La precision de las pirámides de Egipto
Por Coordinadores de AE
Creación: 23 octubre, 2001
Modificación: 23 octubre, 2001
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Las pirámides de Egipto no están puestas así, al desgaire, de cualquier manera. Su precisa orientación ha sido objeto de muchas investigaciones y de no menos interpretaciones. Los conocimientos astronómicos necesarios para que apuntaran con tanta precisión a los cuatro puntos cardinales siguen siendo objeto de debate, casi cinco mil años después de que se construyeran. La astronomía ayuda hoy a poner una fecha más exacta a la construcción de estas fantásticas tumbas.

Juan Antonio Belmonte, investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias, IAC ha dado un paso más a la hora de determinar con exactitud el año de construcción de las pirámides erigidas durante el reinado de los reyes de la IV Dinastía, las de Keops, Kefren y Micerinos, que están en la Meseta de Giza y que son, probablemente, las pirámides más famosas de Egipto.

El uso de unas estrellas u otras a la hora de conseguir el perfecto alineamiento ha sido objeto de debate durante mucho tiempo y, gracias a esta hipótesis, se consigue una explicación más elegante y que coincide mejor con todos los datos que se tenían hasta ahora.

Este investigador propone que la orientación de las pirámides fue posible mediante la observación del tránsito meridiano de las estrellas Phecda y Megrez, pertenecientes a la constelación de la Pierna de Toro, una de las más importantes de los antiguos egipcios y que era el equivalente a nuestro Carro de la Osa Mayor. La prolongación de la línea de unión entre estas dos estrellas apuntaba hacia Thuban (la estrella polar de aquella época), del mismo modo que hoy en día la prolongación de la línea que une las estrellas Merak y Dubhe (las más brillantes del cuadrilátero de la Osa Mayor) nos señala la estrella polar actual.

La hipótesis de Belmonte permite corregir la fecha que, hace poco tiempo, había propuesto la egiptóloga británica Kate Spence, que a su vez modificaba en 80 años la vigente hasta la fecha. La hipótesis formulada por Belmonte posee importantes implicaciones cronológicas e históricas, asegura este investigador, «incluyendo las mitológicas, que pueden ayudar a una mejor comprensión de cómo los egipcios de la civilización faraónica entendían el Cosmos y se servían de él para, entre otras muchas cosas, orientar adecuadamente sus monumentos más importantes».

Con este trabajo se determina que la máxima precisión en la orientación se habría conseguido en torno al año 2.562 a. C. y, en consecuencia, la Gran Pirámide podría haberse alineado en fechas cercanas a la anterior, en un momento intermedio entre las dos fechas extremas propuestas en la actualidad para el comienzo del reinado de Keops, 2.589 y 2.551 a. C., lo que hace innecesaria la reducción en la cronología propuesta por Spence.

Para esta investigadora, el alineamiento de las pirámides se habría conseguido mediante la observación del tránsito simultáneo por el meridiano celeste (línea imaginaria que divide la bóveda celeste en dos mitades: occidental y oriental) de dos estrellas circumpolares situadas en lados opuestos del polo (Kochab y Mizar).

Tal y como dice Juan Antonio Belmonte, «la precisa orientación hacia los cuatro puntos cardinales de las pirámides de Egipto sigue siendo un tema de interés que nos remonta a uno de los primeros momentos en la historia de la civilización en que la astronomía se puso al servicio de la cultura, en este caso, de la arquitectura monumental».

Fuente: Canoa

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