El Evangelio de Judas. Textos coptos del cristianismo
Por Marina Escolano Poveda y Gerardo Jofre
3 agosto, 2009
Modificación: 22 mayo, 2020
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La Lengua Copta

El copto constituye la última fase de la evolución de la lengua egipcia, lengua que se encuadra dentro de la familia lingüística afroasiática o camito-semítica, a la que pertenecen también las ramas semítica, bereber, cushita, chádica y omótica[2]. La lengua egipcia constituye una rama en sí misma dentro de esta familia, y ofrece un campo de estudio especialmente rico para el lingüista, ya que presenta una evolución registrada por escrito que abarca un intervalo temporal de aproximadamente cuatro mil años. El egiptólogo Antonio Loprieno[3] distingue dos grandes etapas en el desarrollo de esta lengua, a las que denomina como egipcio temprano (“earlier Egyptian”), que abarca del 3000 al 1300 a. C. y que comprende el egipcio antiguo, el egipcio medio y el egipcio medio tardío, y el egipcio tardío (“later Egyptian”), que va desde el 1300 a. C. hasta aproximadamente el 1300 d. C., en el cual se encuentran el neoegipcio, el demótico y el copto.

La diferencia entre estas dos fases lingüísticas se centra, sobre todo, en el hecho de que, si bien el egipcio temprano es una lengua sintética, es decir, en la que la sintaxis nominal y el sistema verbal se configura principalmente a través de sufijos, el egipcio tardío va adquiriendo características analíticas, desprendiéndose progresivamente de este uso de sufijos y sustituyéndolos por prefijos y por el artículo.

La denominación de la fase copta de la lengua egipcia procede del árabe qubţî, término que a su vez procede del griego ai)gu/ptioj, “egipcio”. Los coptos designaban su propia lengua como mNtrMNkhme, “egipcio”, término formado por el prefijo mNt-, utilizado para formar sustantivos femeninos abstractos a partir de adjetivos u otros nombres, el prefijo rMN-, abreviatura de rwme N, “hombre de” y khme, “Egipto”, pudiendo ser el término completo traducido como “aquello que pertenece/es de los egipcios”.La fase copta de la lengua egipcia se caracteriza principalmente por su abandono de las escrituras con las que esta lengua había sido puesta por escrito hasta entonces, la jeroglífica, la hierática y la demótica, y la adopción en su lugar del alfabeto griego, al que se añadieron seis o siete, dependiendo del dialecto, nuevos caracteres para representar sonidos inexistentes en griego. Esta utilización del alfabeto griego para la lengua egipcia se ha documentado ya desde el siglo I d. C.[4], aunque encontramos intentos más o menos afortunados desde el siglo III a. C.[5], estando, de hecho, el griego implantado en Egipto como lengua de la administración desde la conquista de Alejandro Magno en el 332 a. C. En el Delta podemos hablar de una situación de bilingüismo griego-egipcio durante el periodo ptolemaico, dada la mayor helenización de este territorio, y el uso de la escritura demótica convivió con el griego en la administración hasta época romana, en que progresivamente fue desapareciendo de la documentación oficial. Los primeros textos egipcios escritos con caracteres griegos, cuya lengua y escritura se ha denominado como “copto antiguo”, y que encontramos en el siglo I d. C., son de carácter mágico, y Sofía Torallas indica que este uso pudo deberse a la necesidad de pronunciar con la mayor exactitud las fórmulas mágicas, algo que se veía facilitado por la anotación de los fonemas vocálicos, que no se realizaba en las anteriores escrituras egipcias[6]. La utilización de este tipo de escritura para la lengua egipcia no se estandarizará, no obstante, hasta los siglos III-IV d. C., en que será utilizada principalmente en textos cristianos.

