La naturaleza religiosa y química de las libaciones derramadas sobre la momia de Tutankhamon
Por Francisco Javier Gómez Torres
21 julio, 2005
Modificación: 29 mayo, 2020
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¿Cómo sacaron la momia?

Éste es el momento impresionante cuando abrieron el tercer ataúd y contemplaron que la momia de Tutankhamon se hallaba cementada y fuertemente adherida al fondo de la caja de oro por las libaciones mágicas: Ante nuestros ojos, llenando el interior del féretro de oro, había una momia impresionante, hecha con habilidad y cuidado, sobre la que se habían derramado ungüentos en grandes cantidades, como en el exterior de este féretro, consolidados y ennegrecidos por los años[43].

…., tanto la máscara como la momia estaban firmemente pegadas al fondo del féretro por medio del consolidado residuo de ungüen­tos y por mucha fuerza que se hiciera no había forma de moverlas. ¿Qué había que hacer?[44]. Este fue precisamente un gran y complicado reto que se le planteó a Carter y su equipo, pero – curiosa y sorprendentemente – no dice nada de cómo la extrajeron[45]: Sin embargo, después de hacer el análisis científico de la momia del rey in situ y sacarla del féretro de oro, tuvimos que resolver el difícil problema de soltar la máscara de oro y sacar el tercer féretro fuera de la caja del segundo[46]. Tampoco Derry en su apéndice “Informe sobre el reconocimiento de la momia de Tutankhamon” del libro de Carter (p. 320-331).

Se ha afirmado que un relato de los hechos se da en el libro de Carter “The Tomb of Tutankhamun” by Howard Carter y A. C. Mace (Cassel, Pub., London, 1933). Sin embargo, existe un relato mucho más interesante – dice Maurice Bucaille, cirujano, egiptólogo y especialista en momias – en su diario privado, que quedó sin publicar hasta 1972, cuando Filce Leek incluyó la descripción en su libro “The Human Remains from the Tomb of Tutankhamun” (Griffith Institute, Oxford University Press). Filce Leek también cita el informe y algunas notas de Dr. Douglas Derry, por entonces catedrático de anatomía de la Universidad de El Cairo[47].

Esa omisión fue debida a que los medios que utilizaron para ello eran mucho más rudos que científicos: la sacaron a trozos, a golpes de martillo y cincel, y por medio de cuchillos calientes. Bob Brier ya nos dice que ni Carter ni Derry publicaron este episodio tan fatídico:

Ni Carter ni Derry habían dado publicidad al hecho de haber seccionado a Tutankamón por la mitad para liberarlo del ataúd interior, [48]

La violencia que Derry y Carter infligieron al cadáver en su intento de liberar a Tutankamón de su ataúd está documentada. Aunque ni Carter ni Derry publicaron detalles de lo que hicieron con la momia de Tutankamon, sus notas manuscritas son reveladoras. El diario de Carter dice en su entrada correspondiente al 16 de noviembre de 1925:

Todo el trabajo del día de hoy se concentró en la cabeza de la momia. Se la encontró en las mismas condiciones que el cuerpo del rey. La región occipital la tenía pegada (en este caso) a la mascarilla, y tan firmemente que para liberarla hacia falta un martillo y un cincel. Finalmente empleamos a tal efecto cuchillos calientes, que dieron buen resultado. 11[49]

Y da más explicaciones sobre tan horrible acontecimiento:

Pero cuando se intentó sacar la momia de su ataúd, se descubrió que los oleos sagrados se habían coagulado y que Tutankamón estaba pegado a su ataúd. Primero Derry trató de liberar la momia con un cincel, luego empleó cuchillos calientes. Ambas operaciones causaron considera­ble daño en el cuerpo. Finalmente, por increíble que parezca, cortó la momia por la mitad a la altura de la tercera vértebra lumbar y así la pudo sacar en secciones.

