¿Ni un matiz de crítica al coleccionismo?
Por María Teresa Vázquez Garcés
12 julio, 2018
Fotografía que muestra un ejemplo de la destrucción que el saqueo en un yacimiento egipcio deja atrás.
Modificación: 12 julio, 2018
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Justo el mismo día en que la exposición dedicada al coleccionismo se abría al público en Barcelona, la policía egipcia hacía pública la detención de 7 saqueadores de un yacimiento arqueológico en Egipto, desconocido aún para la arqueología, cuyos objetos saqueados iban destinados al mercado de antigüedades, es decir, a la venta a coleccionistas. La muestra en Barcelona también se realiza mientras en el Museo de El Cairo se está exhibiendo una exposición sobre un grupo de antigüedades egipcias detectadas en Italia y cuyo contrabando tenía como destino alimentar del tráfico de antigüedades; es decir, suministrar objetos a ciertos coleccionistas. En la misma ciudad donde se ha abierto al público la exposición, hace solo pocos meses, era desarticulada una red de traficantes de antigüedades vinculada con la financiación del terrorismo islamista en una operación que se saldó con la detención también de un anticuario que, entre sus objetos de venta, no faltaba un suculento surtido de piezas egipcias. Todo coincide con la misma semana en la que el gobierno egipcio, tras sufrir una oleada destructiva en sus yacimientos arqueológicos, ha tenido que endurecer el código penal en el intento de proteger el patrimonio arqueológico de su país, víctima del expolio provocado por el ansia de suministrar antigüedades al cada vez más voraz coleccionismo. Además, solo hace unos pocos días que una gran operación de Interpol recuperaba en Europa más de 25.000 objetos arqueológicos producto del saqueo, muchos egipcios, con un valor aproximado de 40 millones de dólares y listos para ser introducidos en cierto mercado de antigüedades.

En nuestros días es incompresible que no exista un matiz de crítica en una exposición dedicada al coleccionismo de antigüedades teniendo en cuenta que la mayor agresión que sufre el patrimonio egipcio es precisamente el producido por el expolio y las excavaciones ilegales, cuyo único objetivo es suministrar objetos para la venta a cierto coleccionismo. No hay que mirar a otro lado, saqueo y cierto mercado de antigüedades van de la mano. Así que más que exhibir y ensalzar el coleccionismo, la pasión por Egipto creo se plasmaría mejor en prevenir contra la irresponsabilidad que muchas veces implica, en avisar de sus posibles peligros y en propiciar una concienciación que intentara evitar que el negocio y hedonismo se impongan sobre la cultura.

A día de hoy la lucha contra el coleccionismo irresponsable es posiblemente una de las mejores formas de expresar la pasión por Egipto y  por el patrimonio arqueológico en cualquier lugar, más que nunca, ahora, en nuestros días, coleccionar antigüedades egipcias es algo alejado del glamour, es algo alejado de la cultura, aunque algunos sigan difundiendo que hay algo de romanticismo en un nazi coleccionista, en un nefrólogo que se pone el anillo de un sacerdote faraónico o en un empresario millonario que narra su emoción en las subastas pujando por comprar antigüedades milenarias. Curioso contraste teniendo en cuenta que una parte no menor del negocio de antigüedades encuentra su aliado perfecto en la extrema precariedad en la que se encuentran muchas personas en Egipto, viendo en el expolio y en la búsqueda clandestina de antigüedades una fuente de recursos económicos que necesitan para seguir manteniendo sus vidas paupérrimas.

No hay que olvidar que Egipto repatría todos los años centenares de antigüedades, a veces miles, detectadas antes de ser encaminadas a la venta a coleccionistas y salvadas del multimillonario negocio que las rodea. Algunas también son detectadas en casas de subasta, en escaparates de anticuarios y en vitrinas de museos. El daño causado para extraer esas antigüedades es incalculable y las consecuencias son muy serias, más aún teniendo en cuenta que el terrorismo islamista ha encontrado una fuente importante de financiación en la pasión por las antigüedades y en el vacío legal que ampara el mercado de anticuarios.

Hay quien piensa que el coleccionismo solo fue destructivo en el pasado, en esos tiempos en los que Belzoni, Salt o Drovetti arrasaban en Egipto templos y tumbas con milenios de historia para arrancar relieves y cortar trozos de sarcófagos que exponer en bellos salones de acaudalados europeos. Pero no hay que engañarse, una parte del coleccionismo sigue causando estragos y hoy en día es el principal peligro que acecha a los monumentos de todo el mundo. Si ni siquiera los museos y profesionales de la arqueología ayudan a concienciar sobre el daño que este coleccionismo hace, entonces la situación nunca se revertirá.

 

Ensalzar el coleccionismo sin matiz a la crítica… ¿por qué será?

 

 

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3 respuestas a “¿Ni un matiz de crítica al coleccionismo?”

  1. La exposición se llama -Pasión por el antiguo Egipto. 200 años de coleccionismo en el museo egipcio de Barcelona- y es una vergüenza. Las declaraciones del presidente que salen en la prensa son de pena. No se entiende que pueda llegar a estar tan mal asesorado un museo y que los arqueólogos permitan esto. Indignante. Suscribo al 100% el texto. Gracias

  2. Lo peor es que se trata de un problema complejo, que aúna la miseria de unos, la riqueza de otros y las prioridades de otros. Hay otras prioridades que los museos y la arqueología bien hecha : la cultura es un lujo. Y si la gente pobre no es contratada por las entidades culturales y de investigación nacionales, trabajarán ilegalmente y en condiciones pésimas para cualquiera. Y el endurecimiento del código penal logrará poco. Ya en tiempos de Howard Carter se torturó a la familia Rassul por robar antigüedades para vender en el mercado negro, y la cosa ha continuado. No hay nada nuevo bajo el sol : en tiempos faraónicos se mataba a los violadores de tumbas, pero prácticamente todas fueron robadas, por lo que la de Tutankhamon constituye tan celebrada excepción. Quizá en Egipto debería intentarse a gran escala lo que hizo Walter Alva en Perú con las antigüedades moches : contratar a los ahora ladrones para que colaboren del modo adecuado con los arqueólogos.

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