El ejército y las armas en el Imperio Antiguo
Por José Ignacio Velasco Montes
10 abril, 2006
Modificación: 10 junio, 2020
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Fortalezas y defensas continentales

Los egipcios disponían en las fronteras, desde las primeras dinastías, de defensas fijas, hechas con adobe en los puntos que consideraban claves. Estas defensas, que inicialmente eran pequeñas, con el paso del tiempo y el aumento de dificultades se fueron ampliando. Este simple hecho de la existencia de murallas y ciudades amuralladas, muestra claramente e implica la existencia de grupos armados y la necesidad de defenderse. Son inicialmente pequeñas guarniciones que evolucionan con el tiempo y las necesidades de defenderse ante presiones progresivamente más fuertes. Con las mejoras realizadas a lo largo de generaciones, como se ha podido comprobar arqueológicamente, llegaron a existir muros de hasta 12 Km. entre cada dos torres de unos 120 metros de circunferencia y que, por su altura, permitían ver a mayor distancia. Estas fortalezas, distribuidas en cadenas, sobre todo en las zonas de la frontera con el Sinaí, a las  que se denominaban las “Puertas de Egipto”, eran una manifiesta defensa no sólo para las invasiones de tipo bélico sino también para el paso de emigraciones que, con ganado y familia, se infiltraban en Egipto con la idea de una vida mejor. Este aspecto era muy exagerado en las épocas de hambruna y sequía.

Las construcciones de defensa siempre eran de diseño ortogonal (ángulos rectos) y las murallas tenían un ancho de 5 metros y un alto mínimo de 10, realizadas con adobes cocidos al sol. Así, en el sur, desde tiempos lejanos, existía la fortaleza de Buhen, que con el tiempo fue creciendo hasta llegar a niveles de murallas y baluartes que todavía se conservan. Estas fortalezas estaban muy bien diseñadas y constaban de barbacanas, torreones y tenían por delante fosos secos, bien anchos, para aumentar las dificultades del asalto.

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