El Barquero Celestial en los Textos de las Pirámides
Por Jorge Roberto Ogdon
13 octubre, 2003
Modificación: 21 abril, 2020
Visitas: 28.376

 7. Evolución del mito del Barquero Celestial

I. Los Textos de los Sarcófagos

A partir del Reino Medio el mito del Barquero Celestial pierde, definitivamente, su carácter mitológico y se transforma en un encantamiento funerario, ya que el uso de la barca-mejenty es absolutamente indispensable para que el difunto pueda alcanzar la región de la bienaventuranza[32].

Generalidades

Como bien sabemos, la literatura religiosa egipcia -y, especialmente, aquella destinada para uso funerario- nunca ha sido estática; ha estado sujeta a cambios, supresiones y adiciones a lo largo del tiempo[33]. Por lo tanto, no debemos sorprendernos al encontrar, en los TdS, interesantes variaciones que atañen a nuestra investigación.

Lo primero que distinguimos es una inversión del destino al que el difunto desea llegar:

(el Barquero pregunta) ¿Conoces el camino por el que tienes que viajar?
(el difunto responde) Conozco el camino que tengo que recorrer… estoy yendo
al Campo de Cañas
[34]

De esta manera, la dirección cambia, ya que el destino no es el «Campo de las Ofrendas» sino el «de las Cañas», la porción meridional del Cielo.

El difunto que ha sido justo y recto en vida llegará al «Lugar del Transporte (fluvial)» (CT I, 134), gracias a la intervención de Nofret-amente, la diosa que personifica el Oeste/Occidente[35], y, una vez allí, atraerá la atención del barquero dirigiéndose a él en el estilo vocativo clásico de los textos funerarios[35ª]: i mejenty pu, «¡Oh, este barquero![36]«. El espíritu del muerto se muestra temeroso de carecer de una barca para un cruce feliz: «¡No me dejéis sin una barca![37]«, clama, repitiendo un acto que es magnificado por los notables en sus autobiografías como uno de sus deberes sociales hacia los menos favorecidos: hacerles cruzar el río de una orilla a la otra. Más aún, existe un encantamiento específico para tal propósito[38]. Y ya que el difunto es un «espíritu radiante equipado» (aju iqer) -como los textos egipcios gustan en decirlo -a quien su barca debe ser traída (CT V, 154a-b), puede atreverse a llamar a Heref-haef del siguiente modo: «… ¡Tráeme ésta (barca) y transpórtame al otro lado, con estas bolsas que están en mis manos, porque he devenido un «dios» (necher)!»[39].

Pero no todo es fácil para el espíritu recién llegado; el barquero exige respuesta a sus numerosas preguntas antes de admitirle en la barca, y el siguiente intercambio de palabras puede tener lugar:

«(El barquero) ¿Adónde vas?
(El difunto) Voy camino a Ures[40].
(El barquero) ¿Quién eres? Dime los âau para mi[41]. ¿Intentas cruzar al lugar donde el glorioso dios (¿Ra?) se encuentra? En verdad, este glorioso dios dice: «¿Transportarás hasta mi a alguien que no puede contar sus dedos?»[42].

El Canal Tortuoso

Numerosas son las menciones al Mer Nejai en los TdS[43], aunque no pareciera tener un papel muy importante, encontrándose algo relegado y disperso en este corpus. Ha mantenido, sin embargo, su preeminencia al punto de que el difunto necesita un encantamiento «para cruzar el Canal Tortuoso[44]«, y de que una de las labores realizadas por los espíritus de los fallecidos, en el Más Allá, era la de «llenar (con agua) el Canal Tortuoso[45]«. Igualmente, el muerto desea identificarse con «(el dios-cocodrilo) Sobek, Señor del Canal Tortuoso[46]» y encontrarse a sí mismo «en este portal norteño del Canal Tortuoso[47]«.

Es interesante apuntar los cambios que han tenido lugar en el campo de la paleografía, en donde distinguimos dos variantes principales:

(a) la grafía del término nejai/neja, en donde el logograma-«escama de pez» (Gardiner K6) es reemplazado definitivamente por el del «tallo y hoja de loto» (Gardiner M12)[48]; y

(a) el indicador semántico específico del «canal sinuoso» (en todas sus variantes) es suplantado por el más común determinativo del «canal lleno de agua» (Gardiner N36), que suele aparecer conjuntamente con el de las «ondas de agua» (Gardiner N35)[49].