El vocabulario copto procede en su gran mayoría del egipcio, aunque existe un porcentaje elevado de términos griegos pertenecientes a todas las categorías gramaticales y campos semánticos. Estos términos griegos se adaptan a las reglas de la gramática copta, como por ejemplo en el caso del género de los sustantivos, pasando los neutros griegos a ser masculinos. Los sustantivos, además, aparecen en nominativo singular, no siendo declinados de ninguna forma, aunque en algunos casos toman el plural copto[7]. Torallas indica que, además del griego, el copto tiene influencia de otras lenguas como el bereber, el bedawije o el nubio[8].
La presencia de fonemas vocálicos en la escritura copta ha permitido distinguir toda una serie de diferencias dialectales, algo que es difícil para estadios anteriores de la lengua egipcia debido a esta ausencia, aunque existe constancia de los mismos en textos como el papiro Anastasi I 28, 6, de la Dinastía XIX, donde se dice que un hombre del Delta no puede entender a un hombre de Elefantina[9]. De hecho, la existencia de dialectos es algo esperable dada la especial geografía egipcia, en la que la población se distribuye longitudinalmente a ambas orillas del Nilo. En el caso del copto conocemos cinco dialectos principales, que difieren en el léxico, así como ortográfica y morfológicamente.

El dialecto sahídico, del árabe aş-şa’îd, nombre que recibe el Alto Egipto, ya que era el dialecto de Tebas, fue el utilizado en la traducción de la Biblia, así como por autores como Shenute o Pacomio, convirtiéndose en la forma considerada clásica del copto en el siglo IV d. C. El bohaírico, del árabe al-buhairah, Bajo Egipto, es un dialecto originario del Delta occidental que se extendió por todo el país en el siglo IX, sustituyendo al sahídico como dialecto literario y siendo adoptado como lengua oficial de la iglesia copta en el siglo XI. Actualmente es el utilizado en la liturgia copta. Otros dialectos son el fayúmico, que se hablaba en la región del oasis de el-Fayum, del que conservamos textos que abarcan desde el siglo IV al siglo XI; el mesokémico o egipcio medio, localizado en la región al sur del fayúmico; el licopolitano o subakhmímico, localizado entre Akhmim y Tebas y utilizado entre los siglos IV y V d. C. para la traducción de textos maniqueos y gnósticos, entre los que se encuentran los textos de Nag Hammadi, escritos en subakhmímico o en sahídico con influencia subakhmímica; y el akhmímico, localizado en la zona de Akhmim o Panópolis, que está atestiguado en textos únicamente del siglo III al V d. C., siendo sustituido por el sahídico.

Entre las obras escritas en copto cabe destacar dos grupos principales[10], las traducciones de textos en otras lenguas, y las obras originales de autores coptos. Entre las traducciones son importantes las de la Biblia, que comienzan a producirse en el siglo I d. C., siendo establecida la versión canónica de la Biblia en sahídico en los siglos IV-V, y la bohaírica en el siglo IX. Pese a que la expansión del cristianismo en Egipto se produjo inicialmente en las ciudades griegas como Alejandría, la cristianización del resto del país requirió de la traducción del texto bíblico a la lengua del país. Además, tenemos traducciones de libros apócrifos del Antiguo Testamento, junto con traducciones de textos gnósticos o gnostizantes, como los textos de Nag Hammadi, o textos maniqueos, hallados en el-Fayum. Entre los textos originales coptos los autores principales son Pacomio y sus sucesores (Teodoro, Horsiese), Antonio, Shenute y Besa. La obra más importante de Pacomio, el fundador del monacato en Egipto, es precisamente la Regla Monástica. Shenute, por su parte, es considerado como la cumbre de la literatura copta, y presenta un estilo cuidado, introduciendo la literatura en el campo de la religión. Es asimismo el autor copto más prolífico. Además, tenemos otro tipo de documentos no literarios escritos en copto, como es el caso de cartas de carácter privado o de negocios, o documentos comerciales tales como recibos o contratos.

