Las hachas
Son sobradamente conocidas desde el más lejano paleolítico. En sus inicios sólo eran una piedra que sobresaliera de la mano para golpear con ella. Cuando se inicia el tallado de la piedra, en la que se alcanzan altísimos niveles de perfección, aparecen los bifacies, piedras talladas a dos caras con un buen corte (Figura: 19) Este hecho consigue cambiar las heridas causadas por su golpe, pasando de contusas a inciso-contusas, más efectivas a la hora del combate con más rápida muerte todavía del enemigo. Como hemos dicho, el hacha inicialmente manual, adquiere mayor rango hace unos 45.000 años, cuando se les adapta un mango y aparecen las hachetas[14].
En Egipto, y en el periodo que estudiamos, las hachas tienen tres aspectos diferentes:
a.- El hacha ceremonial.
b.- El hacha de combate.
c.- El hacha como amuleto mágico.
Había un tipo de hacha, con la piedra transversal al mango, del tipo de lo que actualmente llamamos azadón, que portaban unidades especiales de soldados, a los que actualmente se les llamaría “Cuerpo de Ingenieros”, que con esos azadones rompían, picando, las murallas y baluartes de adobe del enemigo.
Los mangos podían ser rectos o curvos, coexistiendo ambos en el tiempo. Lo mismo ocurre con las espadas, situándonos en el Reino Medio, en que puede ser rectas o bien curvas como se pueden contemplar en este grupo de armas del Reino Medio (Figura: 20) Existieron también hachas de gran tamaño que tenían que manejarse con ambas manos, de modo similar a las grandes espadas, los mandobles, tan comunes en la edad media europea.
[14] McDermott, B.- Op. cit. Pág: 55