La pluma de Maat. Aspectos del vínculo conceptual e iconográfico
Por Susana Alegre García
1 septiembre, 2007
Modificación: 16 mayo, 2020
Visitas: 60.478

Aunque existe una amplia gama de variaciones, la iconografía prototípica de Maat es la de una mujer joven, esbelta y elegante, portadora de un tocado sencillo formado por una cinta que sostiene, perfectamente erguida[1], lo que tradicionalmente se ha identificado como una pluma de avestruz[2] (Fig. 1-2). Este elemento era, además, un signo jeroglífico que podía utilizarse en la escritura del nombre de la diosa: el signo ImageImage. El jeroglífico, de forma esquemática pero precisa, muestra la pluma de avestruz colocada de perfil[3], destacando una protuberancia redondeada en la parte superior.

Fig. 1. Maat en un fragmento mural procedente de la tumba de Seti I y conservado en el Museo Arqueológico de Florencia. Foto S. Curto

Fig. 1. Maat en un fragmento mural procedente de la tumba de Seti I y conservado en el Museo Arqueológico de Florencia. Foto S. Curto.

Fig. 2. Maat en un bajorrelieve de la Sala Hipóstila del templo de Karnak. Foto S. Alegre

Fig. 2. Maat en un bajorrelieve de la Sala Hipóstila del templo de Karnak. Foto S. Alegre.

Los antiguos egipcios consideraron las plumas de avestruz como artículos de lujo. Con ellas se podían confeccionar sofisticados abanicos y formaban parte de tocados e insignias, constituyendo un atributo de distinción y autoridad entre príncipes, soldados, reinas, jueces o visires. Su presencia era habitual en la iconografía de estandartes y deidades, apareciendo también en el contexto ceremonial, donde jugaron un papel relevante en ciertas liturgias de purificación y tránsito, por lo que las plumas dieron forma, por ejemplo, a amuletos y ornamentaron ciertos objetos de carácter ritual[4].

La pluma de avestruz formaba parte de la iconografía de Maat ya en las representaciones más antiguas. Durante milenios constituyó su más característica corona, pero además fue su emblema identificador en diferentes ámbitos y podía portarlo en las manos o exhibirlo de otras formas distintas[5]. La vinculación llegó a ser tan intensa que la representación de la pluma, en determinados contextos, podía sustituir simbólicamente a la imagen de la diosa. Sin embargo, se hace difícil encontrar una explicación relativa al motivo o motivos por el que Maat se vinculó tan estrechamente con la pluma; es decir, ¿qué pudieron ver los antiguos egipcios en las plumas de avestruz que les permitiera generar una vinculación con un concepto tan complejo como Maat?. Dicho de otro modo, ¿qué metáfora pudieron inspirar las plumas de avestruz como para que se las relacionaran con el orden cósmico, la justicia, la verdad, el equilibrio, la armonía, la equidad, la rectitud, la bondad…?.

Las respuestas, como ocurre generalmente en el ámbito de la simbología, recaen en el terreno de la especulación y la interpretación. No obstante, la egiptología moderna en muy pocas ocasiones se ha planteado este interrogante[6], a pesar del creciente interés en los estudios sobre Maat y de la cada vez más abundante bibliografía especializada. Una bibliografía que generalmente no se adentra en la expresión plástica y que suele centrar sus esfuerzos en la difícil tarea de intentar establecer una definición sobre el multifacético concepto que en Maat se diviniza y sus implicaciones en ámbitos como la cosmovisión, la moral o la justicia.

Objeciones a Horapolo

La explicación generalmente ofrecida por la bibliografía egiptológica en relación a los motivos del estrecho vínculo entre Maat y la pluma de avestruz, deriva de lo expresado por Horapolo, autor que en el siglo V d. C. realizó un intento de lectura de los jeroglíficos basándose en la simbología. Aunque esta vía no era la adecuada para llegar al correcto desciframiento de la escritura egipcia, lo cierto es que la obra cobró trascendencia mucho después, siendo una influencia relevante en el pensamiento del Humanismo Renacentista[7].

A pesar de tratarse de una fuente interesante y hasta sorprendente en ciertos aspectos[8], casi todas las conclusiones de Horapolo se consideran actualmente obsoletas e incluso absurdas. Sin embargo, en lo relativo a la relación simbólica entre Maat y la pluma de avestruz, estableció una visión que se ha hecho perdurar hasta nuestros días. He aquí lo que Horapolo afirmó al referirse al jeroglífico de la pluma de avestruz:

<< Si quieren indicar «hombre que imparte justicia a todos por igual», pintan una pluma de avestruz; pues este animal tiene iguales por completo las plumas de sus alas, al contrario que las demás aves>>[9].