Los textos coptos han llegado hasta nosotros en distintos soportes, a saber, papiro, pergamino, y óstraca de cerámica o piedra caliza, así como en papel a partir de comienzos del s. IX, que sustituiría finalmente al papiro en el siglo X[11]. Los primeros libros en formato códice, es decir, nuestro concepto de libro actual, aparecieron en el siglo I d. C., sustituyendo en el s. IV a los rollos por su mayor manejabilidad, y algunos de los ejemplos mejor conservados son manuscritos coptos como los que conforman la biblioteca de Nag Hammadi, que datan del siglo IV d. C.

A partir del siglo V, con el concilio de Calcedonia (451), el griego fue progresivamente abandonado. En el siglo VII, no obstante, se produjo la conquista de Egipto por los árabes, imponiéndose el árabe como lengua de la administración, y siendo prohibido el griego en el 715 por el califa Walid I[12]. El copto se mantuvo como lengua de la administración junto con el árabe, aunque su uso se fue abandonando, llegando a ser prohibido en el siglo XI en algunos ámbitos. La religión, a partir del s. XIII, se volcó progresivamente hacia el árabe, ya que el copto era cada vez menos entendido por la población, y en esta época se escriben gramáticas coptas en árabe con el objetivo de que los textos litúrgicos coptos pudiesen ser entendidos. Se puede considerar que el copto deja de ser una lengua viva a partir del siglo XIV, pese a testimonios dudosos de familias que lo continuaban hablando durante el siglo XV, e incluso en el siglo XX[13].

El Evangelio de Judas

Con la aparición del Cristianismo, evangelios que circulaban en griego fueron traducidos en Egipto al copto. El Evangelio de Tomás, el Evangelio de Felipe, el Evangelio de Pedro, el Evangelio de María Magdalena, el Apócrifo de Juan, y la Sabiduría de Jesucristo o el Evangelio de la Verdad, son sólo varios de los textos cristianos que circulaban en copto. En el mundo clásico había numerosos grupos cristianos con distintas ideas y sus seguidores se guiaban por textos religiosos, muchos de los cuales hoy han desaparecido o sólo se conocen a título de cita o fragmento. Otras obras cristianas sin embargo no han corrido, afortunadamente, la misma suerte y contamos con partes importantes del texto o incluso en determinados casos, completas.

Dentro de esa idiosincrasia es donde aparece el Evangelio copto de Judas. El texto está escrito en copto sahídico con ciertas variaciones regionales que hacen pensar su redacción en Egipto Medio. El texto que nos ha llegado no es el original, pues determinadas consideraciones lingüísticas muestran que es una versión copta de un texto griego más antiguo.

Su datación es entorno a finales del siglo III, comienzos del siglo IV según la prueba del Carbono 14 y de acuerdo con el estilo de escritura, pero la obra original es probablemente un texto gnóstico en griego datada entre el año 90 d. C. y el 180 d. C.

El gnosticismo es un conjunto de corrientes sincréticas filosófico-religiosas que llegaron a expandirse con el cristianismo en los tres primeros siglos de nuestra era. Los gnósticos partían de la base de que somos ajenos a este mundo, que estamos atrapados en él, y es preciso recibir “la gnosis”(conocimiento) para poder retornar al ámbito divino de donde procedemos. En Egipto existían numerosos grupos cristianos gnósticos que contaban con distintos mitos. Para estos grupos, la salvación se conseguía aprendiendo las verdades secretas que Cristo reveló. La salvación se podía conseguir mediante el autoconocimiento. Nuestro mundo material procede de una deidad inferior y su observación no nos va a ayudar a salir de él. Sólo un ser divino, un “eón” podía comunicar a los cristianos la forma de salvarse y salir de este mundo. Para los cristianos gnósticos ese “eón” era Cristo. Un ser divino puramente espiritual, humano sólo en apariencia, o bien “un eón” que durante su vida, residió en un cuerpo material.

