Nono de Panópolis. Sociedad, religión y literatura en el Egipto tardoantiguo
Por David Hernández de la Fuente
1 enero, 2012
Modificación: 25 abril, 2020
Visitas: 16.583

Dioniso vs. Cristo en la antigüedad tardía

Entre todos los dioses del antiguo paganismo que destacan en esta teología sincrética de la Antigüedad Tardía, Dioniso se convierte en el más claro exponente de la figura de “hijo de dios”[34], en clara correspondencia y rivalidad con el nuevo dios cristiano. De esta rivalidad ya eran conscientes los padres de la Iglesia y Dioniso será uno de los dioses más comúnmente asimilados a Cristo, y los cristianos se apropiarán de imágenes dionisíacas, y la iconografía dionisíaca, a su vez, tendrá reflejos cristianos. Muchas son las funciones y advocaciones de este dios[35], que en la época tardía tendrá un último reflorecimiento. Dioniso ya no es sólo el dios de la uva y de los misterios, sino que cambiará en un doble sentido: su figura, por un lado, será símbolo del poder que, como Alejandro o Roma misma, civiliza a los bárbaros y les otorga una suerte de pax Dionysiaca. Por otro, será modelado como dios de salvación en el más allá a partir de la insistencia en su aspecto mistérico y la comparación evidente con Cristo. De ahí que en esta época un poeta como Nono pueda cantar en una epopeya a un dios que en épocas anteriores fuera tan poco propicio para la épica. Dioniso podía ser cantado como un conquistador –un Alejandro– que civiliza a los pueblos[36], y a la vez, destacando su faceta salvadora, en la línea de los monarcas apelados Soter, o de la nueva espiritualidad.

Este nuevo Dioniso relacionado con la salvación y la resurrección tiene una abundante presencia en la iconografía del Egipto tardoantiguo[37]. La pervivencia del alma se evoca a través de la vid, la hiedra y una serie de secuencias míticas del ciclo de Dioniso con influencias de diversos cultos, que a su vez perduraron en el cristianismo[38]. Muchos ejemplos atestiguan la vivacidad de este culto: en un mosaico de Osroene[39], por ejemplo, se ven objetos cultuales y en otro de Seforis (Palestina), se presenta a Dioniso en distintos momentos, desde su nacimiento y adoración por tres pastores[40] y su banquete con Heracles[41] hasta su triunfo. La insistencia de crear una biografía teológica de Dioniso, desde su nacimiento hasta su apoteosis, señala su preeminencia en el panteón pagano y a la vez los paralelos con el cristianismo[42]. En las viviendas se representa preferiblemente su nacimiento, mientras que en las tumbas se prefieren figuras dionisíacas, la vid, el cortejo o el triunfo de Dioniso. Muchas veces, hay convivencia de motivos dionisíacos y cristianos en los mismos espacios y abundan las interferencias e influencias mutuas entre la iconografía cristiana y la dionisíaca[43].

nono6

Fig. 6. Restos romanos en Akhmin (Panópolis). Fotos en: www.panoramio.com/ photo/53571483?source=wapi&referrer=kh.google.com

En cuanto a la literatura, había una corriente de poesía mitológica dionisíaca ya desde época helenística (hasta llegar Augusto) y en la Antonina. Destacaban entre los poetas, en primer lugar, Euforión de Calcis[44] que escribió un Dionysos, Neoptólemo Pario[45], Dinarco[46] o Teólito de Metimna[47]. Nos refiere la tradición, en segundo lugar, el nombre de un Dionisio (a veces identificado con el Periegeta) autor de Basáricas, cuyos fragmentos fueron editados por E. Livrea[48]. Éste se situaría antes de Opiano de Apamea[49] y parece ejercer influencia sobre Nono en los cantos sobre la India. Otro poeta es Sotérico de Oasis, en época de Diocleciano, con títulos como Bassarika o Dionysiaka y Ta kata Ariadne[50], que habrían desgranado la “materia báquica” seguramente a causa de la gran devoción del emperador Galerio por el dios[51]. Estos, y otros[52], serán precedentes de la epopeya dionisíaca de Nono.