Según este planteamiento, las supuestas plumas de igual medida que se encuentran en las alas del avestruz, inspiraron una relación con las nociones de justicia y de orden[10]. De modo que, teóricamente, por su idéntica dimensión y regular disposición en las alas del ave, el egipcio vio en ellas la representación de lo equilibrado, de lo armónico, de lo ajustado a una medida; es decir, todo aquello que podía asociarse a Maat[11].

Aunque los mecanismos de la simbología pueden llegar a ser muy sutiles, lo cierto es que no he podido documentar la existencia de documentación egipcia alusiva a la supuesta relación entre «el hombre que imparte justicia» y los avestruces o sus alas. Ni tampoco es factible ningún nexo, salvo en lo relativo a las plumas, entre Maat y los avestruces.

De igual manera, no he localizado documentación sobre la trascendencia de las alas del avestruz o alusión a su especial simbología. Tampoco hay representaciones de avestruces con las alas desplegadas que dejen de alguna manera patente su posible trascendencia o que plasmen la supuestamente relevante característica de tener las plumas todas iguales[12]. De hecho, aunque las alas son elementos recurrentes en la simbología e iconografía egipcia, siendo un atributo frecuente entre las divinidades, lo cierto es que las comúnmente representadas no son las de avestruz[13]. Ni siquiera las porta la diosa Maat, a pesar de ser mostrada muy frecuentemente con los brazos transformados en alas (Fig. 3).

Fig. 3. Maat alada en la tumba de Ramsés III. Valle de los Reyes. Foto. S. Alegre

Fig. 3. Maat alada en la tumba de Ramsés III. Valle de los Reyes. Foto. S. Alegre.

A todo ello sumar que, a pesar de lo afirmado Horapolo y por otros historiadores de la antigüedad, lo cierto es que el avestruz no tiene iguales por completo las plumas de sus alas y que algunas de las más llamativas proceden también de su cola (Fotos 4-5).

Foto 4. Del avestruz macho. Zoológico de Barcelona. Foto. J. L. López

Foto 4. Del avestruz macho. Zoológico de Barcelona. Foto. J. L. López.

Foto 5. Los avestruces hembras tiene las plumas más pardas y, en general, menos lucidas. Zoológico de Barcelona. Foto J. L. López

Foto 5. Los avestruces hembras tiene las plumas más pardas y, en general, menos lucidas. Zoológico de Barcelona. Foto J. L. López.

Entre el sol y el caos

A diferencia de otras aves, los avestruces no fueron mostradas con profusión en el arte faraónico y aparecen de manera muy ocasional[14]. Uno de los ejemplos más conocidos es la imagen plasmada sobre un abanico de madera chapado en oro que fue localizado en la tumba de Tutankhamón. En este sofisticado objeto se muestra al faraón lanzando flechas, desde su carro, contra estas aves[15], mientras es ayudado por un perro que las acecha (Fig. 6). La otra cara del abanico muestra el regreso victorioso desde el desierto oriental, mientras los servidores portan los abatidos y vencidos animales. Puede que esta narrativa haga referencia a las expediciones de caza que debían organizarse para conseguir atrapar a estas aves[16], o incuso podía hacer referencia a la forma en que pudieron ser conseguidas las valiosas plumas que, efectivamente, en su día, se insertaron en las perforaciones que todavía conserva el propio abanico de Tutankhamón en su borde ovalado y que tal vez le refrescaron.

Fig. 6. Abanico con la representación de la caza de avestruces. Procedente de la tumba de Tutankhamón. Museo de El Cairo. Foto en C. DESROCHES-NOBLECOURT, Vie et mort d'un pharaon. Toutankhamon, París, 1963, p. 92, XX

Fig. 6. Abanico con la representación de la caza de avestruces. Procedente de la tumba de Tutankhamón. Museo de El Cairo. Foto en C. DESROCHES-NOBLECOURT, Vie et mort d’un pharaon. Toutankhamon, París, 1963, p. 92, XX.