Los primeros padres de la Iglesia como San Ireneo (180 d.C.) rechazaban estas corrientes que tachaban de herejía. Dentro de estos distintos movimientos gnósticos había uno denominado “Los Cainitas” que supuestamente usaron el “Evangelio de Judas”. Para los cainitas el Dios de este mundo es una deidad inferior, por lo que para venerar al Dios verdadero hay que oponerse al Dios que conocemos. La manera que los cainitas buscaban venerar al Dios verdadero era dando culto a aquellos personajes bíblicos que habían sido mal vistos por Dios. Caín, Coré, la población de Sodoma y Gomorra y después Judas Iscariote.
Para los cainitas Judas no era un traidor, sino el discípulo más querido de Jesús. Un héroe que entiende el mensaje de Jesús y le entrega a las autoridades para ser sacrificado. La obra de Judas permite a Jesús dejar su cuerpo material y regresar al Pleroma del que había venido. <<Pero tú los superarás a todos ellos (al resto de discípulos), porque tú sacrificarás el cuerpo en el que vivo[14]>>

Según Marvin Meyer, el Evangelio de Judas parece ser un texto sético cristiano. Jesús aparece representado como un ser que procede de la divinidad y a de volver a la divinidad. Jesús aparece asociado a Set[15]. Esa asociación explicita consta en la lista de entidades angélicas que gobiernan el mundo inferior y que se mencionan en el Evangelio de Judas.

No menos interesante es la historia del descubrimiento de este evangelio y como ha llegado al público. El Evangelio de Judas ha pasado por tantas vicisitudes que a punto estuvo de desaparecer, hasta el punto de que Rodolphe Kasser piensa que entre un 10% y un 15% del manuscrito se ha perdido para siempre por el maltrato sufrido desde su descubrimiento.

Parecer ser que el manuscrito fue descubierto por unos campesinos egipcios en 1978, en la provincia de El Minya, a unos doscientos kilómetros al sur del Cairo. Dentro de una cueva, había restos humanos, cestas con vidrio romano y dos cajas de piedra caliza con varios códices dentro.

Estos manuscritos eran cuatro códices:

1.-Un tratado matemático en griego (siglo V)
2.-Una copia fragmentaria del Libro del Éxodo en griego (siglo IV)
3.-Una copia fragmentaria de algunas cartas de Pablo en copto. (Epístola a los Colosenses, 1 Tesalonicenses, Hebreos y Gálatas en dialecto sahídico, del siglo IV-V).
4.-El Evangelio de Judas junto a la Carta de Pedro a Felipe, el Primer Apocalipsis de Santiago y el tratado gnóstico sobre Alógenes (estos tres últimos fragmentarios y distintos a los hallados en Nag Hammadi).

Estos cuatro grupos de textos fueron vendidos por los campesinos a un pequeño comerciante de antigüedades bajo el pseudónimo de Am Samiah, quien a su vez lo vendió a un anticuario de El Cairo conocido como Hanna Asabil. A partir de aquí el Evangelio de Judas comienza una historia rocambolesca. Hanna contacta con un poderoso anticuario internacional de Ginebra llamado Nicolas Koutoulakis para conseguir un comprador y así obtener grandes beneficios. Otras operaciones de venta entre Hanna y Koutoulakis no salieron como se esperaba y las negociaciones se deterioraron. Posteriormente hubo un robo en el apartamento de Hanna y tanto los manuscritos como un collar egipcio de oro y una estatua de Isis desaparecieron. Hanna explicó lo sucedido y pidió ayuda a Koutoulakis. En 1982 el anticuario de origen griego recuperó los manuscritos que fueron devueltos a Hanna. Tras la amarga experiencia, Hanna guardo los manuscritos en una caja de seguridad de un banco suizo.

En 1983 Ludwing Koenen, de la Universidad de Michigan, contactó con Hanna y se desplazó a Ginebra junto a David Noel Freedman, Stephen Emmel para examinar y en su caso comprar los manuscritos. La reunión tuvo lugar el 15 de mayo de 1983 y ha sido denominada “Las Mercancías de Ginebra” por la especial importancia de los lotes. La operación acabó enseguida, sin llegar a acuerdo alguno, debido al precio exorbitante de tres millones de dólares que pedía Hanna.

