Médicos estudian al faraón andrógino Ajenatón
Por Coordinadores de AE
Creación: 3 mayo, 2008
Modificación: 3 mayo, 2008
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Ajenatón no era el más varonil de los faraones, aunque engendró por lo menos media docena de hijas. Por cierto tenía formas femeninas y cráneo alargado. Esas son las conclusiones de un médico de la Universidad de Yale que analizó las imágenes del faraón para una conferencia anual que debatió el viernes en la Escuela de Medicina de la Universidad de Maryland la muerte de figuras prominentes de la historia.

Las formas femeninas de Ajenatón se debieron a una mutación genética que hicieron que su organismo convirtiera más hormonas masculinas en femeninas que las necesarias, cree el Dr. Irwin Braverman. Y su cabeza era alargada debido a una afección en la que los huesos del cráneo se fusionan a temprana edad.

El faraón tenía «una apariencia andrógina. Tenía una psiquis femenina, caderas anchas y pechos, pero era varón, fértil y tuvo seis hijas», dijo Braverman.

Braverman, que estudia la salud de sus sujetos en base a retratos, enseña una clase en la facultad de medicina de Yale que usa pinturas del Centro de Arte Británico, de la universidad, para enseñar a desarrollar la capacidad de observación a los estudiantes de primer año. Para su estudio sobre Ajenatón usó estatuas y grabados.

Ajenatón (o Ajnatén), conocido por introducir una forma revolucionaria de monoteísmo en el antiguo Egipto, reinó a mediados de los 1300 AC. Estaba casado con Nefertiti, y el famoso Tutankamón puede haber sido su hijo o hermanastro.

El egiptólogo y arqueólogo Donald Redford concuerda con la suposición de Braverman de que Ajenatón presentaba el síntoma de Marfan, un trastorno genético caracterizado por rasgos alargados, incluyendo los dedos y el rostro.

Las visitas a clínicas que tratan a pacientes de ese trastorno han afianzado esa convicción, «pero esto es muy subjetivo, debo admitirlo», dijo Redford, profesor de estudios clásicos y mediterráneos antiguos en la Universidad Estatal Penn.

Otros han conjeturado que Ajenatón y su descendencia presentaban el síndrome de Froehlich, que causa distribución de grasa femenina pero también esterilidad. Esto no concuerda con Ajenatón debido a sus hijas, recordó Braverman.

También se ha sugerido el síndrome de Klinefelter, un trastorno genético que causa ginecomastia, o hipertrofia de los pechos en los varones, aunque Braverman dijo que sospecha de la genecomastia familiar, un estado hereditario que conduce a la superproducción de estrógeno.

El médico de Yale dijo que esto se puede comprobar si los egiptólogos confirman qué momia es la de Ajenatón y si las autoridades egipcias aceptan un análisis de ADN. Braverman espera precisamente eso.

«Confío en que después de tener la conferencia y plantear todo esto, quizás los egiptólogos que trabajan en eso todo el tiempo se interesen en averiguarlo», agregó.

En conferencias anteriores se ha estudiado la muerte de Edgar Allan Poe, Alejandro Magno, Wolfgang Amadeus Mozart, Florence Nightingale y otros.

Fuente: Univisión
http://www.univision.com/contentroot/wirefeeds/usa/7472930.html

Reseña: Manuel Crenes

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3 respuestas a “Médicos estudian al faraón andrógino Ajenatón”

  1. La religión amariense 1
    Las imágenes de Ajenatón no tratan de ser realistas sino afirmaciones ideológicas y teológicas sobre la relación entre el rey y Hapy, piernas largas y pechos caídos, forma andrógina, fertilidad y también Shu está representado en el tocado de otra estatua del rey con los cuatro plumas de avestruz. El nombre de Ra Hur Ajety, grabado en el hombro.
    La religión amariense no fue tan diferente de la religión existente en Egipto desde su prehistoria, siendo su intención servir a la realeza para recuperar modelos anteriores en los que el poder real era prácticamente absoluto. Las razones por las que Ajenatón realizó su reforma religiosa son variadas; un deseo de liberarse del todopoderoso clero de Amón, establecer una misma religión, pero casi sin clero, y una representación divina que pudiera ser adoptada por todos los pueblos.
    Samir Ahmed Hiweg
    Guía turístico de habla hispana
    Egipto

  2. La religión amariense 2
    La religión egipcia ha superado las fronteras de la egiptología señalándose las similitudes entre el salmo 104 y el himno a Atón. Los desconocedores de la religión cristiana podrían pensar que existen numerosas divinidades, encarnadas en santos y vírgenes, aunque por encima de todos está una única divinidad. Eso mismo se podría extrapolar a la civilización egipcia: una gran representación divina, figura sagrada o muestra de la facultad creadora de Dios, que domina el panteón, íntimamente relacionada con la realeza y el Estado, por lo que esta figura es representada y mencionada en las edificaciones religiosas y fúnebres. La dinastía gobernante utiliza, promociona y fomenta el culto a uno de los atributos de Dios con el fin de determinar la política a seguir y de dotarse de una legitimidad: Ra en el Imperio Antiguo, Montu en los comienzos del Imperio Medio y Amón en el Imperio Nuevo, y en el caso de Ajenatón, Atón. Si nos fijamos en los preceptos de la religión egipcia, comprobamos lo siguiente: la realeza surge con la creación, el mito de Osiris y Set está incluido en la cosmogonía de Heliópolis, en la que también se encuentra el caos, el desorden, encarnado por Set. En el marco ideológico el orden y el caos aparecen juntos, lo que justifica la existencia de la realeza. Es la principal ideología religiosa que el Estado egipcio transmite a la sociedad: el Faraón mantiene alejado el caos, encarnado en el desierto y sus habitantes, al mismo tiempo que propicia el bienestar económico.
    Samir Ahmed Hiweg
    Guía turístico de habla hispana
    Egipto

  3. La religión amariense 3
    Los faraones de la XVIII dinastía proclaman su linaje directo con Amón, excepto Ajenatón con Ra Hur Ajty, y adoptan una actitud heroica, dirigiendo a la sociedad y al ejército, todo ello con vistas a recuperar el prestigio y el carisma que habían ido perdiendo a lo largo de los siglos. Los nobles y los funcionarios en la XVIII dinastía se dirigen directamente a los nombres divinos de los atributos de un único Dios, ya no lo hacen a través de los reyes como en periodos anteriores. En los textos y en las escenas, el rey se limita a refrendar lo que el noble establece, dice o representa en su tumba, estela o dedicación a los templos. La idea de que el rey en Egipto siempre ha sido considerado como un dios debe abandonarse, ya que era considerado sacro.
    Samir Ahmed Hiweg
    Guía turístico de habla hispana
    Egipto

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