Además de mostrarse en escenas de caza, también el avestruz aparece en imágenes en que se plasman seres considerados exóticos por los egipcios, como jirafas, leopardos o ciertas gacelas. En un contexto así se representó un avestruz en el templo de Beit el-Wali[17] (Fig. 7), lugar donde también se muestran separadamente las plumas del animal en proximidad a colmillos de elefantes (Fig. 8). Se trata de una secuencia que narra los tributos entregados por los Nubios al victorioso faraón Ramsés II, por lo que se hace énfasis en las singulares riquezas y raros productos propios de esas tierras.

Fig. 7. Avestruz representada en el patio del templo de Beit el-Wali, en New Kalabsha. Foto S. Alegre

Fig. 7. Avestruz representada en el patio del templo de Beit el-Wali, en New Kalabsha. Foto S. Alegre.

Es comprensible, además, que los egipcios muestren a los avestruces como seres exóticos, o a los que hay que ir a buscar o traer desde tierras lejanas, ya que lo cierto es que el animal era muy raro en las riberas egipcias, de donde prácticamente había desaparecido ya antes de la Dinastía I. Desde entonces, la población de estas grandes aves había quedado relegada a la zona de los oasis y al desierto oriental, concentrándose especialmente más allá de la Primera Catarata.

Fig. 8. Plumas de avestruz representada en el patio del templo de Beit el-Wali, en New Kalabsha. Foto S. Alegre

Fig. 8. Plumas de avestruz representada en el patio del templo de Beit el-Wali, en New Kalabsha. Foto S. Alegre.

Sin embargo, en el mundo predinástico la presentación del avestruz fue mucho más abundante, ya que las poblaciones humanas convivieron con ellas estrechamente. Es más, parece como si en aquellos tiempos hubieran ejercido una cierta fascinación, ya que aparecen en numerosas representaciones artísticas de estos períodos. Lo más común son las que muestran a estas aves puestas en hilera, lo que ha sido interpretado por algunos especialistas como una pretensión de expresar la imagen del orden o generar mágicamente, a través del poder del arte, la capacidad de poner orden en la naturaleza[18]. También hay escenas que muestran la fortaleza humana y su poder para imponerse, abatiendo con arco y flechas a una aves tan enérgicas y veloces que, sin duda, debieron ser consideradas presas difíciles (Fig. 9)[19].

Fig. 9. Detalle de Graffiti predinástico en el Uadi Mineh. T. WILKINSON, El origen de los faraones, 2004, p. 153, Fig. 49

Fig. 9. Detalle de Graffiti predinástico en el Uadi Mineh. T. WILKINSON, El origen de los faraones, 2004, p. 153, Fig. 49.

Es posible que incluso se realizaran rituales propiciatorios previos a estas cacerías o que los cazadores intentaran poseer algunas de las capacidades de las aves. Ello puede inferirse ante la temática como la conservada en la Paleta de Manchester, donde se muestran tres avestruces seguidas de un personaje antropomorfo que parece dirigirlas o hasta imitarlas, y que, a su vez, luce la misma cabeza que las aves. Ello puede ser una simbiosis iconográfica o, quizá, efectivamente, muestra a un hombre portador de una máscara ritual cuya magia le transforma simbólicamente en avestruz[20] (Fig. 10).

Fig. 10. Paleta de Manchester. B. MIDANT-REYNES, Préhistoire de l'Égypte, des premiers hommes aux premiers pharaons, París, 1992, p. 183, Fig. 10.a.

Fig. 10. Paleta de Manchester. B. MIDANT-REYNES, Préhistoire de l’Égypte, des premiers hommes aux premiers pharaons, París, 1992, p. 183, Fig. 10.a.

Durante el predinástico, por tanto, el avestruz parece ser un animal relevante, posiblemente al tratarse de una preciada pieza de caza que ponía a prueba la agilidad y habilidad de sus cazadores. Se trataba, asimismo, de un animal capaz de proveer de abundante carne; sus huevos eran también consumidos y hasta utilizados como contenedores de líquidos. A ello sumar que su dura piel podía ser curtida[21] y sus plumas, por supuesto, debían ser un magnífico trofeo. De hecho, la relevancia de las plumas de avestruz queda patente en estos períodos, ya que algunos personajes que ocupan un lugar preeminente en diversas escenas, fueron representados con lo que han sido identificadas como largas plumas de avestruz sobre sus cabezas. Incluso en la representación de lo que podrían ser las imágenes más remotas en el tiempo de las divinidades egipcias, éstas ya parece que se plasman portando lo que se podría identificar como plumas de avestruz[22].

