La naturaleza religiosa y química de las libaciones derramadas sobre la momia de Tutankhamon
Por Francisco Javier Gómez Torres
21 julio, 2005
Modificación: 29 mayo, 2020
Visitas: 60.472

cater-tutankhamon

Misterio y engaños en torno al deterioro del cuerpo del faraón

No haré ninguna introducción previa sobre el tan conocido descubrimiento de la tumba de Tutankhamon e iré directamente al grano.

El hecho es que, cuando se procedió a abrir el sarcófago de cuarcita que contenía el triple conjunto de ataúdes (uno dentro de otro), se descubrió – aparte principalmente de los maravillosos féretros dorados, sobre todo el más interno de oro macizo, y la momia real intacta – este ritual libatorio del que, como ya apuntaba Carter, era algo que ignorábamos: El descubrimiento de la tumba de Tutankhamon ha puesto de manifiesto una costumbre hasta ahora desconocida, la de ungir profusamente la momia con ungüentos.[1]

Estas libaciones habían sido derramadas sobre:

  • El 3º féretro, el de oro macizo, que no sólo cubrían la superficie de la tapa, sino que llenaba por completo el espacio entre la caja del segundo y el tercer féretro
  • Sobre la momia misma

Ya cuando se llegó al segundo féretro de madera dorada, pronto se observaron síntomas evidentes y desconcertantes del efecto antiguo de algún tipo de humedad y en algunos puntos, una tendencia de las incrustaciones a caer[2]. Al llegar al tercer féretro, el de oro macizo, Carter narra: Sin embargo, los detalles fundamentales de la decoración estaban tapados por una capa reluciente debida a los ungüentos líquidos que, evidentemente, habían sido derramados con profusión sobre el féretro. Como resultado, este monumento sin par estaba desfigurado —según vimos mas tarde, sólo temporalmente— y además pegado fuertemente al interior del segundo féretro, habiendo rellenado el líquido solidificado el espacio entre el segundo y el tercer féretro hasta el nivel de la tapa del tercero[3].

Y cuando se alcanza la momia regia: Ante nuestros ojos, llenando el interior del féretro de oro, había una momia impresionante, hecha con habilidad y cuidado, sobre la que se habían derramado ungüentos en grandes cantidades, como en el exterior de este féretro, consolidados y ennegrecidos por los años[4].

Carter detectó que los ungüentos se habían derramado de una forma particularmente deliberada:

Formando contraste con el oscuro y sombrío efecto del conjunto, debido a los ungüentos, había una máscara de oro bruñido resplandeciente, magnífica, hecha a semejanza del rey, recubriendo su cabeza y hombros que, al igual que los pies, se habían conservado intencionalmente libre  de ungüentos[5].

Era fácil observar que tanto en el tercer féretro como en la momia misma del rey, se había evitado cubrir con ella la cabeza y los pies, aunque parte del mismo líquido había sido derramado en los pies, y sólo en los pies, del primer fére­tro[6].

También es evidente que había un método establecido para derramar estos líquidos. Al parecer se esparcían de acuerdo con un criterio. Tanto en la esfinge[7] del tercer féretro de oro como en las envolturas de la momia, se había derramado el líquido solamente sobre el tronco y las piernas. Se habían evitado la cara y los pies, a excepción del primer féretro, en el que se había derramado una pequeña cantidad sobre los pies, aunque, como ya sugerimos en el capitulo anterior, tal vez se debiera a un motivo completamente distinto[8].

Y explicando la presencia, aparentemente fuera de lugar, de estos ungüentos en los pies del primer féretro, en ese capítulo anterior Carter dice: Sobre el fondo del sarcófago, debajo de la peana, había varias esquirlas de madera con restos de decoración de yeso y oro. Al principio no sabíamos de qué se trataba, pero al examinarlas a fondo pudimos explicar su origen. El diseño de la superficie de yeso y oro era idéntico al que había en el borde del primer féretro, del cual se habían arrancado con rudeza algunos fragmentos por medio de un instrumento cortante, como una azuela de carpintero. La explicación lógica era que la parte de los pies del féretro tal como estaba sobre la peana quedaba demasiado alta para permitir colocar la tapa del sarcófago, así que los encargados de cerrarlo la rebajaron, lo cual demuestra la falta de imaginación de los trabajadores. No habíamos podido notar antes la mutilación de este féretro, ya que estaba recubierta por los ungüentos cuya presencia aquí, solo en la parte de los pies, puede significar un intento de cubrir la huella de esta desfiguración y tal vez no tenga significación religiosa alguna[9].

La explicación de Carter es completamente aceptable; de hecho, Bob Brier afirma que el uso de resina para ocultar chanchullos no era nada extraño: Esta técnica para ocultar errores bajo una capa de resina puede ser exactamente la que usaron los embalsamadores de Tutankamón para ocultar el daño en la caja torácica (la ausencia del esternón y parte de las costillas, todo ello tapado con una capa de resina negra[10]).[11]

Carter elaboró su propia teoría sobre el significado religioso de estas libaciones:

Aquellos ungüentos usados tan profusamente debieron de aplicarse como parte del ritual funerario, a fin de santificar al rey muerto antes de pasar a la presencia del dios del mas allá, Osiris. ….. Al recapacitar sobre la naturaleza de aquella ceremonia y en su intención, nuestros pensamientos se centraron en la emocionante escena «en casa del leproso», adonde «llegó una mujer con una caja de alabastro con un ungüento de espicanardo, muy precioso» y en las palabras de Cristo: «Ella ha venido para ungir mi cuerpo por anticipado para mi sepultura» (Marc. 14, 8)[12].

Y rechazando su vinculación con la preservación cadavérica: Es muy probable que estos ungüentos tuvieran tan sólo una significación religiosa y que se aplicaban para santificar el cuerpo antes o después de los ritos, para consagrar o purificar al rey muerto o para ayudarle a iniciar su viaje a través de los misterios del tenebroso más allá. El ritual egipcio estaba lleno de simbolismo. La unción del cuerpo de Osiris por parte de los dioses daría a la ceremonia todo el peso de la tradición religiosa[13].

Cualquiera que fuese la intención religiosa, [14]

Es muy probable que haya mucha verdad en la teoría de Carter. Estas libaciones con ungüentos de “materias divinas” serían una sacralización o consagración del cuerpo regio, y, al impregnarlo con su esencia divina, transformaría su naturaleza humana en su misma sustancia; también podrían tener un fin mágico-resurrector o incluso ambas funciones a la vez.


[1] “La tumba de Tutankhamon” Howard Carter, p. 197.
[2] “La tumba de Tutankhamon” Howard Carter, p. 173.
[3] “La tumba de Tutankhamon” Howard Carter, p. 178.
[4] Idem, p. 181.
[5] Idem, p. 181-182.
[6] “La tumba de Tutankhamon” Howard Carter, p. 183.
[7] Error a todas luces en la traducción al castellano, donde debería ir muy seguramente la palabra “efigie”.
[8] “La tumba de Tutankhamon” Howard Carter, p. 195.
[9] “La tumba de Tutankhamon” Howard Carter, p. 187.
[10] “El Asesinato de Tutankhamon. La verdadera historia” Bob Brier, p. 199.
[11] “El Asesinato de Tutankhamon. La verdadera historia” Bob Brier, p. 204.
[12] “La tumba de Tutankhamon” Howard Carter, p. 183.
[13] “La tumba de Tutankhamon” Howard Carter, p. 194-195.
[14] “La tumba de Tutankhamon” Howard Carter, p. 195.

Páginas: 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11

Whatsapp
Telegram