Poca gente desconoce la tumba de Ra-Atón. Dijo el jefe de la excavación “A pesar de diversos inconvenientes, como que los relieves de la mesa de ofrendas estaban sucios, que hubiera sido saqueada 392 veces y de que fuera completamente falsa, es el hallazgo más importante realizado nunca, principalmente por que la he excavado yo”. En un libro publicado recientemente, se narra el por qué la tumba de un noble que no tenía relación alguna con el faraón estaba decorada como una cuyo dueño sí tenía una relación con éste, y por qué se tuvo que poner este noble un nombre de mamífero que corre por diversos rincones de la casa, sobre todo si esta sucia y hay queso en el suelo.
Veamos la historia de este personaje. Ra-Atón tenía 20 títulos, los cuales guardaba encima de su mesilla junto con el dibujo que le regalo su hija Miu, y la cartera regalada por su hijo Guau, que tenía muy malas relaciones con Miu. El periodo histórico de Ra- Atón era tan fatídico y convulso como unos patos mareados bailando ballet. Para empezar los babilonios, apoyados por los asirios y bajo la supervisión de los persas, invadieron Egipto. Luego los babilonios invadieron a los persas apoyados por Egipto supervisados por los asirios. Luego, los persas apoyados por Egipto invadieron Egipto bajo la supervisión de los babilonios, que estaban invadiendo a los asirios, y luego Esparta, que nada pintaba allí, invadió Atenas, que nada pintaba allí, y luego ambas ciudades cogieron una brocha y pintaron un mural que ponía.
“Por una dieta sana: come frutas y verduras”
mensaje que los escolares no pasaron por alto. Ante semejante lío, Ra-Atón se mareó y cayó desplomado y muerto. De él no se supo nada más hasta la excavación.
Hace unos cuantos años, ni un año mas ni un año menos, dos beduinos totalmente egipcios, uno llamado Lung Chan y otro Mariano López, que tuvieron bastantes problemas por que no se entendían, iban sobre dos tortugas cabalgando a toda velocidad por el desierto tebano al noroeste del cementerio de Qurnet Muray, que cae a un tiro de piedra (exactamente, ni un tiro de piedra más ni uno menos) de Luxor. Uno de ellos tropezó con una piedra, y luego siguió cavando, y siguió cavando, y cavando…
Y se dio cuenta de que era una piedra normal y corriente. Como las del monte. Pero el otro gritó: ¡¡¡Banzai!!!. El otro beduino fue corriendo porque pensaba que había hallado un bonsái en el desierto. Se decepcionó al ver que sólo era una maravillosa tumba, pero aun así enviaron este telegrama.
Hola, stop señores egiptólogos stop:
Hemos hallado una tumba stop y yo pensaba que era un bonsái stop la tumba esta stop viniendo para acá y tirando por stop allí stop
Reciban un stop cordial stop saludo stop.
P.D. stop estoy hasta las stop narices stop de los dichosos stop stops stop
Los egiptólogos escucharon (aunque era un telegrama lo escucharon) el telegrama y acudieron al encuentro de los beduinos. A pesar de las claras indicaciones de los beduinos, los egiptólogos comprendieron que se habían perdido cuando vieron un cartel que ponía:
Welcome to the Statue of Liberty
Al final hallaron a los beduinos. Primero se encargaron de buscar patrocinador. Esa labor recayó en un barón ruso cuyo nombre era muy complicado, así que le llamaron Barón Volkswagen, que aunque es un nombre alemán, de Alemania a Rusia hay un corto sendero. En aquel entonces era la Rusia de Gorbachov, y se preguntarán: ¿Qué pinta un barón en todo esto? Ni lo sé ni me importa.
Una vez tenían patrocinador, contrataron a unos pocos trabajadores, unos dos mil más o menos. La excavación fue rápida, y a los diez días hallaron un escarabeo, que bautizaron con el nombre del patrocinador (De ahí viene el término Volkswagen escarabajo). Además del escarabeo, hallaron muchos jeroglíficos, que los podemos ver traducidos en la libreta de notas:
Vemos aquí una urraca, aquí un cacharro raro y aquí me han dicho que esto es el símbolo kem, lo cual significa que la urraca se kem-o con un cacharro raro.
Prosigamos con la traducción…
Teniendo en cuenta que el traductor de jeroglíficos auténtico estaba de vacaciones en Tahití, que el que contrataron era un señor que encontraron por la calle al que le dieron 900.000 euros para que fingiera ser un traductor y que aceptó de malas maneras, está muy bien traducido.
Una vez despejaron la capilla, llegaron a un pasillo y de ahí al pozo fúnebre. Entonces vieron una decoradísima pared totalmente en blanco. En ese momento, se produjo un intercambio de correspondencia entre el jefe de excavación y el barón, los cuales forjaron una amistad. Esas cartas, que a la muerte del jefe de excavación fueron como muestra de respeto vendidas a un contrabandista de Liechtenstein, fueron recuperadas a la muerte del contrabandista por el jefe de excavación, que estaba caminando de nuevo entre los vivos, para luego volver al mas allá por que allí hacían una sopa de fideos muy rica. Estas llegaron a las manos del barón que decidió irse al mas allá por que el jefe de excavación le habló de la sopa de fideos tan rica que hacían allí. Las cartas dicen así.
Estimado barón Volkswagen:
Hemos hallado un pasillo que lleva a la cámara funeraria. Los relieves están algo deteriorados. Hemos averiguado gracias a los jeroglíficos que la tumba de Ra-Atón es de la XXI dinastía y del reinado de Smendes ¿No es emocionante?
Espero su respuesta
Estimado jefe de excavación:
¿Es usted tonto? ¡Lo que quiero saber es si el pasillo de mi casa es más grande o si hay oro en la tumba!
Espero que no vuelva a escribirme para idioteces.
En esta pareja de cartas observamos la amistad entre el jefe de excavación y el barón, y el respeto de este hacia el trabajo del egiptólogo. Ahora leeremos otra carta, esta vez para ver como fue la apertura de la cámara funeraria.
Estimado barón:
Hemos abierto la cámara funeraria mediante el método del objeto cilíndrico compuesto por hierro y madera, en una perfecta aleación, que golpea puertas y paredes. Osease, hemos dado tortas a la pared con un ariete hasta que se rompió. Ya sé que a usted los métodos pacíficos no le gustan, pero las normas son las normas y debo cumplirlas.
P.D. Ya sé que usted quería que volara la pared a bazoocazos, pero confórmese con que hayamos abierto el sarcófago con este método.
Varias cartas después, el barón escribió una bella carta muy sutil y educada, pero que fue la última.
Estimado jefe de la excavación:
Es usted un pesado de las narices. Más que una vaca embarazada en brazos. Estoy ya de los detalles en los jeroglíficos, de las dinastías y del “no hay oro” hasta la coronilla. No me sale rentable, y aún menos con usted bla, bla, bla, Egipto, bla, bla, bla, jeroglíficos. Le retiro la subvención, so pesado. ¡Y no me llamo Volkswagen, me llamo Dimitri!
Cariñitos
Barón Dimitri
Y aquí finalizo la excavación. No hubo otra subvención, a excepción de la que le dio un niño de cinco años, que fue un batido de leche. Con ella pudo trabajar otros seis años, pero no le dio tiempo a excavar determinadas zonas. ¿Las excavarás tú? No, debido a que la tumba fue utilizada como polvorín, el cual voló por los aires.
Y este es el resumen de tan emocionante aventura. Y la moraleja es: A quien le ayuda, Dios madruga. Que no la hayan visto no quiere decir que no esté.
Adiós.
Autor: Yago López Guajardo