Es factible que durante el predinástico el avestruz fuera un animal cargado de simbolismo y que incluso a sus plumas ya se les otorgara una notoriedad especial. No obstante, aún se está lejos de poder conocer el significado profundo y las implicaciones simbólicas del animal en esos períodos. En lo que respecta al Egipto faraónico, dada la carencia de fuentes y las escasas menciones a los avestruces, su relevancia en estos ámbitos es bastante difícil de dilucidar. No obstante, existe una singular estela conservada en el Museo de El Cairo (JE 38246, CG 34001), que contiene un elogio pintoresco dedicado al rey Ahmosis y a sus posibles metamorfosis. Este documento ofrece una perspectiva interesante, ya que habla de una especie de danza realizada por los avestruces en honor del faraón identificado con el sol: «como Atum está en el cielo, cuando los avestruces danzan en el valle»[23]. Ello hace pensar que los egipcios observaron la curiosa excitación que muestran los avestruces en algunos momentos del día, coincidiendo especialmente con el llamativo ritual que realizan al relevarse en el empolle de los huevos[24]. Esa «danza» parece que fue considerada por los egipcios como algún tipo de adoración, de ahí que la interpretasen como un peculiar gesto de alabanza a la fuerza solar. En la época amarniana parecen existir indicios iconográficos de esta singular «danza»[25], siendo también plasmada en el templo de Medinet Habu (Fig. 11).

Fig. 11. Danza de los avestruces en Medinet Habu. Foto en M. C. KUENTZ, La dance des autruches, BIFAO 23, PL.I.

Fig. 11. Danza de los avestruces en Medinet Habu. Foto en M. C. KUENTZ, La dance des autruches, BIFAO 23, PL.I.

De modo que a pesar de lo poco que se las conoce, la documentación sí es suficiente como para afirmar que en algunos ámbitos el avestruz fue un animal relacionado con el faraón y hasta con la adoración al sol. Tal vez eso propició que Maat, como «Hija de Ra», fuera portadora de la pluma de este ave en tanto que distintivo solar y emblema de la más elevada autoridad real. No obstante, la «danza de las avestruces» documenta muy aisladamente la trascendencia simbólica de este animal, no alude a sus plumas, ni explica la extraordinaria simbología que se condensó en estos elementos. Es más, igual que ocurre con el avestruz, la tradición egipcia vinculó a otros muchos animales con el sol y de forma mucho más intensa; entonces… por qué precisamente la pluma del avestruz se asoció a Maat y no la melena del león, o el morro del babuino, o las patas del escarabajo… En definitiva, la relación solar del avestruz no da completa respuesta al interrogante sobre los motivos que indujeron a los antiguos egipcios a vincular tan intensamente la pluma con Maat.

Por otra parte, en lo que respecta a la imaginería que se expresa en las escenas de caza de avestruces como la protagonizada por Tutankhamón, los animales se convierten, como es tópico en esta temática plasmadas por el arte faraónico, en un símbolo más próximo al caos que a Maat. Esta caza debe ser interpretada, fundamentalmente, como una expresión de la capacidad protectora del Estado y del faraón, y como una exaltación del poder que ostenta para imponerse sobre cualquier enemigo o fuerza maligna que pudiera suponer una amenaza para Egipto. Por tanto, parece que el avestruz, como habitante del desierto y de tierras remotas, podía tener también connotaciones simbólicas negativas. Desde esta perspectiva, colocarse como tocado una de estas plumas tan difíciles de conseguir, podía ser un símbolo de victoria, es decir, una expresión del caos sometido y convertido en armonía. Sin embargo, aunque los guerreros y los cazadores suelen ser mostrados luciendo estas plumas, no fueron un atributo identificador de la realeza que se integrara es su iconografía más habitual[26].

El caso de Shu

La pluma de avestruz no fue portada en exclusividad por Maat. Este lujoso elemento también se integró en imágenes de Hathor, Isis, Nut, Imentet, Mut, Sotis, Tot, etc., siendo especialmente relevante su vinculación con Shu. De hecho, el tocado más tradicional de Maat y el de este dios son absolutamente idénticos (Fig. 12). De modo que aproximarse a la estrecha relación de Shu con la pluma de avestruz y a sus posibles causas, tal vez pueda proporcionar pistas sobre el vínculo de Maat con este mismo elemento.

