Museo Catalán del Antiguo Egipto
Por Coordinadores de AE
23 febrero, 2009
Modificación: 16 diciembre, 2018
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Un sueño

He quedado con Sergi en la parada del autobús, al lado de casa, en quince minutos habremos llegado.

Se trata de un nuevo edificio en la falda de la montaña de Montjuïc, los arquitectos han conseguido que su exterior se asemeje a aquellos museos de finales del siglo XIX.

A Sergi ya le he explicado, que el museo que vamos a visitar es el desenlace feliz, de muchos años de esfuerzo, gracias a la voluntad colectiva y a la omisión de intereses privados y particulares.

Todo empezó, nos dicen, en una comunicación realizada en el IVº congreso internacional de Egiptología de Múnich, hace unos 40 años, un antiguo y pequeño discurso en francés sobre las colecciones egipcias en los museos de Cataluña del Doctor Josep Padró y Parcerisa, actual Catedrático de Egiptología de la Universidad de Barcelona.
En aquellas ilustres palabras, el profesor, versaba sobre los diferentes vestigios egipcios en museos de nuestro País, y la falta de uno de monográfico.

Son lecturas que arraigaron en la inquietud de muchos, la ilusión llevó al trabajo, unos primeros contactos ásperos y duros hicieron posible el visto bueno de autoridades, el apoyo económico de financieras y el mecenazgo privado.
Diez años del trabajo de equipos de egiptólogos, de especialistas en diferentes disciplinas de la arqueología, documentalistas, conservadores, archiveros, bibliotecarios…., permitieron una catalogación sin precedente.

Además, un numeroso equipo de técnicos especialistas en audiovisuales, informáticos, rotulistas, diseñadores, electricistas, carpinteros y de otros muchos oficios, trabajando, con la coordinación de los miembros de la Sociedad Catalana de Egiptología (reciente premio honorario Creu de Sant Jordi), juntos en un edificio de nueva factura que era un hecho gracias al gobierno Egipcio y al de Cataluña, hacían realidad el soporte físico de la exposición.

Mi nieto y yo, vamos a lo que nos interesa, mientras que diversas autoridades acompañan al presidente de la república árabe de Egipto, al de Cataluña, al embajador de Egipto, al director del servicio de antigüedades de aquel país y un raudal más de personalidades al cóctel posterior de la inauguración oficial del Museo Catalán del Egipto Antiguo, nosotros ya estamos dentro.

El vestíbulo de recepción ya es un buen preludio de esta obra magna, diferentes ilustraciones nos hablan de este esfuerzo colectivo. Están todos; museos, institutos, fundaciones, universidades, todos han aportado la totalidad de sus fondos de material egipcio y egipticiante, desde los más pequeños, como el Municipal de Mataró o el Lluc en Escorca, con un escarabeo, hasta las colecciones más completas, como la del de Montserrat, son más de 50 entidades.

Pero además, esta toda la colección Egipcia y Nubia de la Fundación Duran-Valldosera del fallecido Pere Duran i Farell así como la totalidad de la del antiguo Museo Egipcio de Barcelona, de Jordi Clos Llombart.
Ahora, estas entidades, que marcaron hitos en la museística, están cerradas por el vaciado de sus fondos, como también es el caso de las pequeñas colecciones privadas, aportaciones que han sido posibles gracias al anonimato y a la dispensa de su origen.

Nuestro museo, ya lo podemos considerar nuestro, en las plantas inferiores alberga los laboratorios de conservación, análisis y restauración, así como el fondo bibliográfico, que también ha sido fruto de la unión de importantes bibliotecas de todo el territorio, como la de la SCE, las de Museos, particulares y facultades.
La muestra, geográficamente, abarca la Cataluña norte en Francia, el País Valencia, las Islas, el Principado y Alguer en la Sassari de Cerdeña, utilizando como herramienta vehicular, el idioma.

Con un extenso catálogo y toda la información nos acercamos a la primera sala del MCEA.
Allí somos transportados a los tiempos antiguos, con proyecciones y rótulos donde podemos ver el paralelismo y diferencia en el acontecer de los tiempos, entre los nomos del valle del Nilo y el territorio que abarca desde los Sordones en el norte hasta los Contestanos en el sur de la ribera occidental del Mediterráneo. Algunos ejemplares de la cultura material de cada período son mostrados como ejemplo del progreso tecnológico y de intercambio. Podemos ver al mismo tiempo la identidad de los diferentes pueblos de la antigüedad que hacían de hilo conductor entre ambos mundos.

