Creado en 1798 por Louis-Joseph Jay, los fondos del Museo de Grenoble han encontrado su residencia definitiva en el nuevo museo abierto al público desde enero de 1994, en la plaza de Lavalette situada en el margen izquierdo del río Isère.
El Museo de Grenoble es uno de los museos franceses y europeos más prestigiosos. Exhibe en sus salas un extraordinario patrimonio conformado por sus distintas colecciones que abarcan tanto arte antiguo como arte moderno y contemporáneo. En él podremos recorrer la historia de la pintura occidental de los siglos XIII al XX. También contemplar las principales obras maestras de la pintura clásica flamenca, italiana, holandesa y española (Perugino, Veronés, Giorgo Vasari, Philippe de Champaigne, Charles Le Brun, Rubens, Georges de la Tour, Canaletto, Zurbarán). Y en cuanto al arte moderno y contemporáneo el museo nos ofrece una de las colecciones más ricas de Europa del siglo XX, donde podremos contemplar todas las tendencias artísticas posteriores a 1945 (Henri Matisse, Modigliani, Paul Gauguin, Henri Fantin-Latour, Andy Warhol), así como obras del presente siglo y hasta nuestros días.
Y además, el Museo de Grenoble alberga una interesante colección de antigüedades egipcias.
La colección egipcia en Grenoble
La colección la componen alrededor de cuatrocientas piezas. La formación de estos fondos se llevó a cabo gracias a numerosas donaciones realizadas durante los siglos XIX y XX. Las más destacables fueron realizadas por la Sociedad Francesa de Excavaciones en 1907 y 1913 tras la excavación de Antinoe de Tunal el-Gebel y Kom el-Ahmar, y en 1916 por la familia del conde de Saint Ferriol. Cabe destacar que todas ellas fueron estudiadas y documentadas por Jean François Champollion durante su estancia en la ciudad como ayudante de bibliotecario de la biblioteca municipal.
En la primera de las dos salas de la planta inferior que la albergan la colección egipcia se exponen diversas estelas votivas de distintas épocas, como la del visir User de la Dinastía XVIII (c. 1590-1310 aC), la del sacerdote Ptahmai de la Dinastía XIX-XX (c. 1310-1070 aC) o la del jefe de obras Amenemhat de la Dinastía XVIII-XX (1590-1070 aC). También destaca un fragmento de relieve de la Dinastía XXX que muestra a Nectanebo II (c. 360-342 aC) que recibe el signo ankh de una diosa y fragmentos que muestran al dios Nilo que se remontan al gobierno del emperador Adriano (117-138 dC).
Estela del visir User de la Dinastía XVIII. 
Estela del jefe de obras Amenemhat de la Dinastía XVIII-XX. 
Relieve de la época del emperador Adriano (117-138 dC).
La mayor parte de las piezas expuestas en esta sala son un interesante conjunto de fragmentos de relieves de época tutmósida procedentes del templo de Hermonthis (localidad cercana a Tebas). En su mayoría se trata de representaciones que muestran al propio faraón Tutmosis III, en armoniosa relación con los dioses y realizando rituales.
Conjunto de relieves posiblemente procedentes del templo de Hermonthis
Tutmosis III arrodillado durante una ceremonia, representado en un relieve procedente de Hermonthis.
Ocupando una posición central se encuentra una momia copta: la profetisa de Antinoe. Descubierta en 1907 por el arqueólogo Albert Gayet en una necrópolis copta del Egipto Medio, a unos trescientos kilómetros de El Cairo, la momia se ha preservado en buen estado y llaman la atención especialmente los tejidos con los que fue envuelta. Junto a ella se exponen algunos de los objetos del ajuar funerario con el que fue enterrada: sandalias, recipientes cerámicos, un instrumento musical y una figurilla en terracota de la diosas Isis-Demeter.
En la segunda sala inferior podremos contemplar la estela de Ramsés II llamada “Estela de Kubán”, denominada así por haber sido hallada en las ruinas de la fortaleza de Kubán sobre 1843. En ella se narra la perforación milagrosa de un pozo que hizo el faraón en su tercer año de reinado en el Wadi Allaki donde nadie antes había logrado encontrar agua. Es una pieza de gran relevancia e ineludible referencia documental al referirse a la biografía de Ramsés II.
Vista general de la segunda sala del museo, presidida por la Estela de Kubán. 
Estela de Kubán
También disfrutaremos de una pequeña pero interesante colección de sarcófagos como el de Psamétiko, hijo de Sbarekhy o el de la Cantora de Amón Hapshepsut. La peculiaridad de algunos de estos sarcófagos es el inusual color blanco de fondo sobre los que se pintaron unos exquisitos jeroglíficos con un extraordinario nivel de detalle, y el color verde de las caras representadas en ellos.
Sarcófago de Psamétiko, hijo de Sbarekhy. Siglo VI aC.
Sarcófago Tercer Período Intermedio con una magnífico rostro realzado con pan de oro. 
Sarcófago cantora de Amón. Tercer Período Intermedio. 
De Amenhotep hijo de Hapu, hombre de estado y el gran arquitecto que construyó el templo funerario de Amenhotep III en la necrópolis tebana, y de que apenas han quedado en pie los colosos de Memnón, podremos contemplar diversos fragmentos de su sarcófago.
Fragmentos de sarcófago de Amenhotep, hijo de Hapu
En esta sala inferior se exponen además, un colección de ushebtis, cartonajes mortuorios, máscaras funerarias, figurillas que representan a diversas divinidades, diversos tipos de recipiente cerámicos, cestos, vasos canopos, amuletos… etc.
Obras egiptomaníacas en el Museo de Grenoble
Además de la colección de antigüedades egipcias, en las salas del Museo de Grenoble se conservan diversas obras de arte que evocan el antiguo Egipto. La egiptomanía está bastante presente entre su ricos fondos y destacan óleos como Antoine rapporté mourant à Cléopatra realizado en 1863 por el pintor Eugène-Ernest Hillemarcher.
Otra obra egiptomaníaca singular es L’Egyptien, pintada por Joseph Laurent Daniel Bouvier en el siglo XIX y que muestra a un joven que sostiene sobre la cabeza un cesto lleno de limones.
También se conserva aquí el boceto original que realizó en yeso, a tamaño natural, de la escultura de Frédéric-Auguste Bartholdi que en 1904 iba a colocarse en el patio de acceso a École Practique des Hautes Études de París, uno de los centros más prestigiosos en el estudio de la egiptología. Se trata de una representación que muestra al lingüista Jean François Champollion pisando la cabeza de un coloso de faraón, metáfora de su triunfo en la traducción de los jeroglíficos. Una metáfora que en tiempos actuales genera polémica y desagrado debido a la desafortunada imagen de imposición y sumisión que representa.
Web del Musée de Grenoble:http://www.museedegrenoble.fr/
En relación a Jean François Champollion:
– Jean-François Champollion y la piedra de Rosetta artículo de Víctor Rivas en la subsección Textos, signos y literatura del antiguo Egipto de la sección Escritura
–Jean-François Champollion artículo conjunto de José Antonio A. Sancho y Gerardo Jofre de la subsección Grandes Egiptólogos y Egiptólogas de la sección História de la Egiptología
