Entrevista a Myriam Seco
Por Coordinadores de AE
Creación: 28 julio, 2004
Modificación: 2 enero, 2018
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La arqueóloga trabaja para que la creación de complejos turísticos no arruine el patrimonio arqueológico del Mar Rojo. Habla 6 idiomas y es doctora en Historia por la Universidad de Sevilla. A Myriam Seco muchos la denominan ya la Indiana Jones española. Esta egiptóloga sevillana ha trasladado su residencia al país de las pirámides para descubrir los tesoros ocultos por los faraones.

Es la única arqueóloga española residente en Egipto y su apasionante trabajo le ocupa casi todos los meses del año ya que incluso simultanéa expediciones terrestres y submarinas. Seco hizo un pequeño hueco en su agenda para acudir al Campus de Viesques, donde impartió una conferencia en el ciclo organizado por la Escuela de Ingeniería Industrial de Gijón.

¿Por qué Egipto? ¿Qué hay bajo la arena de ese país que no se vea en el resto del mundo para que una arqueóloga decida ir allí a investigar y a vivir?

Desde pequeña quise ser arqueóloga y entré en la Universidad de Sevilla con la idea de estudiar arqueología. Desde las primeras clases siempre me apasionó la historia de Egipto y el segundo año empecé a especializarme. Ya tenía decidido que lo que quería ser era egiptóloga.

¿Es más fácil encontrar restos de la antigüedad en ese país?

A mi, en principio, lo que me apasionó fue la historia de Egipto y la arqueología de allí. Por supuesto que es un país muy rico arqueológicamente y que tiene muchas posibilidades. De hecho, actualmente hay unas 300 misiones extranjeras trabajando en este país. Es alucinante el nivel que tienen y la cantidad de restos y de investigaciones que hay. Es de los más importantes. Actualmente hay unas 300 misiones extranjeras trabajando en este país. Es alucinante el nivel que tienen y la cantidad de restos y de investigaciones que hay. Es un trabajo duro y que debe ser muy constante, pero no siempre encontrarán la recompensa que buscan.

¿Es cierto que los tesoros se encuentran cuando uno menos se lo espera?

Claro, nunca se sabe si se va a encontrar algo. Cuando se coge un proyecto o decides excavar en un sitio es, más o menos, porque sabes cosas de ese sitio y presupones que debe haber algo interesante y que van a salir cosas que te interesan a ti por tu línea de investigación. Pero nunca se sabe. La sorpresa siempre llega cuando menos te lo esperas y encuentras un coloso o una estatua, un pilón. Eso nunca sabes exactamente cuando lo vas a encontrar. Pero, la verdad es que he tenido la suerte de que los yacimientos donde estoy trabajando son muy ricos arqueológicamente y casi todas las semanas aparece algo nuevo. Eso es lo que hace te entusiasmes más y sigas trabajando con más ganas.

¿Cuál ha sido el descubrimiento que más le ha emocionado?

A mi, lo que más me gustó o más me llamó la atención fue cuando sacamos una estatua colosada de Amenofis III que estaba en el segundo pilono del templo de Amenofis III en Luxor. Llama mucho la atención, más que nada por el tamaño de la pieza y, también por el estado de conservación, que es muy bueno. Claro, ves una pieza de ese tamaño y tan bien conservada. Pero hay montones de cosas interesantísimas que también se van sacando, como otras estatuas colosales más pequeñas del Peristilo. También en arqueología submarina, cuando descubres ánforas de un pecio o cuando estás en Qaitbay, en Alejandría, y aparecen bloques nuevos, bloques arquitectónicos. Todo eso siempre llama mucho la atención y es muy gratificante.

A través de los restos que van encontrando perfilan cómo era la sociedad egipcia. ¿Qué rasgos le llaman más la atención de su forma de vida?

Por ejemplo, hablando del Templo de Amenofis III, la perfección que se llegó a alcanzar en el arte. Ese afán por el perfeccionismo me llama la atención. Cuando ves una de estas estatuas, cómo estaban pulidas, lo perfecto de las facciones, por ejemplo, de una cara. Esa perfección alcanzada en el arte me llama muchísimo la atención.

¿Actualmente trabaja en muchas investigaciones al mismo tiempo?

Trabajo en el proyecto de Amenofis III, en Luxor y en el Templo del Valle, de Seneferu, en la necrópolis de Dahshur. Empezamos trabajando en la pirámide romboidal y ahora nos hemos desplazado al Templo del Valle. El otro proyecto en el que trabajo es en las excavaciones submarinas del Faro de Alejandría y, además, monté un proyecto de arqueología submarina en el Mar Rojo, para hacer una carta arqueológica del sur del Mar Rojo. También he trabajado en Líbano, en el Puerto Sur de Tiros, haciendo una cartografía de los restos arqueológicos.

¿Por qué simultanea tantos proyectos?

Porque, normalmente, en un proyecto se trabajan varios meses al año. Todo el año no se puede trabajar con un solo proyecto. Yo al principio no hacía arqueología submarina, eso fue posterior. Empecé en el año 1998, me apasionó este mundo y ahora lo que hago es compaginar las dos -arqueología terrestre y submarina- y así ocupo todo el año.

¿Son muy duros los proyectos que desarrolla bajo el agua?

Claro. Tiene sus inconvenientes, pero a todo se acostumbra uno. No hay tampoco mayores problemas, pero físicamente es una actividad dura. Tampoco se podría estar todo el año trabajando en campaña submarina porque, desde el punto de vista físico es muy duro.

¿Cuál es su objetivo en este proyecto?

El sur del Mar Rojo era una zona militar y se desmilitarizó hace poco. Se han empezado a vender los terrenos y se están empezando a construir complejos turísticos. La idea que yo tenía era hacer una carta arqueológica para evitar que desaparezca ese patrimonio arqueológico submarino porque toda esa zona se va a llenar, de aquí a unos años. Lo que yo proponía a estas personas que desarrollan proyectos turísticos en la zona es trabajar en colaboración con ellos para darle una entidad histórica al lugar donde van a montar esos lugares de atracción turística.

¿Es difícil para una mujer trabajar en Egipto?

Claro, tiene sus inconvenientes. Lo que pasa que tiene también sus ventajas. Te adaptas a esa vida y, de todas maneras, los extranjeros nunca formamos parte de esa sociedad. Vives como extranjero con una serie de privilegios que hay que tener en cuenta. Tiene sus inconvenientes pero, en realidad, estás muy relacionado con los otros extranjeros que viven allí. Yo me he adaptado muy bien y, desde el año 1998, vivo allí permanentemente.

Fuente: Revista UNO Nº 17
http://www.uno.uniovi.es/Document%20Library/entrevista.htm

Reseña: Diana Sobrado

 

(Mejora de SEO/Readability/Presentación… 2 de enero de 2018. No hay cambios en contenidos o ilustración)

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