Fig. 12. Maat y Shu en una jamba del templo ptolemaico de Kom Ombo. Foto. S. Alegre

Fig. 12. Maat y Shu en una jamba del templo ptolemaico de Kom Ombo. Foto. S. Alegre

A Shu se le identificaba con el aire y con la luz, y su nombre significa «vacío»[27]. Se le consideraba responsable de los fenómenos atmosféricos y se le atribuía el poder de sostener lo celeste, siendo uno de los pilares básicos conformadores de la creación y responsable de la perpetuación de la existencia. En ocasiones podía aparecer como protector del astro solar, pero también tenía trascendencia en el mundo funerario, donde podía actuar como acusador ante el juicio supremo y hasta aparecer como conductor de unas entidades temibles que acosan el ba de los difuntos con el objetivo de dificultar su acceso a la eternidad. No obstante, las faceta más destacada de Shu es la que lo identifica con el aire, entendido como la invisible fuerza que mantiene el cielo sobre la tierra y como la energía cósmica que hace que permanezcan separados.

La mitología presentó a Shu y a Maat como hermanos e hijos del creador solar. Ciertamente entre estas dos divinidades llegaron a establecerse vínculos sorprendentes[29]. Ambos resultaban fundamentales en los relatos de creación, en el mantenimiento del comos e incluso ambos eran considerados «el aliento del creador». También en el plano funerario pueden establecerse conexiones, aunque en este contexto el papel de Maat resultara mucho más apacible.

En el caso de la vinculación de Shu con la pluma de avestruz, se da la circunstancia de que no sólo es su tocado identificador, además, el nombre del dios se escribía con el signo ImageImage. Aunque los recursos llegaron a ser realmente magníficos, hay que tener en cuenta que la escritura jeroglífica tenía dificultades para expresar ideas abstractas, ya que necesitaba utilizar signos capaces de captar esas nociones con una imagen. No obstante, encontraron medios sorprendentes para suplir esas dificultades. Por ejemplo, cuando deseaban indicar nociones como “pensamiento” o “inteligencia”, lo hacían mediante la imagen de un “corazón”, órgano en el que los egipcios suponían que se generaban. Pero… ¿ por qué expresar algo como Shu mediante la pluma de avestruz?. Es posible que su ligereza, sutilidad e ingravidez, estuviera en el origen de la relación. Al ser tan liviana tal vez la consideraron como un recurso adecuado para expresar el concepto de «aire» o «vacío» (que es lo que ImageImagesignifica), de modo que era una buena forma de representar lo atmosférico, la etérea luminosidad y hasta el orden universal.

Así, como dios del aire y de la potente fuerza que separa cielo y tierra, Shu podía ser coronado con un elemento conformador de los abanicos más lujosos y que además recibía su propio nombre. De modo que la pluma de avestruz no sólo era algo elegante y lujoso, capaz de rememorar nociones como belleza y armonía; también era algo lo suficientemente leve y diáfano como para aludir a las fuerzas impalpables que rigen el cosmos. Ni siquiera las plumas de otras aves tienen la capacidad de acariciar y de flotar en el aire que poseen las de avestruz. De alguna manera, la pluma constituía la expresión más básica y mínima de la materia, de la existencia y del orden[29]. Y, por todo ello, también la pluma de avestruz constituye un elemento capaz de evocar a Maat.

Una razón de peso

Uno de los ámbitos icnográficos más relevantes en la iconografía de Maat y de su pluma son las escenas de psicostasia. En este juicio supremo ante el tribunal presidido por Osiris, el difunto debía demostrar su absoluta pureza para poder acceder a la eternidad. Ello queda gráficamente expresado en una balanza que porta en uno de los platillos el corazón del individuo y sede de su conciencia, ocupando el otro platillo una pluma de avestruz en alusión a Maat (o, en ocasiones, la propia representación de la diosa). Una balanza en perfecto equilibrio era el resultado deseado para acceder a una existencia sin límites (Fig. 13).

Fig. 13. Psicostasia del Libro de los Muertos de Ani. Museo Británico. Detalle de E. ROSSITER, Le Livre des Morts, 1984, p. 29.

Fig. 13. Psicostasia del Libro de los Muertos de Ani. Museo Británico. Detalle de E. ROSSITER, Le Livre des Morts, 1984, p. 29.

Ciertamente que Maat se simbolizara con la pluma, subrayaba de forma iconográfica y conceptual que el mágico juicio de la psicostasia era realmente duro. Es decir, que el peso más ínfimo era capaz de impedir que el corazón (la conciencia) mantuviera el equilibrio con el casi impalpable símbolo de Maat. Nuevamente la noción de ligereza en su máximo grado parece clave para comprender la simbología expresada por la pluma y su vinculación con Maat[30].