Sin embargo, Hanna permitió durante un corto espacio de tiempo que aquellos expertos examinaran los códices. Debido al poco tiempo con el que contaban, y la imposibilidad de tomar apuntes, Emmel no identificó al Judas del texto, como Judas Iscariote, sino como Judas Tomás. No hay duda que si hubiera habido más tiempo, se habría identificado antes el Evangelio.

Después del fracaso de Ginebra, Hanna viajó a Estados Unidos con la esperanza de vender los manuscritos. Tampoco lo consiguió, así que alquiló otra caja de seguridad y guardó los manuscritos en un banco de Long Island. Regresó a El Cairo y allí estuvo dieciséis años.

Frieda Tchacos Nussberger, quien había estudiado Egiptología en la Ecole du Louvre, en París, era una marchante de antigüedades que en el año 2000 contactó con Hanna para la compra de los manuscritos. Cuando Hanna y Tchacos volaron a Nueva York a recoger los manuscritos de la caja de seguridad, la humedad había hecho estragos y estaban muy deteriorados. Una vez comprados, su propietaria Tchacos, nombre con el que también se conoce al Evangelio de Judas, lo llevó a la Universidad de Yale y el profesor de coptología Bentley Layton, identificó uno de los códices como el Evangelio de Judas Iscariote.

Nussberger localizó a un comerciante de manuscritos antiguos procedente de Ohio, llamado Bruce Ferrini y acordó vendérselo por dos millones de dólares. Ferrini entregó dos cheques para ser cobrados varios meses después y Frieda le entregó los manuscritos. Ferrini intentó venderlos al multimillonario James Ferrell, pero la operación no se llegó a realizar. Nussberger comenzó a sospechar que no llegaría a cobrar los cheques por lo que reclamó la devolución de los manuscritos.

En febrero de 2001, Nussberger recuperó los manuscritos, menos el tratado matemático que fue finalmente adquirido por Ferrini. Pero el problema es que Ferrini había manipulado los códices, lo cuales estaban todavía más deteriorados y desordenados.

En septiembre de 2005[16] Ferrini se declaró en quiebra y puso a la venta su colección. Muchos de sus manuscritos fueron vendidos directamente a Galerias de Arte, coleccionistas e incluso a través de casas de subastas como eBay. En esas fechas numerosos fragmentos coptos de papiros fueron vendidos y corrió el rumor de que algunos pequeños fragmentos de las cartas coptas de Pablo e incluso algún fragmento del Evangelio de Judas podría haber estado a la venta.

Algunos de estos fragmentos fueron adquiridos por el papirólogo Ernest Muro y uno de ellos fue identificado como parte de una carta a los Filipenses, por lo que incluso en el 25th Congreso Internacional de Papirología (agosto 2007) que tuvo lugar en la Universidad de Michigan, en una intervención del profesor Robert Kraft no se descartó la posibilidad de que aquellos rumores tuvieran algo de verdad.

Ernest Muro falleció hace poco más de un año y parte de aquellos papiros fueron revendidos en abril de este año nuevamente vía eBay. Las ventas eran anunciadas como un fragmento de papiro copto, un lote de nueve fragmentos de papiros de códice gnóstico procedente de “Las Mercancías de Ginebra” de 1983 y un fragmento del Éxodo en griego procedente del mismo episodio del año 1983.

Foto 1. Recto. Fragmento en copto dialecto sahídico adquirido en eBay (Octubre-diciembre 2005). Procedencia Michael J. Farr (venta de papiros de Bruce Ferrini).

Foto 1. Recto. Fragmento en copto dialecto sahídico adquirido en eBay (Octubre-diciembre 2005). Procedencia Michael J. Farr (venta de papiros de Bruce Ferrini).

Foto 2. Verso del mismo fragmento.

Foto 2. Verso del mismo fragmento.

