Una extraordinaria exposición ilumina la era de Akenatón, Nefertiti y Tutankamón
Por Coordinadores de AE
Creación: 20 noviembre, 1999
Modificación: 3 abril, 2017
Visitas: 4.169

Fue un período breve y brillante en la historia de Egipto, una época de cambios trascendentales, presidida por el faraón Akenatón y su bella esposa Nefertiti.

Durante sus 17 años de reinado se abandonaron los antiguos dioses, se introdujo el monoteísmo y las artes se liberaron de una rigidez sofocante.Incluso la capital egipcia se trasladó a una nueva ciudad, llamada Aketatón (la actual Amarna). Pero su existencia fue efímera, como Camelot, y su legado quedó enterrado bajo las arenas del desierto.

Ahora, después de 3.400 años, el mundo de Akenatón se ha recreado en una exposición titulada «Faraones del Sol: Akenatón, Nefertiti, Tutankamón» que se inaugura esta semana en el Museo de Bellas Artes de Boston. La exhibición forma parte del tributo que esta ciudad ofrece al antiguo Egipto, y que incluye óperas, ballet y una película en pantalla gigante IMAX.

Se trata de una colección de más de 250 objetos pertenecientes a la XVIII dinastía egipcia, algunos de los cuales han permanecido ocultos en archivos o colecciones privadas. Hay obras tan diversas como grandes estatuas de Akenatón, exquisitos relieves y conmovedoras muestras de la vida cotidiana, como una sandalia infantil en perfecto estado.

El conjunto ilumina un período de la historia egipcia que tiene «todas las características de una telenovela», como dice Rita Freed, curadora de la exposición. Cuando Amenotep IV -como se llamaba Akenatón originalmente-, ascendió al trono en el año 1353 a.C. Egipto era un imperio floreciente, en paz con sus vecinos.

Pero ya se vislumbraban problemas. Su padre, Amenotep III, había desafiado a los influyentes sacerdotes al proclamar al dios solar Atón como la principal deidad egipcia y a sí mismo como su encarnación.Su hijo convulsionó aún más las cosas al cambiar su nombre para honrar al nuevo dios (Akenatón significa «el que sirve a Atón») sino que también prohibió el culto a los dioses tradicionales, especialmente a Amón, el favorito de los sacerdotes.

Algunos eruditos consideran que el monoteísmo de Akenatón, el primero en la historia, inspiró a los profetas hebreos, pero además tuvo un importante efecto inmediato al liberar a los artistas egipcios, que entonces pudieron representar al faraón y a Nefertiti con más espontaneidad y realismo.

La cabeza cónica de Akenatón, el rostro y los dedos de pies y manos alargados, la barriga protuberante y las caderas salientes han sugerido a algunos estudiosos que podría haber padecido hidrocefalia o síndrome de Marfan. Así lo impulsara la demencia o una gran visión, lo cierto es que Akenatón fue un verdadero revolucionario. Pero sus cambios no perduraron.

A su muerte, su hijo político (y quizás natural) Tutankamón volvió a trasladar las capitales políticas y religiosas a Menfis y Tebas respectivamente, y reinstauró a los antiguos dioses. El arte egipcio recobró su estilo clásico y ritual, y la antes bulliciosa capital se convirtió en un recuerdo mítico, como Camelot. «Faraones del Sol» permanecerá en Boston hasta febrero, y después visitará Los Angeles, Chicago y Leiden, en los Países Bajos.

Fuente: CNN en Español
http://cnnenespanol.com/time/1999/11/17/enfoques.faraones/

Whatsapp
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *