Escenas de cocina en tumbas privadas tebanas del Reino Nuevo
Por Cristina Pino
2 diciembre, 2008
Modificación: 23 abril, 2020
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En las tumbas privadas tebanas del Reino Nuevo hay numerosas referencias a las diferentes formas en que los egipcios preparaban los alimentos, aunque la mayoría de las escenas está relacionada con las técnicas de conservación de aves y pescados y la elaboración del pan y la cerveza. Las que se refieren específicamente al modo de cocinar son escasas. De acuerdo con Porter y Moss[1], las tumbas en las que se representa dicha ocupación y el contexto iconográfico en el que se desarrolla son las siguientes:

Número

Dueño

Época-Reinado

Contexto

TT 59

Ken

Principios Dinastía XVIII

Banquete

TT 100

Rejmira

Thutmose III

Supervisión

trabajos templo

TT 112

Menjeperaseneb

Thutmose III

Banquete

TT 85

Amenemhab-Mahu

Thutmose III-

Amenhotep II

Supervisión

provisión tropas

TT 79

Menjeperaseneb

Amenhotep II

Banquete

TT 92

Suemnut

Amenhotep II

Supervisión

trabajos

TT 93

Kenamon

Amenhotep II

Supervisión

trabajos

TT 57

Jaemhat

Amenhotep III

Supervisión

cosecha

TT 334

Sin nombre

Amenhotep III

Banquete

TT 254

Amenmose-Mesu

Fin Dinastía XVIII

Homenaje

esposa

TT 178

Neferrenpet-Kenro

Ramsés II

Supervisión

trabajos templo

TT 360

Kaha

Ramsés II

Religioso

TT 302

Paraemheb

Ramésida

Parece que en las apreciaciones de Porter y Moss hay un error en cuanto a la tumba de Neferrenpet (TT 178)[2] del reinado de Ramsés II, pues no hay imagen alguna referida a la cocina, sino una representación en varios registros del proceso de fabricación de piezas de metales preciosos. Los textos que acompañan la secuencia dicen: «…Casa del Oro de Amón», a lo que se añade el cargo del dueño de la tumba: Escriba del Tesoro del Dominio de Amón[3]. (Figura 1)

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Figura 1. Tumba de Neferrenpet llamado Kenro (TT 178)

En la mayoría de los casos, estas escenas de cocina están relacionadas con los trabajos que debían ser supervisados por el dueño de la tumba. Ésta es la circunstancia de Rejmira (TT 100)[4], Jaemhat (TT 57)[5], Kenamon (TT 93)[6], Amenemhab, llamado Mahu (TT 85)[7] y Suemnut (TT 92)[8]. En cuatro hipogeos, los dos Menjeperaseneb (TT 79[9] y TT 112[10]), Ken (TT 59)[11] y la TT 334[12], la escena de cocina se encuentra en el banquete fúnebre. Sólo la de Kaha (TT 360)[13] en Deir el- Medina se corresponde con un propósito meramente religioso. De la TT 302 de Paraemheb no hay referencia alguna, mientras que en la de Amenmose llamado Mesu (TT 254) (Figura 2)[14], se integra en la escena en la que el difunto está recibiendo el homenaje de la esposa a las puertas de su casa.

Sin embargo, el caso más llamativo de este tipo de representación en las necrópolis tebanas, por lo insólito en una tumba real, es el que se encuentra en el hipogeo de Ramsés III (KV 11). En la cámara lateral, denominada C2, se desarrolla en registros alrededor de la sala, una sucesión de representaciones de las actividades que se realizaban en palacio, entre las que se encuentran las cocinas y sus trabajadores (Figura 3)[15]

 

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Figura 2. Tumba de Amenmose llamado Mesu (TT 254)

El programa iconográfico de las tumbas egipcias responde a un objetivo primordial, la inmortalidad de sus dueños, de aquellos que pertenecían al grupo social que alcanzó el privilegio de poseer un enterramiento, privilegio que sólo el rey, propietario de toda la tierra de Egipto, podía conceder[16].

Así, las escenas representadas se refieren exclusivamente a las actividades de las clases acomodadas y a las tareas que se relacionan con su profesión. Constituían una elite en cuya alimentación[17] era un componente importante la carne, siendo la de buey la más apreciada y cara. Las gentes del pueblo sólo podían consumirla cuando se producía el reparto de los animales sacrificados en las fiestas religiosas. Pero había otras carnes más asequibles como la de oveja, cerdo y, sobre todo, aves, entre las que se encontraban especialmente los patos y los gansos. También comían pequeños animales fáciles de atrapar, ratones y erizos principalmente. Parece que era el pescado del Nilo el que proporcionaba proteínas a las clases populares.

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Figura 3. Tumba de Ramsés III (KV 11)

Las verduras eran una de las fuentes de alimentación más consumidas, sobre todo la cebolla, tan importante en la dieta de los trabajadores que se pagaba con ella a los obreros de Deir el-Medina. Desde el Reino Nuevo se cultivaban el puerro, el pepino y el apio. La lechuga era no sólo un alimento sino también un medio para obtener aceite de sus semillas. Comían también plantas acuáticas, incluido el papiro. Sin embargo, había muy pocos tubérculos, uno era el rábano que ya se conocía en el Reino Medio. No está claro que se consumiesen nabos en época faraónica, pero sí está constatado en el periodo grecorromano.

Entre las legumbres destacan las lentejas, las judías, los guisantes, los altramuces y los garbanzos. Los cereales, profusamente empleados en la elaboración de productos básicos como el pan o la cerveza, tenían otras aplicaciones alimentarias, especialmente la cebada y el trigo.

Los egipcios acomodados hacían tres comidas al día, tomaban una colación ligera por la mañana, una abundante al mediodía y la cena al anochecer. Los trabajadores, seguramente, sólo comían dos veces, un desayuno con pan y cebollas y una comida principal al mediodía. Entre los pudientes, de cuyas costumbres tenemos más testimonios, existía el hábito de lavarse las manos antes, pero todos comían con los dedos, como lo demuestran los relieves de las tumbas de Amarna[18], únicas representaciones en las que aparece la familia real comiendo.

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Figura 4. Tumba de Menjeperaseneb (TT 79)

 

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Figura 5. Tumba de Rejmira (TT 100)

O bien nunca se hicieron o no se han conservado, el caso es que hasta nosotros no han llegado libros de cocina, aunque muchas recetas médicas pueden considerarse como tales. En egipcio existen dos palabras para expresar cocinar: psi, cuyo significado se relaciona con hervir o cocer, pues es una palabra utilizada para referirse tanto a la carne como a la leche, y asher que expresa la acción de asar. Parece que la forma más corriente de preparar las carnes era el asado. Las aves se sostenían ensartadas en un espetón al fuego libre mientras le daban vueltas, e igualmente se hacía con los corderos, e incluso con los bueyes, aunque los trozos pequeños de estos animales se cocinaban. En la tumba de Menjeperaseneb (TT 79), un sacerdote que vivió durante el reinado de Amenhotep II, es muy probable que los encargados de proveer a los invitados del banquete estén guisando la carne de un buey que acaba de ser despedazado. El troceado se representa a continuación y algunos de los pedazos se están secando en un recuadro del registro superior (Figura 4).

El pescado también se asaba y guisaba, y parece que era muy estimada la preparación de las huevas de mújol secadas al sol, tal y como se representa en varias tumbas del Reino Antiguo[19].

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Figura 6. Tumba de Kenamon (TT 93)

Un postre muy apreciado debía ser el que en la tumba de Rejmira (TT 100)[20] se denomina shat, un pastel hecho a base de chufas que, una vez machacadas, convertían en una harina gruesa (Figura 5). Mezclaban esta harina con grasa y miel y la masa resultante se horneaba metida en unos moldes triangulares. El proceso de elaboración se describe en las imágenes que ocupan los registros superiores en el lado Sur del muro Oeste de la gran sala longitudinal y los textos[21] que las acompañan explican:

«Batiendo las chufas en la Casa del Tesoro del Templo de Amón, para hacer grandes ofrendas en el conjunto de festivales que Su Majestad ha dispuesto de nuevo. Los servidores de la Casa del Shat».

En una de las secuencias de esta escena, dos hombres se encuentran a cada lado de una cocina. El texto entre ellos dice «Poniendo grasa», frente al de la derecha y «Haciendo un shat» junto al que remueve la masa a la izquierda. La cocina sobre la que se hierve la mezcla se representa en otras dos escenas de sendas tumbas: la ya mencionada de Menjeperaseneb (TT 79) y la de Kenamon (Figura 6).

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Figura 7. Maqueta de Meketra

Se trata de una pieza cilíndrica y con una pequeña abertura en la parte inferior en forma de arco o adintelada. Wilson[22] reconoce en este utensilio el jeroglífico que representa el sonido G, signo W12 de Gardiner[23]. En las escenas de tumbas de los Reinos Antiguo y Medio no aparece este tipo de cocina, sino otra que presenta una superficie de borde ondulado. Así es en la mastaba de Idu en Saqqara del Reino Antiguo y en las tumbas de Antefoker en Tebas (TT 60)[24] (Figura 7) o de Amenemhat (BH 2) en Beni Hassan del Reino Medio[25]. En la maqueta de la carnicería de la tumba de Meketra que se encuentra en el Metropolitan Museum de Nueva York (Figura 8)[26], hay una cocina de estas características de borde ondulado, forma que permitía la salida del humo cuando sobre ella se ponía el cacharro. Parece que éste es el modelo que se reproduce en los muros de las tumbas mencionadas y que en el Reino Nuevo ya no vuelve a aparecer. Debió ser sustituido por el ejemplar cilíndrico con abertura en la parte inferior, usado, probablemente, cuando se necesitaba someter un producto a cocción, pues es este el recipiente donde en la TT 175 se prepara un ungüento (Figura 9)[27]. No obstante, también este modelo se encuentra en la misma maqueta de Meketra.

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Figura 8. Tumba de Antefoker (TT 60)

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Figura 9. TT 175

Entre los objetos que Montet encontró en la tumba de Psusennes en Tanis en 1940, había uno de bronce en forma de baúl (Figura 10), cuyas medidas son 24 cm. de alto, 36,5 de largo y 26,5 de ancho, y con tapa agujereada[28]. Hoy se encuentra en el Museo de El Cairo (JE 85910).

Muy probablemente, se trata de la versión suntuosa de un horno que se utilizaba para calentar la comida mientras se trabajaba al aire libre, como puede apreciarse en la tumba de Jaemhat (TT 57) (Figura 11), al Sur del muro Este donde se representan las tareas agrícolas inspeccionadas por el dueño de la tumba[29]. En el registro inferior, un conductor de carro duerme sentado mientras sus animales son alimentados y otro hombre descansa dormitando sobre sus rodillas. En cada extremo hay un objeto cuya forma responde a las características del hallado por Montet; en el de la izquierda, bajo un árbol, un servidor abre el artefacto en cuestión e introduce algo en él; el de la derecha permanece cerrado y sostiene en su tapa una bandeja con alimentos. La representación no proporciona más datos sobre el funcionamiento del utensilio, pero es probable que el interior contuviese algún tipo de combustible incandescente y los alimentos se colocasen sobre la tapa agujereada. Así, a la izquierda el sirviente estaría introduciendo el combustible en el horno, mientras que en el objeto de la derecha, que se encuentra cerrado, se estaría calentando la comida que contiene la bandeja apoyada sobre la tapa.

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Figura 10. Calentador de bronce de Ramsés II

Los recipientes para cocinar más frecuentes en las representaciones del Reino Nuevo son las cazuelas de base redondeada y profundidad variable, provistas de dos asas, y que se pueden ver en las tumbas de Menjeperaseneb (TT 79), Rejmira (TT 100) y Kenamon (TT 93). En la tumba de Ja en Deir el- Medina se encontraron unos ejemplares de bronce de estas cazuelas que ahora están en el Museo Egipcio de Turín[30]. Pero la mayoría de la población debía emplear las hechas de barro, de las que se conservan abundantes ejemplos en muchos museos.

Para remover el contenido se usaban largos palos, como se puede apreciar en las tumbas de Rejmira y Menjeperaseneb (TT 79), y también cucharas, como sucede en la de Kenamon.

Prácticamente todos los que preparan comidas en estas escenas del Reino Nuevo son hombres. Sólo en el hipogeo de Ken (TT 59) hay una sirvienta realizando estas tareas. Sin embargo, durante el Reino Medio se representan mujeres en escenas de cocina; concretamente en las tumbas tebanas aparecen en dos, la de Antefoker (TT 60) (Figura 11) y la de Djar (TT 366)[31]. También son mujeres las que cocinan en la estela de Jeti del Museo de El Cairo. Ken (TT 59) construyó su enterramiento a principios de la Dinastía XVIII, lo que puede indicar que esta única introducción de una mujer en semejantes tareas no es sino una continuidad con las escenas del Reino Medio.

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Figura 11. Tumba de Jaemhat (TT 57)

Ya en la tumba de Menjeperaseneb (TT 79), del reinado de Amenhotep II, sólo hay hombres cocinando en la preparación del banquete funerario. Las dos escenas de Rejmira, al desarrollarse en las dependencias del Templo de Amón, muestran igualmente hombres ejecutando estos trabajos, y así se mantiene la representación de esta actividad en las tumbas tebanas a lo largo del Reino Nuevo.

La razón de que no haya mujeres realizando estas tareas estriba en que en los hipogeos privados de la antigua Tebas, las escenas están siempre relacionadas con grandes comidas que no se desarrollan en el ámbito familiar. En estas tumbas del Reino Nuevo no existen descripciones de la vida cotidiana en la casa, si exceptuamos la representación del interior de la vivienda de Djehutynefer (TT 104) en la que, no obstante, no se ve la cocina. Por lo demás, esta escena no es sino la descripción de las actividades del dueño de la TT 104 dirigiendo los trabajos de su hacienda.

Las tareas cotidianas de una gran casa eran dirigidas por la nbt pr, la señora de la casa, título que ostentan las esposas de los nobles enterrados en Tebas, en cuyas tumbas nunca se muestran las labores propias de la mujer. Las capillas funerarias pertenecen a hombres, razón por la que no se desarrolló un repertorio de escenas relacionadas con las ocupaciones femeninas en el hogar[32]. Si bien en las casas de los humildes la mujer hacía la comida, en las grandes residencias nobiliarias, al menos durante el Reino Nuevo, este trabajo era realizado por sirvientes varones.

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Figura 12. Tumba de Antefoker (TT 60)

En conclusión, en las tumbas tebanas solo se representan las tareas relacionadas con la cocina que se llevaban a cabo en las casas de los privilegiados o en complejas instituciones como el templo o el ejército.

Únicamente hombres participan de esta actividad y, salvo en la TT 100 de Rejmira, no hay referencia escrita alguna al tipo de alimento o a la forma en que se está preparando.

Notas:

[1] Porter, Moss, 1970: 466. Para estas escenas ver, además: Vandier, 1969, 256-271. Wreszinski, 1988.
[2] Porter, Moss, 1970: números 11 y 12, II, 285.
[3] Hoffmann, 1995. Wreszinski, 1988: fig.74.
[4] Porter, Moss, 1970: 210. Davies, 1943, fig. XLVIII-LI. Wreszinski, 1988: fig. 324.
[5] Porter, Moss, 1970: 116. Wreszinski, 1988: fig. 189-190.
[6] Porter, Moss, 1970: 192. Davies, 1930: 51-52. Wreszinski, 1988: fig. 301.
[7] Porter, Moss, 1970: 170. Wreszinski, 1988: fig. 22 a.
[8] Porter, Moss, 1970: 188. Wreszinski, 1988: fig. 97.
[9] Porter, Moss, 1970: 157. Guksch, 1995: fig. 7. Wreszinski, 1988: fig. 254-255.
[10] Porter, Moss, 1970: 230. Davies, 1933: fig. XXVII.
[11] Porter, Moss, 1970: 121. Wreszinski, 1988: fig. 94 a.
[12] Porter, Moss, 1970: 401.
[13] Porter, Moss, 1970: 424. Bruyere, 1924-1939: fig. XXVI.
[14] Porter, Moss, 1970: 339. Strudwick, 1996: 83-84, fig. XXXI.
[15] Porter, Moss, 1973: 519. Darby, Ghalioungui, Grivetti, 1997: fig. 3.47.
[16] Pino, 2003.a: 1.
[17] En cuanto a la alimentación de los antiguos egipcios, ver: Tallet, 2006. Darby, Ghalioungui, Grivetti, 1977. Ikram, 1995. Strouhal, 1994. Wilson, 1988.
[18] En la tumba de Huya, Número 1, en el lado Este del muro Sur aparece la familia real comiendo. Ajenaton y Nefertiti están sentados en altas sillas frente a Tiyi. El rey se lleva a la boca una brocheta de gran tamaño, la reina saborea un ganso asiéndolo con las manos. Davies, 1905: fig. iv. Pino, 2003.a: 166.
[19] Vandier, 1964.
[20] Manniche, 1993: 42-43. Davies, 1943, Vol. II: fig. XLVIII. Porter, Moss, 1970: número 13, II, 210. Tallet, 2006: 64-67.
[21] Sethe, Helck, 1906-1957: 1141.
[22] Wilson, 1988: 54.
[23] Gardiner, 1988: 529.
[24] Davies, 1920: fig. VIII-IX.
[25] Shedid, 1994: fig. 79.
[26] Hayes, 1990: 263.
[27] Manniche, 1988: fig. 32 y 36. Porter, Moss, 1970: número 4, II, 281.
[28] Pino, 2003.b. Montet, 1951. Montet, 1993.
[29] Pino, 2003.a: 96.
[30] Donadoni Roveri, 1988: 95.
[31] Porter, Moss, 1970: 429.
[32] Robins, 1996: 12.

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Autora Cristina Pino

Artículo publicado en diciembre de 2008, pp. 2-8  en BIAE 64: https://egiptologia.com/biae-numero-64-diciembre-2008/

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