El tratamiento que dio Derry a la momia nos proporciona un buen ejemplo del descuido con que se trató la evidencia física que pudiera revelar la causa de la muerte de Tutankamón. Carter tenía poca idea del importante volumen de información que se podía obtener gracias a una cuidadosa investigación, así que abandonó la momia a la torpe manipulación de Derry. Dudo mucho de que Carter hubiera permitido cortar en dos el trono de Tutankhamon en caso de haber estado pegado por ungüentos. Se habría realizado un análisis químico de los ungüentos y se habría diseñado un disolvente para liberar el trono sin dañarlo. Pero no ocurrió eso en el pobre Tutankamón. Si pobre era el estado de la momia cuando Derry empezó a trabajar en ella, mucho peor fue cuando terminó[50]. Parece que incluso se utilizó la fuerza bruta para sacarla: Por otra parte, tanto la máscara como la momia estaban firmemente pegadas al fondo del féretro por medio del consolidado residuo de ungüen­tos y por mucha fuerza que se hiciera no había forma de moverlas[51].

Christian Jacq ya denuncia estos hechos citando a Bucaille y Goedicke: El doctor Maurice Bucaille, especialista en el estudio de las momias, ha precisado que Douglas Derry, profesor de anatomía de la universidad de El Cairo, había destrozado literalmente la de Tutankamón, seccionándola y fragmentándola para extraer amuletos y objetos preciosos que había entre las vendas, especialmente dos de hierro, uno en forma de cabecera y el otro una daga con empuñadura de cristal de roca. Naturalmente, el martirio sufrido por los despojos del joven rey fue ocultado en los informes oficiales, que avaló luego Desroches-Noblecourt convirtiendo a Derry en el restaurador de la momia, «carbonizada o casi, por la acumulación de los ungüentos vertidos en los ritos funerarios y de momificación». Bucaille demuestra que «el papel destructor de los ungüentos utilizados en la momificación es un puro invento», y el egiptólogo americano Hans Goedizke deplora que sus colegas «tengan, durante los próximos años, que combatir las fantasías y las concepciones erróneas» difundidas a partir de 1936. Bucaille, que ha examinado realmente la documentación, concluye que existió un «odioso despedazamiento de la momia», y protesta vigorosamente contra la ocultación de la verdad. ……. No fueron los egipcios quienes dañaron el cuerpo del joven rey, sino los egiptólogos, y es preciso reconocer el valor de uno de ellos al admitirlo[52]. Y Bucaille, indicando la importancia de la documentación sobre el descubrimiento en Oxford, declara que sonsacó a F. Filce Leek una importante confesión:

Poseemos lo que precede y lo que siguió a la vez de los relatos de egiptólogos y médicos, pero algunos de éstos probaron ser voluntariamente incompletos o engañosos, y sobre todo las fotografías de Harry Burton depositadas en la Universidad de Oxford en el Instituto Griffith y conservadas en el Museo Ashmolean. Este organismo ha bien querido hacerme llegar todas las ediciones que le había pedido, cuando supe de la publicación en 1972 de un importante número de estos documentos en el libro de F. Filce Leek sobre los restos humanos de la tumba («The Human Remains from the tomb of Tutankhamun», Oxford University Press). Desgraciadamente, este libro quedó casi confidencial: el autor, a quien tuve el placer de encontrar a menudo cuando mi investigación, me expresó su vívido pesar de que la divulgación de relatos engañosos concernientes a la momia tuvo, entre los propios especialistas, más de favor que su exposición objetiva de los hechos apoyados en los documentos fotográficos irrefutables[53].

Sin embargo, (Leek) observó ciertos detalles precisos, que pueden ser útiles comparados con el informe de Derry. Los datos derivados de cada fuente deben ser colocados juntos, ya que Carter ignora completamente puntos importantes registrados por Derry, y viceversa. Por ejemplo, Carter no dice nada del desmembramiento de la momia, mientras Derry informa que tras la extracción conjunta de la pelvis y miembros inferiores, seguido del tronco y miembros superiores, la cabeza se dejó dentro de la máscara de oro[54].

Con Filce Leek volvemos a lo que pasó en nov. de 1925, es decir a una odiosa masacre sin la menor consideración para la voluntad del muerto, claramente expresada por el cuidado extremo tomado para proteger sus restos en un período del Reino Nuevo donde la momificación se operaba según una técnica que llegó a su apogeo[55].