Por su lado, la literatura dedicada a Cristo se inserta literariamente en la tradición clásica adaptándola a sus fines y, desde su gran difusión como religión de Estado, deja hondas huellas en la tradición literaria griega. A partir de la literatura evangélica se va produciendo una rica producción literaria, en principio formada por comentarios y homilías, luego por diversos géneros que van enriqueciéndose progresivamente. El cristianismo se integra en la civilización griega adoptando sus modos, su retórica, su filosofía –especialmente la neoplatónica– y sus géneros literarios[53]. Si ya las primeras generaciones de escritores cristianos en griego adaptan la larga tradición de literatura judeohelenística y de la epistolografía griega, como prueban las bien conocidas colecciones de cartas paulinas, johánicas, y otras de padres apostólicos como Ignacio de Antioquía o Policarpo de Esmirna y la gran cantidad de epístolas apócrifas, a partir del siglo II, las generaciones posteriores a los Apóstoles van adaptando su mensaje evangélico a los gustos literarios, como la moda de la llamada “Segunda Sofística”, en torno a la emperatriz Julia Domna (170-217). Pese a la resistencia de algunos padres, en general se impuso la visión de que la literatura griega podía ser de gran utilidad. En las formas de la retórica clásica (discursos, tratados, o epístolas), los padres de la iglesia transmiten el mensaje evangélico. Pero también se verá una adaptación de diversos géneros, como la filosofía[54] y la historia[55]; e incluso la biografía y la novela[56]. En cuanto a la poesía, como es sabido, ya desde los antiguos himnos apócrifos hasta Gregorio Naciancieno, Sinesio de Cirene y los poemas del Pseudo-Dionisio Areopagita, que siguen el modelo pagano de Proclo, el cristianismo adoptó también todas sus formas, la lírica, la hímnica y la épica en sus variedades heroica y didáctica.

El siglo IV es un punto de inflexión en esta adaptación, con la figura de Juliano el Apóstata, quien prohíbe en 362 a los cristianos la enseñanza de la literatura clásica,. Durante esta generación habrá un breve divorcio entre paideia griega y cristianismo, aunque esta prohibición tendrá una reacción contraria y los cristianos se aferrarán a la cultura clásica, lo que se encarna en el célebre opúsculo de Basilio de Cesarea sobre el provecho de la paideia clásica[57]. La implicación cultural ya era demasiado profunda: paganos convencidos como Libanio ejercen de maestros de retórica de doctores de la iglesia como Juan Crisóstomo y Gregorio de Nacianzo o Gregorio de Nisa, no dejan de practicar los géneros clásicos. Culmina esta reafirmación literaria cristiana la moda de las paráfrasis de Apolinario de Laodicea (c. 310-390) y sus imitadores (Pseudo-Apolinario en torno a 460-70)[58], que confecciona un curriculum bíblico en distintos géneros clásicos, poniendo los Salmos en hexámetros épicos, el Pentateuco en yambos, los Evangelios y epístolas como diálogos platónicos, y usando otros textos como odas pindáricas, comedias, como dan cuenta la Historia eclesiástica de Sócrates (3 16) y la de Sozómeno (5. 18). La práctica, nos cuentan esas mismas referencias, será erradicada por considerarse heterodoxa. De toda esta literatura nada nos ha llegado más que por referencias secundarias, salvo, quizá, el autor que nos ocupa.

En Egipto también se contaba con una pujante literatura cristiana: De Coptos, actual Qibt y antigua capital del V nomo del Alto Egipto, venía el poeta Cristodoro. De Panópolis, el escritor y religioso Shenute, en lengua copta. Pero ninguna tan heterodoxa como la Paráfrasis a San Juan de Nono, que, creemos, tiene el innegable atractivo de representar como ninguna otra un momento histórico y cultural de coexistencia de cristianismo y paganismo reflejado en la exégesis alegórica y la combinación de motivos. Después de períodos de desafío abierto en las letras, como se ve en Celso o Juliano, habrá cierto diálogo y convivencia cultural en el Imperio de oriente y sobre todo en regiones como Egipto, entre paganismo y cristianismo hasta la tardía erradicación del primero[59]. Dioniso versus Cristo: la cuestión se dirime entre paganismo y cristianismo en el terreno de la literatura, las artes y la filosofía. Si la contraposición de ambas figuras divinas no era nueva (se intuye ya en el Evangelio de Juan), será precisamente en la antigüedad tardía cuando salte a la vista de forma más palmaria[60].

Páginas: 1 2 3 4 5

Whatsapp
Telegram