Las nuevas Maravillas del Mundo. Una votación en debate
Por Víctor Rivas
Creación: 9 abril, 2007
Modificación: 8 diciembre, 2016
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Como es sabido por todos, desde hace un tiempo y de la mano del suizo Bernard Weber se está realizando una gran votación a nivel popular para elegir cuales serán las nuevas Maravillas del Mundo. Esta votación no está exenta de cierta polémica, ante el asombro general, que asiste con esta convocatoria a la comparación de maravillas de época antigua y moderna.

Sin que sirva de precedente, debo reconocer que en esta ocasión estoy de acuerdo con el Gobierno Egipcio y con su portavoz en este tema, Sabri Abdelaziz, cuando manifiesta en los medios de comunicación que «las pirámides están fuera de concurso».

Efectivamente, no tiene mucho sentido someter a votación si las Pirámides de Egipto son o dejan de ser una maravilla digna de ser reconocida como tal, es evidente que lo son desde que el mundo moderno decidió rendir culto a nuestros antepasados, salvo que existan intereses de diversa índole que intenten apuntillar un cambio en este sentido, ¿acaso alguien puede siquiera imaginar que falta de respeto mostraríamos, si por estos intereses, las Pirámides de Egipto fueran desbancadas del podio por construcciones modernas?

A veces parece que el aburrimiento es el peor enemigo de la razón, pues sigo si entender a que viene ahora realizar esta votación tildada de popular, en donde se observan intereses seguramente comerciales por colocar en la palestra la moda del viaje para visitar la nueva maravilla elegida, imán perfecto para subvenciones y excusa prepotente por demostrar que la modernidad es superior a cualquier época. Basándonos en el mismo principio, podríamos quitarle todos los laureles a Edison y colgárselos a cualquier empresa fabricante de bombillas, que sin duda han superado con creces a la lámpara incandescente.

No deja de sorprenderme como pueden competir en las mismas condiciones (y tomo sólo unos ejemplos) la Torre Eiffel en París, la Estatua de la Libertad de Nueva York y las Pirámides de Egipto, ¿a qué lumbreras se le ha ocurrido semejante despropósito? Las Pirámides de Egipto serán siempre una de las maravillas a las que el mundo moderno deberá rendir culto, y con el respeto que se merecen sus constructores, deberían estar fuera de cualquier concurso mediático con fines mercantiles o ávidos de notoriedad.

A día de hoy aún nos preguntamos como se construyeron las Pirámides de Egipto, y para ello basta recordar la nueva teoría de Jean-Pierre Houdin, que adorna estos días diferentes portadas en los medios de comunicación. Sin embargo, sí sabemos como se construyó la Torre Eiffel y como no, la Estatua de la Libertad, por tanto y sólo por este motivo (que existen muchos más) las comparaciones son injustas y manchadas de cierto aspecto oloroso poco agradable.

Puestos a pensar en los motivos, podría intentar ser romántico y dejarme llevar por la creencia de unos buenos actos tras buenas intenciones, pero el mundo moderno no funciona así, y pensando por pensar, me pregunto quien ha tomado la decisión de incluir ciertas maravillas y dejar fuera de concurso a otras, ¿habrán sido los euros? ¿serán los dólares? ¿seré yo que soy muy mal pensado?.

Creo necesario hacer un replanteamiento serio y objetivo, lo justo sería que puestos a renegociar unas nuevas consideraciones estas se realizaran en categorías, compitiendo construcciones antiguas con sus homólogas, y modernas con sus contemporáneas, además, si fuera posible aumentar el número de siete nos ahorraríamos estas situaciones injustas, pues siempre estaríamos a tiempo de añadir a las consabidas siete maravillas del mundo alguna más, se supone que si una maravilla lo ha sido desde hace muchísimos años lo seguirá siendo pasen los años que pasen, ¿o también inventaremos un criterio para que una maravilla deje de serlo aunque sea por votación popular?.

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