Leamos al propio Bucaille que – siguiendo a Filce Leek – nos explica con detalle como fue el proceso despedazador de lo que él llama “masacre”:

Pero, tentado por las maravillas ante los objetos de arte ya descubiertos en la tumba, Carter y sus asistentes sintieron el intenso deseo de recoger otras preciosas obras de joyería que pensaban incluso dentro de las vendas: decidieron entonces abrir la momia todavía pegada al fondo del féretro.

Con este fin, Carter llamó a su amigo, el Dr. Douglas Derry, profesor de anatomía en El Cairo, rogándole volver sin demora a la tumba para ayudarle. Derry llegó al lugar el 11 de nov. de 1925 en compañía de funcionarios egipcios y de Pierre Lacau, egiptólogo francés, director de las Antigüedades Egipcias. Ninguno de los testigos o actores de la masacre escribirán nada que objetive el despedazamiento, con la excepción de Derry quien constató algunas confesiones más o menos completas, pero sólo en sus notas personales. Carter mintió, positivamente y por omisión a la vez, en su libro “La Tumba de Tutankhamun”, como los archivos del descubrimiento conservados en Oxford lo prueba.

Los documentos fotográficos muestran el progreso de las secciones practicadas en las vendas, haciendo descubrir a Derry, capa tras capa, las magníficas joyas presentes tal y como Carter lo había previsto. Cuando la pelvis y los miembros inferiores de la momia fueron así despejados, pareció que no se podría ir más lejos en la liberación de la parte posterior del cadáver[56] más que cortando éste a lo ancho, lo que se realizó a nivel de la parte inferior del tronco. Carter permanece silencioso en este primer troceo, pero Derry lo describe en sus notas, precisando que permitió que se sacara del féretro el bloque pelvis-miembros inferiores[57]. El informe de Derry dice así: “Como se vio imposible continuar el trabajo de extraer los numerosos objetos que todavía cubrían el tórax y la parte superior de la pared abdominal, se decidió extraer los miembros y finalmente cortar el tronco a lo ancho por encima de las crestas ilíacas, ya que este último estaba firmemente pegado al fondo del ataúd. Se hizo esto y se extrajo la parte inferior del tronco[58].” Filce Leek añade el siguiente comentario: Que el tronco fue de hecho cortado está confirmado por una fotografía tomada en ese momento, y podría también verse en los rayos-X[59].

El hecho de que el tronco fuese cortado por Derry está registrado en los rayos-X tomados por R. G. Harrison en 1968 (Fig. 51). Aquí vemos el corte transversal, que cruza a través de la tercera vértebra lumbar, junto con numerosos defectos en el esqueleto del tórax[60]. (ver fotografía 3)

Fotografía 3. Rayos X del tronco: hay costillas perdidas; entre las flechas, el corte deliberado por Derry perfectamente visible

Fotografía 3. Rayos X del tronco: hay costillas perdidas; entre las flechas, el corte deliberado por Derry perfectamente visible.

El lugar, que quedó libre en la mitad inferior del féretro, hizo posible que se introdujese progresivamente cuchillos calientes entre el fondo del ataúd y la parte restante del tronco que lograron su separación, sin ir, no obstante, más arriba de la parte superior del tronco pues la máscara, que recubría la cabeza y el cuello, se adhería íntimamente al féretro. Se requirió fuerza para seccionar transversalmente la parte baja del cuello en el límite inferior de la máscara: se sacó entonces lo que quedaba del tronco con los miembros superiores y se repitió la maniobra de despegadura por medio de cuchillos calientes introducidos progresivamente entre el féretro y la máscara. Esta última, con el cuello y la cabeza de la momia en su interior, fue al fin extraída del féretro. No quedó más que separar, en bloque, cabeza y cuello de la cara posterior de la máscara siempre por medio de cuchillos calientes que hicieron fundir el engrudo.

