La concepción egipcia de la «Noche»
Por Cayetana Gomis Fletcher
18 abril, 2006
Modificación: 16 mayo, 2020
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La noche oscura

Volviendo a la iluminación de la noche por las estrellas, nos centraremos ahora en un aspecto objetivo de la nocturnidad: la oscuridad. La noche puede ser vista, como hemos reconocido antes, como una “manifestación” del caos primigenio, y como tal una de sus cualidades es la oscuridad. El estado de las cosas antes de la creación se representa a través de la imagen de las aguas del océano primordial Nun. Sus cualidades están bien definidas gracias a la cosmogonía hermopolitana. Ésta explica que el caos primordial tenía cuatro propiedades, personificadas en cuatro parejas divinas que generaron la Colina Primordial donde apareció la flor de loto o el huevo del que surgió el niño primordial, el demiurgo luego convertido en sol. Estas cuatro parejas eran: Nun y Naunet, “el líquido primordial”, Heh y Hehet, “la infinitud espacial”, Amón y Amonet, “lo oculto”, y Kek y Keket, “las tinieblas”. Es interesante destacar que en época tardía una nueva pareja divina se encuentra entre estos dioses primordiales. Es la formada por Gereh y Gerehet, personificación de la noche, bien documentada en el templo de Hibis en El Jarga. Este hecho hace más lógica la identificación de la noche como manifestación del caos primordial. Y en ese caos reina la oscuridad porque el sol aún no ha surgido por primera vez, como durante la noche el sol se hunde en las aguas del caos primordial, dejando la tierra en tinieblas. Se ha interpretado que Kek representaría la oscuridad antes del amanecer ya que se encuentra en la última hora de la noche, y Keket sería la oscuridad justo después del anochecer, porque se sitúa en la primera hora de la noche. Serían respectivamente, “el que trae la luz” (“El que trae el cielo brillante”, Libro de la Noche, 12ª hora de la noche) y “la que trae la noche”.

Mitológicamente, la oscuridad de la noche también está representada por la diosa cosmogónica Neftis. Ésta se equipara, en los Textos de las Pirámides, a la barca nocturna del dios solar Re, identificándose con la oscuridad de la noche y con la muerte como paso a la otra vida. Al contrario, su hermana Isis, identificada con la barca diurna de Re, es vista como la regeneración de la vida y como la misma vida, ya que rescató el cuerpo de su hermano y esposo Osiris, lo resucitó y engendró a Horus milagrosamente (porque el único miembro que no pudo recuperar de Osiris fue su pene).

Por tal oscuridad, el color de la noche es preferentemente el negro, como el de la muerte. La simbología del color negro está igualmente relacionada con el Mundo Inferior y la regeneración. Osiris puede representarse en verde por la significación de su resurrección ligada a la vegetación, y en negro por el mismo motivo y por ser color propio de la muerte. Egipto es llamado Kemet, “la tierra negra”, porque el negro es el color de la tierra fertilizada por el limo dejado en ella tras la inundación y retirada de las aguas. Así, la simbología de la noche ligada a la muerte y al caos en su función regeneradora se trasmite también a través de su color.

En este aspecto del color, es curiosa la relación que existe entre los términos “noche” (gereh) y “negro” (kem) y el concepto de “completo”, cuya grafía es igual a la de las dos palabras anteriores, gereh y kem, únicamente cambiando el determinativo de “noche” y “color” respectivamente por el de concepto abstracto:

signo Y1

Esta relación de palabras podría llevarnos a pensar en que los antiguos egipcios identificaban la oscuridad propia de la noche y del color negro con el concepto de “totalidad”. El caos primordial contenía en potencia todo lo que luego será creado. Así que la masa oscura, informe y silenciosa de las aguas primordiales del Nun eran, por así decirlo, “el todo”[8]. Si la noche se identifica con tal estado de cosas que precede a la creación, ya tenemos el resultado de la ecuación: la noche oscura, es decir, negra, remata el día y así lo completa.

Una interesante teoría sobre la oscuridad de la noche es la expuesta por Marie Chatelet en un artículo del Boletín del IFAO (CHATELET, BIFAO 18, 1921). Esta autora se detuvo en la descripción e interpretación de la forma gráfica del signo utilizado en la escritura egipcia para “noche”, y conceptos relacionados que veremos más adelante. Desde el Reino Antiguo, especialmente en los Textos de las Pirámides, la grafía empleada para determinar las palabras relacionadas con la “noche”(gereh) consiste en un cielo (pet)[9] sostenido por un bastón o cetro-was[10] o un timón[11], que se ha roto y ha sido reparado, quedando el signo para “noche” como sigue (signos N2 y N3):

N2N3

Y esto es porque cada noche el soporte del cielo cede al peso de éste, que cae sobre la tierra, haciéndose la oscuridad. Pero cada día un dios benefactor frena esta caída del cielo y repara el soporte: con la salida de Re al amanecer, el cielo vuelve a su lugar normal. La imagen del cielo sostenido por el cetro-was es muy recurrida en el arte egipcio, donde muchas escenas se enmarcan entre la tierra y el cielo, que se creía sostenido por cuatro pilares o cetros que simbolizaban los cuatro puntos cardinales.

Más adelante, durante el Reino Medio, la parte inferior del cetro que sujeta el cielo se representa hundida en la tierra, y de ahí derivaría posteriormente, por un fallo de interpretación, la estrella que pende de un cable desde el cielo y que puede ser descendida y ascendida a voluntad para iluminar o apagar la noche (signo N46b):

Image

La imagen de la noche propia del Reino Medio donde el cetro sustentor del cielo se hunde en la tierra seguramente seria la misma que las primeras representaciones epigráficas del signo para “noche”. Los primeros documentos escriturarios de la historia del Antiguo Egipto datan del 3200 a.C. (Predinástico Final). Se trata de etiquetas de marfil y dipinti sobre cerámica hallados en la tumba U-j del cementerio de Umm el Qab en Abidos, “patria” de los primeros reyes de Egipto. El conjunto de signos que nos interesa para este estudio es aquel referido posiblemente a las fincas de procedencia de las ofrendas funerarias: cielo nocturno+montaña (“la montaña de la noche” o finca del oeste) y pájaro-aj+montaña (“la montaña de la luz” o finca del este). En la primera etiqueta (imagen extraída de http://xoomer.virgilio.it/francescoraf/), el signo de la “noche” ha sido interpretado por Vernus (VERNUS, 2001) como un cielo arqueado con un rayo. Pero realmente lo que parece un rayo podría verse como un cetro partido que sostiene el cielo y se clava en la tierra, ya que la línea de base de la tierra parece marcada aquí como en las representaciones de la “noche” en el Reino Medio.

Cielo arqueado con un rayo

Numerosos términos para designar los conceptos de “noche” y oscuridad” han sido utilizados a lo largo de la historia del Antiguo Egipto, muchos de ellos interrelacionados. A modo de ejemplo sólo citaré un par con el fin de ver la gran identificación que el antiguo egipcio hacía entre “noche” y “oscuridad”:

Ijeju = crepúsculo, anochecer, oscuridad
Uj = noche; relacionado con ujt = oscuridad


[8] El Nun es “el todo” en potencia, pero (o porque) es también la falta de todo: falta de diferenciación (unidad), falta de luz y color (oscuridad), falta de forma (informidad), falta de sonido (silencio), falta de muerte (atemporalidad), falta de límites…
[9] Signo N1N1
[10] Signo S40S40
[11] Signo P8P8o signo P10P10

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