Después de pasar por la sala donde diferentes entidades han aportado utensilios, cantos rodados y muchos otros de industria lítica, procedentes de la llanura de Guiza, de otros asentamientos del mesolítico y de posteriores, fabricados con pedreñal, como hachas bifaciales, rascadores, ornamentación con pequeñas conchas, etc. (Por cierto, la muestra del trabajo con arcilla es visualmente muy acertada), nos acercamos a otro espacio que nos lleva al descubrimiento de la vertiente humana de los primeros arqueólogos, aventureros, coleccionistas y hombres sabios del siglo pasado en Cataluña, vinculados a la investigación y al estudio del Egipto antiguo. Con una muestra didáctica de los medios de que disponían, como máquinas de fotografiar, libretas con anotaciones, fotografías de los medios de locomoción de aquellos tiempos, calcos de sus descubrimientos, etc.

Grandes fotografías de excepcionales personas como Bonaventura Ubach y Medir, Eduard Toda y Güell, Josep O’Callaghan Martínez, Llorenç Baqués i Estapé, Pere Bosch i Guimpera, Joan Maluquer de Motes i Nicolau, Martin Almagro i Basch, Ramon Roca i Puig , entre otros, nos hacen sentir respecto de nuestro pasado y nuestra gente.

La visión de más de 500 escarabeos y escaraboides, con predominio de los del segundo periodo intermedio, con los reyes Asiáticos, es deslumbrante, especialmente los del corazón, por su tamaño y significado.
Amuletos y otras manufacturas procedentes principalmente de Pimeri en el nomo de Sais en el Delta y los de fabrica Ebusitana, completan y nos explican los numerosos hallazgos arqueológicos, tanto en necrópolis como hábitats de los yacimientos del Mediterráneo occidental.

Después, un espacio amplio nos habla del mundo funerario con piezas de notable calidad, mascaras, vasos canopes, papiros, muestras de tejidos, conos, figuras de Shauabtis, maquetas de oficios, portadoras de ofrendas, reposa cabezas… una muestra que se extiende desde los tiempos arcaicos hasta el dominio romano, incluyendo una estela alejandrina de este último periodo.

Antes de entrar en él, diríamos, mundo de los vivos, una sala nos enseña una excepcional colección de vestigios, de las creencias, ritos, panteón religioso y su mundo sagrado.
Y así es, no todo es un mundo de muerte, la vida ocupa un gran espacio, donde podemos ver sus costumbres, vestidos, alimentos, sus juegos, la caza, la dependencia respecto al Nilo, sus creencias, el amor, su ternura, su arte. Tanto del pueblo llano como la de sus soberanos.

Estamos llegando al final, pero nos espera una gran sorpresa. Con una luz recogida, y puede que vergonzosa, en un gran recinto central, encontramos el Sancta Sanctórum del Museo, encontramos a los verdaderos protagonistas de este proyecto hecho realidad y de nuestra visita, depositados encima de una tarima y protegidos por unas vitrinas acondicionadas. Allí están, con elegancia, solemnidad y en paz, 11 sarcófagos con sus propietarios momificados. Tan lejos de su tierra negra y tan nuestros.

Diferentes pequeños espacios, camino de la salida, nos hacen referencia al tiempo de los Coptos, a Nubia, a particularidades de los reyes o faraones más importantes, a períodos significativos y a las actuales excavaciones arqueológicas que se están llevando a cabo en Egipto.
En la última sala, la denominada de intercambio; es donde se pretende disfrutar de piezas de otros museos de manera temporal, y, según dicen, ya se ha llegado a acuerdos para traer el busto de Nefertiti y una gran muestra del Petrie Museum. De momento, ahora, está la estatua de Harsomtus-me-hat que, como anécdota, se convierte en la única obra no forastera, en régimen de préstamo.

Inconcebible y un sueño tiempo atrás, ha estado muy bien.
Es un museo que nos obligará a venir muchas veces, pues, más de 2.500 objetos, que reflejan todas las vertientes de esta antigüedad, nos han de hacer viajar en la distancia y, sobre todo, en el tiempo. De seguro será una referencia internacional. Sergi ha quedado impresionado. Con sus 13 años ya sabe lo que quiere ser de mayor.

Al salir, en unos tenderetes, donde las universidades te orientan en los estudios que imparten, le han dado unos folletos con información sobre cómo cursar los estudios de egiptología en nuestro País, los ha cogido con mucho interés, deberá elegir bien, las propuestas de nuestras facultades son variadas, de alto nivel y gran prestigio internacional.

Hacemos un vermut?

Fotografía tomada por Sergi en la visita del MCEA

Fotografía tomada por Sergi en la visita del MCEA

Traducción de un ensayo en catalán del propio autor

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