Todas estas maniobras se acompañaron de desprendimientos múltiples de tejidos momificados, naturalmente frágiles y quebradizos[61]. Por ejemplo: Las vértebras cervicales están desnudas, y la mitad de los tejidos más externos de la parte anterior del cuello se han perdido[62]. y la pared abdominal estaba en el mismo estado que el descrito para los miembros, exhibiendo numerosas grietas que habían roto la pared en pequeños trozos. Estos se desprendían al tacto y eran extremadamente quebradizos[63].

Pero hubo todavía más[64]. Dice Carter: Ambos antebrazos quedaban ocultos desde el codo hasta la muñeca por magníficos brazaletes, siete en el derecho y seis en el izquierdo[65], pero no dice cómo los extrajeron; Bucaille nos lo explica: Así, en torno a los antebrazos, estaban dispuestos varios brazaletes superpuestos: Derry informa que no dudó en romper huesos ni articulaciones superiores e inferiores para sacarlos fácilmente. El faraón llevaba sandalias de oro: se rompieron los tobillos y los pies fueron severamente dañados por su ablación[66]. Los pies estaban adornados con sandalias que tenían suelas doradas y se mantenían in situ por una banda de metal que rodeaba los tobillos. Una de las fotografías del libro de Filce Leek reproducida aquí (Fig. 53), muestra las sandalias de oro en la momia todavía intacta. Otra (Fig. 54) indica que, una vez fueron extraídas, la articulación del tobillo izquierdo se dejó abierta; los tejidos blandos que cubrían los huesos metatarsales habían sido destruidos, y los huesos quedaron desnudos[67]. (ver fotografías 4a, 4b y 4c)

Fotografía 4a. Los pies con las sandalias y dediles dorados

Fotografía 4a. Los pies con las sandalias y dediles dorados.

Fotografía 4b. Pie derecho con tejido blando perdido

Fotografía 4b. Pie derecho con tejido blando perdido.

Fotografía 4c. Pie derecho desarticulado

Fotografía 4c. Pie derecho desarticulado.

Cuando los visitantes del Tesoro de Tutankhamon admiran estas magníficas piezas, ignoran el precio pagado, si se puede decir, para su recuperación. Respetuoso por principio con la voluntad de los muertos, me ofende que Carter y Derry no hayan tenido más que menosprecio para con los restos humanos (a diferencia supina con los objetos), y lo estoy más todavía con aquellos que han difundido mentiras odiosas de los troceadores de los despojos del faraón[68]. R. Partridge es más indulgente y comprensivo: Las opciones disponibles para Carter eran algo limitadas: dejar el cuerpo intacto (y todos los objetos in situ) o extraer los objetos de la mejor manera que pudo. Dañar el cuerpo fue inevitable y efectivamente el cuerpo fue extraído trozo a trozo del ataúd[69] y: Las modernas técnicas de investigación no destructiva dejarían la mayoría de las momias intactas y éste ha sido el caso con descubrimientos mucho más recientes. Sin embargo, si una momia real similar, cubierta con objetos de valor intrínseco y artístico, fuera descubierta hoy en día, es más que probable que la curiosidad y el deseo de ver y mostrar los objetos posiblemente únicos acabarían prevaleciendo. Algún daño sería inevitable, ya que extraer objetos inflexibles y frágiles de un cuerpo rígido y frágil nunca será una tarea fácil[70].

No es de extrañar pues que en uno de estos artículos con los que nos han estado bombardeando sobre la reciente autopsia de Tutankhamon se diga: Connolly piensa que el Rey egipcio pudo sufrir la rotura de su pierna haciendo deporte o conduciendo un carro, aunque no se descarta un incidente bélico. Otra posibilidad es que se rompiera durante la autopsia efectuada en 1925, cuando la momia fue cortada por la mitad, justo por debajo de la caja torácica, sin aparente razón científica o médica[71].

Como señalan Dunand y Zivie-Coche, los restos humanos no eran de mucho interés en los primeros tiempos de la egiptología: …, las primeras excavaciones han sido efectuadas en una época en la que con frecuencia se estaba más preocupado por hallar objetos o textos que de hacer un estudio completo del material funerario en su contexto; buen número de arqueólogos no se preocuparon mucho de estudiar, ni siquiera de preservar, el material humano y una «documentación» preciosa ha desaparecido sin dejar rastro[72], y pareciera que en los tiempos de Carter todavía no se hubiese cambiado sustancialmente esta mentalidad, pues, como Leek observó, Carter mostró poco interés en los restos humanos[73].