A modo de reflexión

Parece evidente que la explicación tradicional derivada de Horapolo sobre los motivos de la vinculación entre Maat y la pluma de avestruz no resulta en absoluto satisfactoria. Pero tampoco la vinculación solar del avestruz agota los motivos por los que la pluma del animal se convirtió en emblema de Maat. Y, aún siendo significativo, tampoco ofrece una respuesta unívoca la consideración de la pluma de avestruz como un objeto valioso que podía ser conseguido en cacerías o integrado en botines de guerra, transformándose en una metáfora de la victoria sobre el caos.

Debido a la coincidencia entre Shu y Maat en lo relativo al tocado formado por la pluma de avestruz, y ante el hecho de que este elemento sea tan relevante en el pesaje de las psicostasias, parece factible que el motivo del vínculo tenga que ver con la ligereza y sutilidad de las plumas de avestruz, hasta convertirlas en símbolo de nociones como aire, luz, fuerza cósmica y orden universal.

No hay que olvidar, además, que en muchas culturas antiguas ( también en algunas actuales), las plumas más llamativas se utilizaban tradicionalmente como símbolo de distinción, rango y poder; que con ellas se confeccionaban emblemas refinados y se embellecían objetos rituales, personas destacadas y todo aquello relacionado con el lujo, la autoridad y la divinidad[31]. De igual manera, en el antiguo Egipto, la más hermosa pluma que tenían a su alcance, ornamentó estandartes; objetos litúrgicos; ofrendas sagradas; tocados de dioses; insignias de monarcas, de príncipes, de reinas, de jueces, de guerreros, de sacerdotes o de visires.

En definitiva, parece que los motivos que vincularon a Maat y la pluma de avestruz son tan prismáticos y complejos como los contendidos divinizados en la propia Maat. Dar una única respuesta resulta imposible y las opciones interpretativas son ciertamente múltiples. En cualquier caso, la documentación sobre la simbología asociada a la diosa, así como los marcos iconográficos en que fue plasmada la divinidad, considero que pueden aportar luz sobre su compleja naturaleza; y a la vez, resulta sumamente interesante adentrarse en la capacidad del arte egipcio a la hora de plasmar esa naturaleza.


