En el palacio de Diocleciano, en Split, Croacia, se encuentran dos esfinges de granito negro llevadas allí por orden del emperador romano Diocleciano, gran admirador de Egipto.
De un total de doce esfinges, sólo se conservan tres: una de ellas instalada en el Peristilo, frente a la catedral de San Domnio; la otra, sin cabeza, en el templo de Júpiter y, la tercera, está en el museo arqueológico de Split.

Estas esfinges fueron traídas a Dalmacia entre los años 280 y 300 d.C. y se cree que corresponden a la época de Tutmosis III, con lo cual tendrían alrededor de 3000 años…
Al parecer, Diocleciano quiso seguir la costumbre egipcia de poner las esfinges en el acceso de lugares especiales y sagrados, como guardianas y protectoras.
Se llevaron a Split como botín de guerra, producto de campañas militares de Diocleciano en Egipto e instaladas en su palacio de retiro.
Texto y fotos de Marisa Martín