Una vez hecho el irreparable daño y extraídas todas las joyas, se procedió a remendar y componer como se pudo los trozos cadavéricos: Siete días después del comienzo de la masacre, como las piezas de un puzzle, los múltiples trozos de la momia fueron, de aquellas maneras, reensamblados y amalgamados entre ellos con cola y resina para ser depositado sobre una litera de arena: numerosos trozos faltaban; los huecos fueron rellenados con esta amalgama[74]. No quisiera enredarme con la autopsia, cuyo objetivo no es el de este artículo, pero después de esto no puedo evitar el recordar esta cita de Brier: La radiografía del torso (primeras Rx por Harrison en 1968) brindó la primera sorpresa. ¡A Tutan­kamón le faltaba el esternón y parte de las costillas! Derry no se había dado cuenta a causa de la resina negra que cubría la caja torácica. Tal vez se manipulara torpemente a Tutankamón en el taller del embalsamador y se disimulara el daño con una capa de resina. Otros sugirieron que la ausencia de esas partes se debía a un accidente o a violencia intencionada, causa a su vez de la muerte de Tutankamon[75]. ¿Fueron realmente los embalsamadores? o ¿el reconocimiento descuartizador del 11 de nov. de 1925? El propio Bob Brier dice que la técnica de aplicar una capa de resina u otra sustancia similar para tapar errores no era nada extraña entre los embalsamadores[76], pero – según Bucaille – Carter y su equipo también utilizaron en cierto modo esta misma técnica. Me parecería demasiado violento que llegasen a tal extremo de modo que pensaré que fue responsabilidad de los embalsamadores. Mis predicciones, no obstante, no parecen alejarse demasiado de la posible realidad, pues es realmente significativa esta cita de Bucaille, que parece sustentar en cierto modo mis sospechas: Se hicieron algunas radiografías in situ. La del tronco, como me comunicó Harrison, mostró que numerosas piezas óseas habían desaparecido, muchas de ellas de los costados. No había más continuidad entre el tronco y los miembros superiores, por ruptura de las dos articulaciones del hombro. La sección transversal del cadáver a nivel de la parte inferior del tronco efectuada en 1925, quedaba por supuesto bien visible sobre el negativo, pasando por la 3ª vértebra lumbar[77].