(Imágenes procedentes  de KRAFT, R., “Pursuing Papyri and Papyrology by Way of eBay: A Preliminary Report”,  en 25th International Congress of Papyrology, 3 de agosto de 2007, Universidad de Michigan).

Foto 3. Recto.

Foto 3. Recto.

Foto 4. Verso.

Foto 4. Verso.

El mismo fragmento restaurado y puesto a la venta en abril de este año como parte de la herencia del papirólogo Ernest Muro. En la parte del verso puede identificarse una combinación de letras que podría ser parte de  la  palabra cBbio «Humildad», expresión que  aparece hasta tres veces en la epístola a los Colosenses ( 2 veces en el capítulo 2 versículo 18 y 23; y una última en el capítulo 3 versículo 12. ¿Se trata de un fragmento de una de las epístolas paulinas  que venía junto al Evangelio de Judas en 1983? Actualmente las cartas coptas paulinas, están siendo restauradas  en Augsburg por Gregor Wurst para su  posterior publicación.

Finalmente Nussberger puso el manuscrito en manos de la Fundación Mecenas de Arte Antiguo en Suiza y contactó con el coptólogo Rodolphe Kasser. Este especialista se puso en contacto con la restauradora Florence Darbre para realizar la recomposición del Evangelio de Judas. Al equipo se le unión el profesor de coptología Gregor Wurst, de la Universidad de Münster (Alemania). Poco después National Geographic se interesó por el manuscrito y se dio a conocer al público.

El Evangelio de Judas es un documento singular y excepcional. No es una fuente histórica que nos aporte información acerca del Jesús o Judas histórico, pero si nos proporciona datos interesantes sobre los primeros grupos cristianos en Egipto, así como cual era la forma en que algunos grupos gnósticos, como los cainitas, veían a Judas.

Del Judas Iscariote histórico apenas podemos afirmar que fue un personaje real, un discípulo cercano a Jesús durante su ministerio, que tuvo alguna relación con la detención de su maestro y que pudo haber muerto poco después de aquel. No hay consenso entre los eruditos bíblicos sobre el significado de “Iscariote”, tampoco existieron las treinta monedas de plata, su muerte aparece de manera contradictoria. En Mateo (27,5) por ahorcamiento y en Hechos de los Apóstoles (1,18), por una caída. La muerte por ahorcamiento es una recreación del episodio de Ajitófel, quien traicionó al rey David y se ahorcó (2 Sam 15, 1-37; 17,23). En cuanto a la muerte de Judas cayendo de cabeza, es un paralelismo a la muerte de rey Antíoco IV Epífanes (2 Macabeos 9,9-12).

Sea como fuere, el Evangelio de Judas hallado en Egipto ha vuelto a revivir al personaje de Judas y ha aportado un valiosísimo material para el estudio de los primeros textos cristianos.

Bibliografía

– C. CANNUYER, Coptic Egypt. The Christians of the Nile, London, 2001.
– J. ČERNY, Coptic Etymological Dictionary, Cambridge, 1976.
– W. E. CRUM, A Coptic Dictionary, Oxford, 1939.
– A. DE SANTOS OTERO, Los evangelios Apócrifos, Madrid,1999.
– B.D. EHRMAN, El Evangelio de Judas,Barcelona, 2007.
– G. GABRA, M. EATON-KRAUSS, The Illustrated Guide to the Coptic Museum and Churches of Old Cairo, El Cairo, 2007.
– A.H. GARDINER, Egyptian Grammar. Being an Introduction to the Study of Hieroglyphs, Oxford, 1957.
– R. KASSER, M. MEYER, G.WURST, El Evangelio de Judas, Barcelona, 2006.
– R. KRAFT, “Pursuing Papyri and Papyrology bay Way of Ebay: A Preliminary Report”, en 25th International Congress of Papyrology, 3 de agosto de 2007, Universidad de Michigan.
– M. KRAUSE, “Koptische Sprache” en Lexikon der Ägyptologie, vol 3, Wiesbaden, 1980, cols. 731-737.
– T.O. LAMBDIN, Introduction to Sahidic Coptic, Macon, 1983.
– A. LOPRIENO, “Ancient Egyptian and Coptic”, en R. D.WOODWARD, (ed.),Cambridge Encyclopedia of the World’s Ancient Languages, Cambridge 2004, pp. 160-191.
– A. LOPRIENO, Ancient Egyptian. A linguistic introduction, Cambridge, 1995.
– J. OSING, “Dialekte” en W. HELCK, E. OTTO, E. (eds.), Lexikon der Ägyptologie, vol 1, Wiesbaden, 1975, cols. 1074-1075.
– A. PIÑERO, E. GÓMEZ SEGURA, La verdadera historia de la Pasión según la investigación y el estudio histórico, Madrid, 2008.
– J.M. PLUMLEY, An Introductory Coptic Grammar (Sahidic Dialect), Londres, 1948.
– W.C. TILL, Koptische Grammatik (saïdischer Dialekt), mit Bibliographie, Lesestücken und Wörterverzeichnissen, Leipzig, 1955.
– S. TORALLAS TOVAS, Gramática de Copto Sahídico, Madrid, 2001.
– J.A.UBIETA LÓPEZ (dir.), Biblia de Jerusalén. Edición española, Bilbao, 1998.


