Viaje al pasado: las momias egipcias
Por Alejandro Cremata y Vivian Sánchez 
17 enero, 2011
Modificación: 29 mayo, 2020
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La momificación en Egipto

Cuentan que los egipcios no embalsamaron a sus muertos desde sus primeras etapas.

En tiempos predinásticos, ellos los enterraban desnudos, en fosas superficiales excavadas en la arena del desierto, lejos de las tierras fértiles y en posición fetal, con la cabeza orientada hacia el sur y la cara mirando hacia occidente. El clima desértico y la arena caliente actuaban como secantes naturales, absorbían todos los líquidos corporales, y los protegían de la corrupción. Luego, el viento y a la acción de animales depredadores y de atracadores dejaban los cuerpos al descubierto, lo que estimuló la creencia de otra vida después de la muerte. (Foto 9) Es por ello que se comenzó a llevar alimentos y ajuar funerario para que fueran utilizados por el fallecido en su “otra vida” y se inició la construcción de tumbas más profundas y de mayor amplitud.

Foto 9.- El clima desértico de Egipto

Foto 9.- El clima desértico de Egipto

Sin embargo, esas amplias cámaras favorecían el contacto del aire y de agentes microbianos con el cuerpo del fallecido y con ello, el cadáver se descomponía. (Foto 10) El contraste en apariencia de los cuerpos desecados y bien conservados naturalmente en los primeros tiempos y la putrefacción de los fallecidos en las grandes tumbas los llevó a preservar los cuerpos de forma artificial y con ello a los famosos procesos de momificación.

Foto 10.- Las amplias cámaras funerarias

Foto 10.- Las amplias cámaras funerarias

Es por ello que se afirma que el arte de momificar no surgió en un día. Forma parte de un largo proceso, que creó sus cimientos hasta alcanzar sus más avanzadas técnicas.

Se relata que la mayor sofisticación se logró con la utilización del natrón como secante natural. El natrón se describe como una mezcla de sales de sodio (carbonato sódico, bicarbonato sódico, sulfato sódico y cloruro sódico), existentes de forma natural en el Antiguo Egipto, en las zonas de Wadi Natrum (Foto 11) y en el-Kab, (Foto 12) aunque existen textos que solo lo identifican como carbonato de sodio. Dicen que la palabra significa “divino” y “puro”, por lo que fue llamada durante años como “sal divina”. Por su poder deshidratante y conservador se utilizó en rituales religiosos y fundamentalmente en los procesos de embalsamamiento, aunque también tuvo aplicación en la fabricación de cerámicas, en mezclas con incienso, en la limpieza de las viviendas egipcias y para su aseo.

Foto 11.- Wadi Natrum

Foto 11.- Wadi Natrum

Foto 12.- El-Kab

Foto 12.- El-Kab

Se describe que a través del fenicio, el natrón pasó al idioma griego como nitro y al latín como natrum. En árabe es natrón, palabra que se trasmitió de esa forma al castellano. El término natrium fue el que dio nombre al elemento químico sodio y a su símbolo Na.

En el proceso artificial para momificar a sus muertos, los egipcios utilizaron otras resinas y óleos que tenían como función aromatizar, pero también deshidratar los tejidos, al igual que los baños con natrón, los cuales se aplicaban durante 60 ó 70 días. Ellos descubrieron que tiempos superiores provocaban la corrosión del cuerpo.

Por el papel trascendental que asignaban a la muerte y a la perfecta conservación de los cadáveres para alcanzar la vida eterna, los egipcios supieron aprovechar las enseñanzas del desierto y pusieron en práctica los métodos artificiales de preservación del cuerpo de sus difuntos.

Los antiguos egipcios afirmaban que toda persona está compuesta por el cuerpo físico, el Ka o doble espiritual y el Ba o personalidad del difunto. Al fallecer estas tres partes se separaban, pero el Ka y el Ba seguían dependiendo del cuerpo del fallecido. Cuando el Ka y el Ba reconocían a la momia del difunto se unían y en ese momento se manifestaba el Akh, es decir el ser de la vida eterna. Es por eso que la conservación del cuerpo era muy importante, porque si el Ka y el Ba no encontraban el cuerpo en buen estado, no se podían unir y entonces el difunto no pasaría a la otra vida. Cuentan que esta creencia surgió del mito de Osiris. (Foto 13)

Foto 13.- Osiris, Dios de la resurrección para los egipcios

Foto 13.- Osiris, Dios de la resurrección para los egipcios

Aunque se describen diversas técnicas de momificación, sus diferencias radican en la composición de los óleos y ungüentos utilizados, así como el relleno usado en el cadáver, para el cual se empleaban flores, hojas y paja, o vendas embebidas en resinas. En las primeras dinastías los cuerpos eran vendados con lino y depositados en sarcófagos de piedra o madera. Existen documentos que ubican los inicios de la momificación en la Dinastía IV, y se dice que durante el Imperio Medio se comenzaron a remover las vísceras de los difuntos.

Se relata que los primeros intentos de momificación de los cuerpos se ejecutaron con la realeza egipcia: faraones, reinas, princesas y funcionarios de relevancia social. Aunque con el tiempo, como costumbre y práctica religiosa se extendió a sectores menos encumbrados de la sociedad y al clero, hasta llegar a las clases más pobres.

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