquellos años hizo que olvidara su espíritu científico y decidiera participar activamente en los nuevos postulados que le llevarían, por su preparación intelectual, a verse inmerso en el comité popular de Auxerre, hasta que la caída de la monarquía absolutista francesa y la implantación de la república asamblearia le hicieron volver a sus estudios tras no pocas vicisitudes.

En esta ocasión en la « École Normale » de París y luego en su « École Polytechnique » dónde proseguiría con sus cálculos e investigaciones. En esta última sería dónde recibiría la convocatoria para participar de una misión secreta que le llevaría a Toulon y allí embarcar junto a diversos arquitectos, botánicos, médicos, economistas, artistas, etc. y 35.000 soldados, en una escuadra de 400 navíos rumbo a Egipto con el propósito de ocuparlo y recoger la más amplia información posible de aquél país de especial importancia para los intereses estratégicos franceses. Allí llegarían el 1 de julio de 1798, y en 1801, tras la capitulación egipcia, los franceses hacerse con el control del país.

Ya en Egipto, realizó trabajos para aquella misión científica que, no sin dificultades, recorrería el país y registraría multitud de testimonios de su pasado así como de su presente que serían la base para la edición de los famosos volúmenes del « Description de l’Égypte » con los que se abriría en Europa el estudio de su pasado. Pero no sería su única actividad en suelo egipcio, sino que siendo nombrado prefecto del Bajo Egipto, además de promover una educación que permitiera salir a los egipcios de su retraso, cuando fue designado vicepresidente del « Institut d’Égypte », a su interés científico se unió el de historiador. En esa etapa sería descubierta la « Piedra de Rosetta » (aunque no reconocida su importancia), realizó diversas expediciones por el Lago Natrón, Necrópolis y Pirámides de Guiza, Alto Egipto dónde en Tebas mostraría interés por la escritura jeroglífica, y Templo de Hathor en Dendera donde habría de pasar días observando el zodiaco que el general Desaix había descubierto. Pero las derrotas sufridas por el ejército francés frente a las del inglés Nelson en batallas como las de Abukir, Heliópolis, o Canope, o las propias egipcias provocaron la salida de las tropas francesas del país y con ellas la misión científica que les acompañaba. Curiosamente Fourier sería el encargado de negociar con los «beys» egipcios su rendición. Allí se puso fin a 3 años de presencia francesa egipcia en Egipto, pero es innegable que tras ella se iniciaba la Egiptología moderna. Pero su labor científica no quedaría paralizada tras su marcha, sino que la continuaría con gran éxito y reconocimiento en su Francia y Europa en general por sus estudios sobre la propagación del calor en cuerpos sólidos y diversas actividades políticas, representativas y docentes entre las que se hallaría la relacionada con Egipto y especialmente en temas como cronología y astronomía, hasta que el 16 de mayo de 1830 al barón Fourier le sobrevino la muerte. Hoy su cuerpo descansa junto al de su amigo Champollion en el cementerio parisino de Père-Lachaise.

Bibliografía (egiptológica)

  • Description de l’Égypte, 1808-1825

Sobre Jean-Baptiste Joseph Fourier

  • Oeuvres de Fourier, de M. Gaston Darboux, Gauthier Villars et fils, 1890

 

Autores José Antonio A. Sancho y Gerardo Jofre

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