[1] Quiero dedicar este pequeño artículo a mi profesor de lengua copta, D. ÁNGEL GARRIDOHERRERO, quien pacientemente me descubrió las maravillas de esta lengua y de su literatura, ilustrando cada elemento estudiado con una miríada de ejemplos procedentes de sus vastísimos conocimientos lingüísticos y literarios. (Marina Escolano).
[2] A. LOPRIENO, Ancient Egyptian. A linguistic introduction, Cambridge, 1995, pp. 1-5.
[3] LOPRIENO,1995, p. 5.
[4] S. TORALLAS TOVAR, Gramática de Copto Sahídico, Madrid 2001, p. 27.
[5] T.O, LAMBDIN, Introduction to Sahidic Coptic, Macon 1983, p. vii.
[6] TORALLAS, 2001, p. 15, nota 1.
[7] LAMBDIN, 1983, p. 9.
[8] TORALLAS, 2001, p. 20.
[9] J.OSING, “Dialekte” en HELCK, W. y OTTO, E. (eds.), Lexikon der Ägyptologie, vol 1, Wiesbaden 1975, col. 1074.
[10] Para la explicación de la literatura copta seguimos a TORALLAS, 2001, pp. 21-26.
[11] G.GABRA, M.EATON-KRAUSS, The Illustrated Guide to the Coptic Museum and Churches of Old Cairo, El Cairo, 2007, p. 155.
[12] TORALLAS, 2001, p. 20-21.
[13] TORALLAS, 2001, p. 21.
[14] “el cuerpo en el que vivo”, aparece literalmente mediante la expresión “que carga conmigo”, en el manuscrito (56,19-20) etr vorei Mmoei. R. KASSER, M. MEYER, G. WURST, El Evangelio de Judas, Barcelona, 2006, p. 45.
[15] “El gnosticismo setiano” es una versión gnóstica que debe su nombre al hijo de Adán y Eva quien para sus seguidores, era un ser divino que había descendido a la tierra para revelar los secretos necesarios para la salvación. Hay otras obras gnósticas setianas como El Libro Secreto de Juan o el Evangelio de los Egipcios.
[16] R. KRAFT, “Pursuing Papyri and Papyrology by Way of eBay: A Preliminary Report”, en 25th International Congress of Papyrology, 3 de agosto de 2007- Universidad de Michigan.


Para una correcta visualización de este articulo es imprescindible tener instaladas las fuente de Griego y Copto que desde aquí se pueden descargar. Dentro del archivo en formato zip están las instrucciones para una correcta instalación.

 

Autores Maria Escolano Poveda y  Gerardo Jofre 

 

(Mejora de SEO/Readability/Presentación… 22 de mayo de 2020. No hay cambios en contenidos o ilustración)

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