I. El Libro de los Muertos

Generalidades

Para la época del LdM, esto es, el Reino Nuevo, el Barquero Celestial había declinado en importancia, aún cuando existen varias menciones al acto de traer una barca para el difunto: «¡Oh tú, quien aportas la barca-mejenty de Ra! ¡Vigorosos son tus dedos en el viento, cuando navegamos río arriba!»[50].

Un capítulo especial es un encantamiento «para obtener una barca-mejenty en el Inframundo[51]«, y aquí el difunto debe conocer y decir los nombres de las diferentes partes de las que está construida la barca-mejenty[52]; como lo sugiere la rúbrica de este «dicho», su propósito es llegar al «Campo de las Cañas» para obtener la comida y la bebida celestiales, y para estar «entre los Seguidores de Horus» -lejano resabio del origen mítico Hori-setiano. La viñeta que ilustra este mismo capítulo muestra al muerto parado a la proa de la barca, navegando por un curso acuático (¿el Mer Nejai?).

En el papiro (Museo Británico 10470) de Any, encontramos otra viñeta -que reaparece en una copia tardía de la «versión Saíta» del LdM, cual es el papiro (Museo Egipcio de Turín 1791) de Iufânj[53]-, en la cual el difunto aparece con una mano elevada, en actitud de adoración, ante un genio antropo-momiforme que está sentado en una barca y cuya cabeza está completamente dada vuelta. Es interesante notar que, en el mismo papiro, pero en la ilustración de la Sala del Juicio Osiriano, correspondiente al Dicho 125, volvemos a encontrar una mención al barquero, en este caso denominado Heref-haef, quien aparece como una de las deidades ante las cuales el muerto debía negar la comisión de alguna transgresión; el texto dice: «¡Oh Heref-haef, quien ha salido de su caverna!» y la columna concluye con la representación del logograma para «dios» (Gardiner A40), sólo que el personaje tiene su cabeza completamente vuelta hacia atrás. Esta representación y el pasaje que la acompaña son muy reveladores en cuanto a otras maneras de reproducir al Barquero Celestial. En efecto, en idéntico contexto, pero esta vez en el papiro (Museo Británico 10472) de Anhai, datado en la Dinastía XXI, aparece el texto citado (esta vez continuado por una invocación a la diosa-gata Bastet), sin variantes, pero terminando con el logograma de un genio antropo-momiforme sentado, cuya cabeza, esta vez, es la de una serpiente, que, igualmente, está girada en 180°[53ª].

Hemos de acotar que el texto del Dicho 93, al que la viñeta de adoración del barquero pertenece, no es muy auspicioso: su objetivo es evitar que el muerto alcance «el lado oriental del Cielo», enseñando una total inversión del propósito originario. Es precisamente a ese sitio adonde el difunto quiere ir en las tradiciones más tempranas, por lo que hemos de tomar esta contradicción como un elemento que denota, quizás, la influencia osiriana posterior sobre los «sitios paradisíacos» de ultratumba[54].

El Canal Tortuoso

Tampoco el Canal Tortuoso ha conocido un mejor destino en la «versión Tebana» del LdM, y pasaría completamente desapercibido si no fuera por un texto anotado por É. Naville, que dice[55]: «Yo (= el difunto) sigo el camino del Gran Dios (¿Ra?) y navego el canal-Nejau. Este curso acuático meridional. Yo escucho la palabra de los dioses».

Finalmente, A. Bayoumi[56] ha creído discernir este canal en un pasaje que menciona a cierto Mer Jaru, aunque él mismo tuvo ciertas reservas al respecto, a todo lo que nosotros no podemos ofrecer otros argumentos.