[1] No en todos los contextos las plumas de avestruz se sostienen de esta manera. En las exhibidas en la cabeza por personajes no divinos, no existe la misma capacidad de equilibrio ideal que se muestra en Maat. Ver algunos ejemplos de estas iconografías en E. TEETER, Múltiple Feather and Maat, BES 7, 1985/6, pp. 43-52.
[2] Menos habitual, aunque también forma parte de su iconografía, es que la diosa porte más de una pluma.
[3] Aunque el jeroglífico muestre a la pluma de avestruz de perfil, en la iconografía egipcia también es frecuente la representación de plumas de avestruz vistas de frente. Así se muestra, por ejemplo, en los estandartes que pueden lucir príncipes y visires.
[4] Ver por ejemplo C. ANDREWS, Amulets of Ancient Egypt, Londres, 1994, p. 80, 81.En lo relativo a objetos rituales, resulta singularmente interesante el cuchillo con forma de pluma de avestruz que se conserva en el Museo de Brooklyn, cuyo uso se ha considerado que debía tener un carácter ritual (ver en C. ALDRED, Akhenaten and Nefertiti in the Brooklyn Museum, Nueva York, 1973, p. 214, nº 156). Un cuchillo de las misma características se conserva en el Museo de El Cairo (JE 55372). No obstante, lo más frecuente es que las plumas de avestruz aparezcan ornamentando diversidad de objetos rituales, como, por ejemplo, las cajas meret.
[5] A pesar del relevante vínculo entre Maat y la pluma, no hay que olvidar que existen otros símbolos también asociados con Maat, destacando el signo maaImage.
[6] La bibliografía relativa a las razones de la vinculación simbólica entre Maat y la pluma de avestruz prácticamente es inexistente desde 1930.
[7] Diferentes aspectos de la vida y obra de este personaje en C. J. BRUNON en Signe, figure, langage: les Hyerogphyphica d’Horapollon, París, 1982.
[8] Ver por ejemplo algunas interpretaciones simbólicas basadas en Horapolo realizadas por L. KEIMER en Interprétation de quelques pasajes d’Horapollon, en Supplement de ASAE 5, 1948.
[9] HORAPOLO X, 1. Ver en Van de WALLE y B. VERGOTE en Traduction des Hieroglyphica d´Horapollon, CdE 36, XVII, 1943, p. 238 y la edición de J. M. GONZALEZ DE ZÁRATE, con traducción del texto griego de M. J. GARCIA SOLER en Horapolo. Hieroglyphica, Madrid, 1991, p. 409.
[10] La misma visión fue plasmada por otros autores clásicos. Posiblemente el propio Horapolo siguió la tradición establecida por Plinio, que afirmó:<<También la avestruz entre los antiguos fue símbolo de justicia, por tener correspondencia de igualdad todas sus plumas, fuera del orden común que vemos en las demás aves; y hasta ahora dura en algunas monedas, en las cuales están figuradas dos plumas con unas letras que dicen: justicia>>. Historia Natural X, I. Ciertamente, Plinio tenía razón en lo relativo a que la pluma de avestruz aparecía en rarísimas acuñaciones egipcias. Una moneda con la imagen de una pluma de avestruz alusiva a Maat se conservaba en el British Museum, aunque desapareció de forma aún inexplicada. Sobre esta moneda ver J. W. CURTIS, Coinage of Pharaonic Egypt, JEA 33, 1957, pp. 71-76.
[11] El planteamiento de Horapolo ha sido extrapolado por algunos autores, que consideraron que la igualdad de las plumas también podía asociarse con los rayos solares, que llegan a todos los hombres por igual y cuyo poder permite el orden de la creación. El primer autor en establecer un vínculo entre las plumas de avestruz y los rayos solares, basándose en Horapolo, fue GRÉBAUT en 1874: «en la igualdad de las plumas hay una referencia a la uniformidad necesaria con la que se manifiesta el orden ante los hombres, de la misma forma que todos reciben el regalo de la luz». La idea fue posteriormente recogida por A. MORET y perdura en parte de la bibliografía.
[12] Es más, cuando el arte egipcio plasma a los avestruces, sus alas son mostradas pequeñas y atróficas. Incluso cuando el ave es mostrada agitando las alas, no se destaca, en absoluto, la teórica relevancia simbólica ni de su forma, ni de sus plumas. Ver por ejemplo en Fig. 11.
[13] Las habitualmente representadas y aludidas en la mitología son las de halcón y las de buitre.
[14] Diversos aspectos del avestruz, el uso de sus huevos como contenedores de líquidos, etc., en P.H. HOULIHAN, The Birds of Ancient Egypt, El Cairo, 1992, pp. 1-5.
[15] Aunque la identificación de las aves mostradas en este abanico como avestruces es una constante en la bibliografía, también existe la identificación como avutardas planteada por C. A. REED y D. J. OSBORN, en Taxanomic Transgressions in Tutankhamun’s Treasures, AJA 8, 1987, pp. 273-276.
[16] La caza de estas aves no quedaba restringida a la figura real, hay representaciones de otros personajes acechando y cazando avestruces con sus arcos. Es el caso, por ejemplo, de una representación conservada en la tumba de Amenemhat (TT53).
[17] Se conserva una imagen prácticamente idéntica en la tumba de User (TT21).
[18] Ver por ejemplo en T. WILKINSON, Op. cit., p. 150.
