Fábula egipcia de la golondrina y el mar
Por Susana Alegre García
24 junio, 2022
Golondrina en la estela de Nebre, Nakhtamón y Kay. Dinastía XIX (1291-1185 a.C.). Procedente de Deir el-Medina. Museo Egipcio de Turín
Modificación: 21 diciembre, 2022
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En recuerdo a Victor Rivas, creador de AE , hoy que se cumplen nueve años sin tenerle entre nosotros

Este texto, de unos 2000 años de antigüedad, fue escrito en demótico y se considera el ejercicio de escritura de un estudiante egipcio[1]. Se trata una carta de carácter satírico y de trasfondo aleccionador.

El texto se inicia con el saludo respetuoso del príncipe de Arabia, Uski, para continuar con un relato que este príncipe narra al faraón y del que se infieren implicaciones políticas. De hecho, Arabia y Egipto mantenían relaciones un tanto tensas tradicionalmente, debido a los grupos de beduinos que hostigaban a los egipcios con incursiones en las que se dedicaban al pillaje y al robo.

El un lenguaje metafórico y con segundas, el príncipe de Arabia se presenta cortés ante el faraón, pero no sumiso, y enmascara su atrevimiento mediante una fábula en la que se refiere a su propio pueblo como una golondrina y al poderoso Egipto como el mar.

La moraleja que el príncipe de Arabia deja ante el faraón es que por muy pequeño y aparentemente insignificante que pueda ser alguien, con empecinamiento y tesón se pueden lograr cosas aparentemente tan imposibles como que una golondrina sea capaz de secar el mar, tomando en su pico, poco a poco, granos de arena.

La histórica tensión entre Egipto y Arabia se evoca con la alegoría del ataque del mar eliminando a los hijos de la golondrina, y ciertamente Egipto en ocasiones lanzaba incursiones miliares para demostrar su poder y para amedrentar. Pero también el ir y venir incansable de la golondrina para alcanzar su objetivo, evoca las incursiones de los pueblos de Arabia acechando a Egipto. Es pequeña, pero con tesón y empecinamiento es capaz de vencer al mar. Lo cierto es que en la fábula que el príncipe Uski narra al faraón hay un cierto toque de amenaza y hasta desafío, además de evocar inevitablemente aquel proverbio del poeta medieval persa Muslih-Ud-Din Saadi:  “Creer que un enemigo débil no puede dañarnos es creer que una chispa no puede incendiar un bosque”.

<<Uski, el príncipe del país de Arabia, dijo ante el faraón: ¡Escúchame! ¡Que Ra te sea favorable! Voy a regresar ahora al país de Arabia. Pero antes de ello ten a bien, mi gran señor, escuchar y tomar en consideración la historia de la golondrina. Una vez que hubo empollado a sus polluelos en una playa a orillas del mar, la golondrina entraba y salía volando del nido para buscar alimentos para sus crías, y le dijo al mar: “Cuida de mis crías hasta que regrese”. Eso es lo que solía hacer diariamente.

Un día, cuando la golondrina iba a emprender el vuelo para buscar alimento para sus crías, le dijo al mar: “Cuida de mis hijos hasta que regrese, como hago diariamente”. Entonces sucedió que el mar se encrespó con gran estruendo y arrastro a las crías de la golondrina.

 Luego volvió la golondrina, con el pico lleno, los ojos brillantes y el corazón muy alegre. Pero entonces ya no pudo encontrar allí a sus crías. Le dijo al mar: “¡Devuélveme a mis crías, que puse a tu cuidado! Si no me devuelves mis crías, que puse a tu cuidado, te vaciaré hoy mismo y te llevaré a otro lugar. Te recogeré con el pico y te verteré sobre la arena. ¡Que no se te olvide! ¡Será como te digo!”.

Y del mismo modo que lo había venido haciendo diariamente, continuó volando siempre de un lado a otro: la golondrina iba y llenaba el pico de arena y la soltaba en el mar; después llenaba el pico de agua de mar y lo soltaba sobre la arena.

 Esto hacía la golondrina diariamente ante el faraón, mi gran señor. Cuando la golondrina hubo vaciado el mar, regresó con el corazón alegre al país de Arabia>>[2].

 


Notas:

[1] El documento original se conservaba en Berlín (nº inv.12845), desgraciadamente fue destruido en la Segunda Guerra Mundial. Ver en The Literature of Ancient Egypt, An Anthology, Stelae, Autobiographies and Poetry, Yale University Pres (2003, pp. 494-496), obra coordinada por William Kelley Simpson, con traducciones de Robert K. Ritner, Vincent A. Tobin y Edward Wente Jr
[2] Texto según E. Brunner-Traut en la edición traducida al castellano por la Editorial Edaf en el año 2000, titulada Cuentos del antiguo Egipto (Buenos Aires, 2000, pp. 174-175) .

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