Asuán
Por Alicia Carballo Huerta 
11 junio, 2004
Modificación: 3 junio, 2020
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Me encuentro en la terraza del crucero, no fui al paseo matutino, necesitaba este momento de soledad y la paz que conlleva, para asimilar un poco todo lo que he visto y sentido en esta tierra bendita de Alá donde parece haberse quedado a vivir la suavidad, la del desierto, del Nilo, y la gente.

A la derecha se encuentra el bullicio de la ciudad, en medio el enorme río Nilo que parece mar y a la izquierda el desierto. Pienso que los espacios de fuera son los mismos que los de dentro y entre más conoces los de fuera más descubres los de dentro.

Cielo, agua, desierto, hablan de mi y son yo, los siento en la piel y dentro de mi se develan en su nueva faz: el desierto no es soledad es calidez , el agua del río no es humedad sino intensidad y el cielo no es inmensidad sino esencia.

Dentro de una hora zarparemos rumbo a Luxor y el Nilo se entregará a nosotros envolvente como amante desnudo.

 

Autora: Alicia Carballo Huerta

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