[32] Sin embargo, algunas trazas mitológicas pueden encontrarse en ciertos pasajes, haciendo alusión directa a las Contiendas; p.ej. CT I, 259a-c.
[33] Sobre este tema, ver ahora S. Morenz, Egyptian Religion (Londres, 1973), 222-4.
[34] CT V, 105b.e.h; cf. III, 174a y ss.
[35] Sobre esta diosa, ver ahora J.R. Ogdon, «A New Dramatic Argument in the Coffin Texts (Spells 30-37)» en L’Égyptologie en 1979. Axes prioritaires des recherches II (París, 1982), 37 y ss.; Id., «Apropos of the Name and the Iconography of Nfrt-Imntt, the Personification of the West» en Apuntes de Egiptología, año II, vol. N° 2 (1998), 10-27. En el futuro próximo, ver Id., Nofret-amente, the Personification of the West in ancient Egyptian religion (inédito), passim.
[35ª] Sobre el estilo vocativo en textos religiosos y mágicos, ver i.a. A.H. Gardiner, o.c., 67 § 87 y 189 § 258; J.R. Ogdon, «Studies in Ancient Egyptian Magical Thought, IV. An Analysis of the Technical Language in the Anti-Snake Magical Spells of the Pyramid Texts (PT)» en DE 13 (1989), 60-1.
[36] CT V, 120a, 121c; cf. IV, 367.
[37] CT V, 174d = 188g. Cf. «… si el Ojo-de-Horus no está sin una barca, entonces yo no estaré sin una barca» = CT III, 76g-h y VII, 397f y 398a-c (Libro de los Dos Caminos).
[38] «Dicho para taer la barca-mejenty» = CT V, 68b = V, 73c; cf. «Dicho [para] traer la barca-mejenty del Cielo en el Inframundo» = CT V, 75b (T2L) y 174a.
[39] CT III, 174i-l.
[40] CT V, 68e. Ures es una localidad mitológica ubicada en la región oriental del Cielo (CT V, 103e), pero desconocida en otras fuentes.
[41] CT III, 95g. Sobre las âau, ver R.O. Faulkner, The Ancient Egyptian Coffin Texts I (Warminster, 1973), 157 n. 10.
[42] CT V, 115a-d; ver tamb. V, 154a y ss. Esta «ordalía» tradicional aparece ya en TdP § 601e, y, de acuerdo a B. Gunn (en ZÄS 57 [1922], 7-8), refiere a las propiedades matemáticas del Ojo-Uedyat. Cf. H. Grapow, Über das 17 Kapitel des ägyptischen Totenbuches und seine religionsgeschichtliche Bedeutung (Berlín, 1912), 10. J. Gwyn Griffiths, o.c., 30 , sugiere que la «numeración de dedos» está relacionada con algún medio de curación o con la aplicación de un remedio, también relacionado con el Ojo-Uedyat, todo lo cual nos parece muy improbable. Deseamos llamar la atención sobre un párrafo del LdM Dicho 24, l. 24 (ver infra nota 50 para las referencias bibliográficas), en el que se afirma que el barquero tiene «dedos vigorosos» cuando navega río arriba bajo condiciones de ventiscas adversas: ¿podría ser que el «conteo de dedos» tuviera algo que ver con la habilidad del barquero para manejar la vela de la barca al momento de la travesía del Canal Tortuoso? Quizás algún marino experimentado pueda resolver esta cuestión.
[43] Cf. la presunción equivocada de A. Bayoumi, o.c., 107.
[44] CT II, 405.
[45] CT III, 326j. Nótese el indicador semántico.
[46] CT IV, 1 = IV, 36.
[47] CT IV, 380; y cf. I, 265.
[48] P.ej., CT I, 270e.
[49] íbidem.
[50] LdM Dicho 24, l. 4; E.A.T. Wallis Budge, Papiro de Ani, 85-6 y cf. 88 (= papiro Museo Británico 10470, xv, l. 3).
[51] LdM Dicho 99, ll. 1 y ss.; F. Lara Peinado, Libro de los Muertos. Estudio preliminar, traducción y notas² (Madrid, 1993), 160 y ss.; B. de Rachewiltz, El Libro de los Muertos de los antiguos egipcios (Buenos Aires, reimp. 1993), 115-6 (= papiro Museo Egipcio de Turín 1791 de Iufânj).
[52] íbidem, ll. 10 y ss.
[53] Para el ejemplo del papiro de Ani, ver E.A.T. Wallis Budge, Book of the Dead: An English Translation², 288 (figura); para el papiro de Iufânj, ver B. de Rachewiltz, o.c., [lám. 16, ab initio].
[53ª] Las ilustraciones correspondientes pueden consultarse en A. Rossiter, Famous Egyptian Papyri. The Book of the Dead of Ani, Hunefer, Änhai (Ginebra, [¿1977?]), passim.
[54] E.A.T. Wallis Budge, Papiro de Ani, 110. El Dicho 93 es desafortunado para la religión solar en todas sus versiones; cf. F. Lara Peinado, o.c., 155-6; B. de Rachewiltz, o.c., 112; E.A.T. Wallis Budge, Book of the Dead: An English Translation², loc.cit. Cf. papiro (Museo Británico 10477) de Nu, lám. vi.
[55] LdM Dicho 153, ll. 27-8; A. Bayoumi, o.c., 109.
[56] LdM Dicho 159b, ll. 9-11; Dicho 109, ll. 2-3; Id., loc.cit.

Páginas: 1 2 3 4 5 6 7 8 9

Whatsapp
Telegram