El concepto de hombre en Egipto
El término “ hombre” en lenguaje jeroglífico es “Rmtw”, la imagen de éste nos presenta una figura antropomórfica sentada cuyo mano se dirige a la cabeza y a la boca, con el lo cual el ideograma ya nos transmite que lo central de lo humano es su lenguaje y su pensamiento. De acuerdo con la mitología egipcia los humanos han sido creados por los dioses . Un primer mito popular nos cuenta que el género humano nació de las lágrimas de alegría del Creador Atum-Ra cuando recuperó a sus primeros hijos los dioses Shu y Tefnut de las aguas del caos y efectivamente el término Rmtw se halla filológicamente cercano a la palabra “lágrima” o “llorar”. Simbólicamente este acontecimiento apunta a una visión positiva del hombre, lo humano es un producto de un éxtasis o de un entusiasmo.
Otras versiones del mito contemplan la creación de los humanos como la última acción del Creador para culminar la creación, tras crear dioses, demonios y entidades se decide por medio del barro y con ayuda del dios Path el gran demiurgo de la ciudad de Menfis o del dios Khnum a insuflar el aliento de la vida a las nuevas criaturas. Luego creará a Kemi (Egipto) con animales y plantas y al Nilo para que viva en un vergel. A continuación y para poner a raya las fuerzas del caos dará a los hombres la realeza y la política y surgirá la primera organización humana con él mismo a la cabeza.
Este segundo mito tiene también un amplio contenido simbólico, apunta al lugar relevante que la cultura egipcia ofrece a lo humano. Los humanos no son dioses ni espíritus de la naturaleza, es decir no tienen capacidad sobre lo invisible, pero por su diálogo con los dioses entran en contacto con lo invisible; por otro lado tienen a su disposición en gran parte a la naturaleza visible y la culminan; son pues los intermediarios entre ambas dimensiones.
Pero a pesar de ese origen divino el ser humano posee un prisma negativo igual que determinadas fuerzas divinas. Como nos lo cuenta el mito de la edad de oro egipcia, el ser humano injustamente se rebela contra el orden del gran dios Ra y atiende a las fuerzas del caos representadas por el dios Seth; incluso el reinado de Osiris el Dionisio benéfico que trae la cultura cual Prometeo egipcio, no redime al hombre de su lado tifónico. A pesar de esta ambivalencia, el ser humano comparte la estructura de su interioridad con los dioses y como ellos él es durable y sempiterno aunque no inmortal dado que los dioses tampoco lo son. Lo fundamental aquí lo constituye la opción espiritualista de la cultura egipcia; el ser humano es un proyecto ideado por el creador pero con plena autonomía, ellos son los conectadores de los dos mundos y como tales tienen su identidad y libertad incluso frente a los dioses, la clave consiste en saber controlar su parte de naturaleza oscura y no dejarse seducir por las fuerzas del caos y del desorden.
En el capítulo XVII del Libro de los muertos (11), una de las principales respuestas del difunto que posibilita a “éste para salir al día” lo constituye el que el hombre como identidad va a permanecer tras el fenómeno de la muerte. Este es el hallazgo fundamental para la antropología egipcia: el haber descubierto que el fenómeno de la muerte no es definitivo para su personalidad, la muerte sólo será un cambio de vida para lo humano o no su extinción definitiva, y por lo tanto tendrá un efecto fundamental también para el hombre sobre la tierra, ya que gran parte de sus acciones terrestres tendrán una repercusión en su existencia post mortem o sea en lo invisible. Todos los textos de los viajeros griegos, desde Heródoto a Diodoro (12)confirman esta tesis. Los egipcios son los primeros que descubren qué sucede con la vida humana en lo invisible.