[19] Ver la antiquísima iconografía de la caza del avestruz en T. WILKINSON, El origen de los faraones, 2004, p. 153, Fig. 49. Como en el caso de Tutankhamón, miles de años después, los hombres podían ser asistidos por sus perros. Otro ejemplo en HOULIHAN, Op. Cit., p. 3, Fig. 2.
[20] Ver en VANDIER, Manuel d’archéologie égyptienne. vol. 1, Les époques de formation. La préhistoire, París, 1952, p. 573, Fig. 379. También en B. MIDANT-REYNES, Préhistoire de l’Égypte, des premiers hommes aux premiers pharaons, París, 1992, p. 183, Fig. 10.a.
[21] Un uso muy singular de esta piel puede haber sido la confección de la Corona Azul o de guerra de los faraones. Ver por ejemplo en C. DEROCHES-NOBLECOURT en Ramsès II. La veritable histoire, París, 1996, p. 32.
[22] Ver en T. WILKINSON, Op. Cit., p. 149, Fig. 41.
[23] El texto de dicha estela dice así: <<Tous les coeurs bondissent vers lui quand il se montre, semblable au Soleil. Il apparaît, tel un resplendissement du disque solaire, tel le lever de Khepri aux eux (des humains), et ses rayonnements frappent les faces comme (les feux) de Toum à l´est du ciel. L´autruche danse dans les vallées, comme aux éclats deu soleil en plein milieu du jour, quand tous les reptiles sont brûlants>> en L. DAUTHEVILLE, Danse d´autruche en l´honneur du Pharaon, pp. 225-229. BIFAO 20, 1922, pp. 225-229.
[24] Dado el tono negro del plumaje de los avestruces macho, éstos empollan los huevos por la noche, quedando ocultos en la oscuridad . De día, el tono pardo de las plumas de las hembras resulta más adecuado para camuflarse entre la vegetación mientras empolla (ver Fig. 4 y 5). En los momentos de turnarse, es decir, durante el amanecer y el anochecer, es cuando se produce la singular agitación de los avestruces, que parecen saludarse en un encuentro sumamente expresivo y que fácilmente puede ser comparable con una danza. A ello sumar las espectaculares exhibiciones de los machos ante las hembras en los períodos de apareamiento. Es en el marco de estas «danzas» cuando el avestruz despliega más llamativamente su plumaje y deja ver sus largas y elegantes plumas blancas (o más claras).
[25] Ver esta posibilidad y otros aspectos de la «danza del avestruz» en C. KUENTZ, La Danse des autruches, BIFAO 23, 1924, p. 85-88.
[26] No olvidar, sin embargo, que Ajenatón se representó en imágenes colosales portando cuatro plumas de avestruz como tocado.
[27] Ver otros aspectos de esta divinidad por ejemplo en R. H. WILKINSON, The Complete Gods and Goddesses of Ancient Egypt, Londres, 2003, pp. 129-130. También E. CASTEL, Gran diccionario de mitología egipcia, Madrid, 2001, pp. 397-398.
[28] Existieron incluso rarísimas formas sincréticas que integraron a Shu y a Maat en una única entidad divina, mostrada parcialmente masculina y femenina.
[29] Lo cierto es que la capacidad alusiva de la pluma de avestruz se identificó tanto con lo impalpable que incluso el signo de la pluma llegó a ser utilizado como determinativo de abstracción y de divinidad. Ver por ejemplo en P. LACAU, Sur le système hiéroglyphyque, FIFAO 25, 1959, pp. 110, 112-114.
[30] También los difuntos, declarando su inocencia ante el tribunal de la psicostasia o celebrando el veredicto positivo, pueden aparecer portando una o varias plumas, demostrando así su pureza y la actitud recta con la que se ha comportado en vida.
[31] Sobre el uso de las plumas de avestruz en épocas recientes en el mundo nilótio resulta llamativo el relato del viajero Cailliaud, que en 1822 afirmó que en tierras nubias las plumas de avestruz eran utilizadas tras la inundación para atrapar pepitas de oro. Con las plumas, según Cailliaud, se «barrían» la tierra y se localizaban diminutos fragmentos del preciado meta que luego eran guardaban en la propia tija. Así, la pluma, era utilizada como una especie de moneda para las transacciones comerciales. La utilización a modo de red para atrapar pepitas y como «contenedor», efectivamente nos podría aportar una nueva dimensión en las connotaciones simbólicas de la pluma de avestruz, ya que el oro en época faraónica era por excelencia el símbolo del astro solar. La posible utilización de la pluma de avestruz como medida de oro también resulta interesante, pues la relación de Maat con la noción de medida es estrecha. No obstante, considero que las posibilidades planteadas por la etnografía comparada se deben tomar con extrema cautela, más aún cuando la referencia viene de un viajero cuyas observaciones no resultan contrastables. En cualquier caso, los actos y costumbres de gentes del siglo XIX no tienen por que tener correlación alguna con lo que realizaron otras gentes miles de años atrás. De hecho no esta en absoluto documentado que en el antiguo Egipto se utilizaran las plumas de avestruz como red para atrapar pepitas, ni que las tijas fueran rellenas de oro. Sobre este y otros aspectos de las observaciones Caillaud ver por ejemplo M. DEWACHTER en Orpailleurs et hommes de plumes. Ethographie du Soudan et archéologie égyptienne, BdE 106/2, pp. 111-116).

 

Autora del texto Susana Alegre García 

Whatsapp
Telegram