[43] “La tumba de Tutankhamon” Howard Carter, p. 181.
[44] “La tumba de Tutankhamon” Howard Carter, p. 184.
[45] Podría ser que en la versión abreviada, que es la que tengo yo (en castellano), se hubiese omitido, pero parece fuera de toda duda, que tampoco se explica ese episodio en la versión completa de tres tomos (que no debe estar traducida al castellano): “The tomb of Tutankhamun” Howard Carter and Arthur C .Mace (Vol. I en 1923, vol. II en 1927 y el vol. III en 1933).3 vols. London: Cassell and Co.
[46] “La tumba de Tutankhamon” Howard Carter, p. 184.
[47] “5. The Camouflage of the Dismemberment of Tutankhamun’s Mummy and the Problem of the Curse of Tutankhamun” en “Mummies of the Pharaohs. Modern Medical Investigations” Dr. Maurice Bucaille, p. 35-36.
[48] “El Asesinato de Tutankhamon. La verdadera historia” Bob Brier, p. 199.
[49] “El Asesinato de Tutankhamon. La verdadera historia” Bob Brier, p. 204-205.
[50] “El Asesinato de Tutankhamon. La verdadera historia” Bob Brier, p. 188-189.
[51] “La tumba de Tutankhamon” Howard Carter, p. 184.
[52] “El Valle de los Reyes. Las tumbas de los faraones desvelan sus misterios” Christian Jacq, p. 217-218.
[53] «A propos de la momie de Toutankhamon» Maurice Bucaille en La Re­vue administrative 44, num. 243, 1988, p. 251.
[54] “5. The Camouflage of the Dismemberment of Tutankhamun’s Mummy and the Problem of the Curse of Tutankhamun” en “Mummies of the Pharaohs. Modern Medical Investigations” Dr. Maurice Bucaille, p. 36.
[55] «A propos de la momie de Toutankhamon» Maurice Bucaille en La Re­vue administrative 44, num. 243, 1988, p. 251.
[56] Parece que para liberar la parte posterior del cadáver de los objetos que allí tuviese.
[57] «A propos de la momie de Toutankhamon» Maurice Bucalle en La Re­vue administrative 44, num. 243, 1988, p. 251.
[58] “5. The Camouflage of the Dismemberment of Tutankhamun’s Mummy and the Problem of the Curse of Tutankhamun” en “Mummies of the Pharaohs. Modern Medical Investigations” Dr. Maurice Bucaille, p. 38.
[59] “5. The Camouflage of the Dismemberment of Tutankhamun’s Mummy and the Problem of the Curse of Tutankhamun” en “Mummies of the Pharaohs. Modern Medical Investigations” Dr. Maurice Bucaille, p. 38.
[60] “5. The Camouflage of the Dismemberment of Tutankhamun’s Mummy and the Problem of the Curse of Tutankhamun” en “Mummies of the Pharaohs. Modern Medical Investigations” Dr. Maurice Bucaille, p. 38-39.
[61] «A propos de la momie de Toutankhamon» Maurice Bucalle en La Re­vue administrative 44, num. 243, 1988, p. 251-252.
[62] “5. The Camouflage of the Dismemberment of Tutankhamun’s Mummy and the Problem of the Curse of Tutankhamun” en “Mummies of the Pharaohs. Modern Medical Investigations” Dr. Maurice Bucaille, p. 39.
[63] “The Anatomical Report on the Royal Mummy” in “The Human Remains from the Tomb of Tutankhamun” Filce Leek, p. 12.
[64] «A propos de la momie de Toutankhamon» Maurice Bucaille en La Re­vue administrative 44, num. 243, 1988, p. 252.
[65] “La tumba de Tutankhamon” Howard Carter, p. 214.
[66] «A propos de la momie de Toutankhamon» Maurice Bucaille en La Re­vue administrative 44, num. 243, 1988, p. 252.
[67] “5. The Camouflage of the Dismemberment of Tutankhamun’s Mummy and the Problem of the Curse of Tutankhamun” en “Mummies of the Pharaohs. Modern Medical Investigations” Dr. Maurice Bucaille, p. 39.
[68] «A propos de la momie de Toutankhamon» Maurice Bucaille en La Re­vue administrative 44, num. 243, 1988, p. 252.
[69] «Faces of Pharaohs. Royal Mummies and Coffins from Ancient Thebes» Robert. B. Partridge, p. 131.
[70] «Faces of Pharaohs. Royal Mummies and Coffins from Ancient Thebes» Robert. B. Partridge, p. 133.
[71] Noticias de la Ciencia y la Tecnología – Noticias del Espacio: Antropología “Sigue el Misterio de la Muerte de Tutankhamon” 18 de Marzo de 2005.
http://www.amazings.com/ciencia/noticias/180305a.html
[72] “Dieux et hommes en Égypte : 3000 av. J.-C. – 395 apr. J.-C.” Françoise Dunand et Christiane Zivie-Coche, p. 317
[73] “5. The Camouflage of the Dismemberment of Tutankhamun’s Mummy and the Problem of the Curse of Tutankhamun” en “Mummies of the Pharaohs. Modern Medical Investigations” Dr. Maurice Bucaille, p. 36.
[74] «A propos de la momie de Toutankhamon» Maurice Bucaille en La Re­vue administrative 44, num. 243, 1988, p. 252.
[75] “El Asesinato de Tutankhamon. La verdadera historia” Bob Brier, p. 199.
[76] “El Asesinato de Tutankhamon. La verdadera historia” Bob Brier, p. 204.
[77] «A propos de la momie de Toutankhamon» Maurice Bucaille en La Re­vue administrative 44, num. 243, 1988, p. 252.

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